Por J. Steven Svoboda
Warren Farrell es prácticamente una institución en el movimiento de hombres. Warren comenzó su carrera como un ardiente feminista, escribiendo un libro, El hombre liberado (1974), que en su mayoría se concentró en cómo los hombres pueden apoyar al movimiento de mujeres. Él es el único hombre que ha sido elegido tres veces en el consejo de la Organización Nacional para las Mujeres [NOW, por sus siglas en inglés] en la ciudad de Nueva York.
Warren posteriormente transformó su punto de vista y escribió dos libros más, Por qué los hombres son como son (1986) y el más radical El mito del poder masculino (1993), habiendo sido ambos de gran valor para los hombres y el movimiento de los hombres. El New York Post denominó a Por qué los hombres son como son “el libro más importante que se ha escrito sobre el amor, el sexo y la intimidad”. Warren ha sido miembro de los consejos directivos de la Organización Nacional para el Cambio de los hombres pro-feministas (ahora la Organización Nacional de Hombres contra el Sexismo (NOMAS)) y el Congreso Nacional de Padres e Hijos. Warren está terminando su cuarto libro, Los siete mitos más grandes sobre los hombres, programado para su publicación en 1997. Sigue un exigente calendario de talleres y charlas para dar a conocer sus libros.
El entrevistador, J. Steven Svoboda, es un abogado de 36 años de edad que ha reorganizado su vida laboral para que le permita dedicar la mayor parte de su tiempo a trabajar por los hombres. Está escribiendo un libro, así como artículos de periódicos y cartas sobre asuntos de los hombres, la escritura y la realización de obras de teatro en solitario sobre asuntos de los hombres, haciendo trabajo legal y de derechos humanos en favor de los hombres, y a ayudar a organizar el trabajo del nuevo capítulo de la Coalición Nacional de Hombres Libres del Norte de California.
Steven habló con Warren en la casa de Warren, cerca de San Diego, el 22 de septiembre de 1996. Warren es un anfitrión y un entrevistado humilde y amable. Él ha hecho su camino con un tremendo costo emocional y financiero para sí mismo, como menciona en la entrevista, y sin embargo nunca cae en la autocompasión. Él es un hombre que es fácil de admirar y tener simpatía.
Steven: ¿Cómo desarrollaste este interés apasionado en las cuestiones de los hombres?
Warren: Es una derivación de mi experiencia en los años cincuenta, crecí durante la época de McCarthy, en ese entonces escuchaba una gran cantidad de supuestos en los que América era maravillosa, y el comunismo terrible. No era capaz de entender que en un grupo estuviesen todos los ángeles y en el otro grupo, todos los demonios. Me quedé de alguna forma sorprendido de que cuando denuncié eso, todos asumieran, de inmediato, que era un demonio.
Y luego, en 1956 o 1957, cuando me fui con mi familia a Europa, inmediatamente allá la gente me dijo que mi opinión sobre esta cuestión era 100% correcta. Yo tenía 14 o 15 años entonces. Así que me sentí respaldado al respecto. Registré mentalmente que mis “locas” ideas no eran locuras. A lo largo de mi vida siempre me he sorprendido de que la gente no sabe escuchar a otras personas, que no puede escuchar su mejor intención, que parece tener una enorme necesidad de demonizar.
Así, cuando el movimiento de mujeres surgió en los años sesenta, me sorprendió una vez más que todo el mundo las convertía en quemadoras de sostenes, y no eran capaces de entender las cosas buenas que estaban diciendo estas muejres. Y muy pronto, decidí que estaba tan interesado en eso que cambié el tema de mi tesis doctoral y la escribí sobre el potencial político del movimiento de mujeres, por su capacidad para efectuar un cambio en las actitudes y comportamientos hacia las mujeres. Cuando empecé a hacer eso, también entendí que escribir una tesis es un poco como masturbarte, lo que escribes no se le comunica a nadie. Así que decidí escribir un libro. La oportunidad surgió cuando escribí un artículo para la convención de la American Political Science Association que fue descubierto por el New York Times. Me pidieron que lo tradujese de lenguaje académico (la jerga intelectual) a inglés. Casi al mismo tiempo, fui elegido por la Junta de Directores de la Organización Nacional de la Mujer en Nueva York. Empecé a ser reconocido en los años setenta, soy el único hombre en los Estados Unidos que ha sido elegido tres veces en la junta de NOW en Nueva York.
Todo iba bien hasta que a mediados de los años setenta, NOW se expresó en contra de la custodia compartida. Yo no podía creer que quienes se consideraban pioneros en la lucha por la igualdad dijeran que las mujeres deben tener el poder de decisión en cuanto a tener o no hijos– que los niños no tuvieran los mismos derechos de tener un padre que una madre.
Steven: Como un ex-ardiente feminista, ¿cuál es tu visión actual del feminismo?
Warren: Defiendo al 100% de las posiciones del feminismo que empoderan a las mujeres y me opongo al 100% de las posiciones que hacen de la victimización un arte. Cuando veo estadísticas en las que los hombres ganan un dólar por cada 59 centavos que ganan las mujeres –o 76 centavos– estadísticas que son totalmente falsas y extremadamente engañosas, o estadísticas que dicen que los hombres golpean más las mujeres que las mujeres a los hombres, entonces les explico a las feministas por qué no dicen la verdad, pero ellas ni siquiera me quieren escuchar, bueno, me recuerda a lo que Mark Twain solía decir: “La miseria ama la compañía, pero odia la competencia”. Esta frase define al movimiento feminista. Les encanta la compañía de personas que se identifican con sus víctimas, pero se olvidan de mencionar, por ejemplo, las quince principales causas de muerte de los hombres, o que combatir el cáncer de próstata es un proyecto financiado con siete veces menos dinero que combatir el cáncer de mama, para el mismo nivel de muertes, simplemente pierden los estribos.
Steven: ¿Hay situaciones en las que es difícil entender si la posición feminista apoya la igualdad o simplemente apoya las reivindicaciones de las mujeres?
Warren: No muy a menudo. Casi siempre logro descifrarlo con una prueba simple, invertir los papeles. El truco que se tiene que hacer es intercambiar macho/hembra y que encajen lo suficientemente bien para poder hacer una verdadera inversión de roles. Por ejemplo, el equivalente de que una mujer es tratada como un objeto sexual es un hombre tratado como un objeto de éxito. Así, un hombre no puede decir: “Si una mujer en el trabajo me toca el culo yo diría ‘gracias’, ¿por qué dice ella que te demandará?”. El equivalente es una mujer que toma dinero de un hombre, ya que va a cenar esperando que él pague.
Steven: Se ha dicho que el movimiento de los hombres es la única revolución en la historia hecha por una clase supuestamente privilegiada. ¿Cómo podemos luchar contra esta percepción?
Warren: En cierto modo, el libro ‘El mito del poder masculino’ son 500 páginas para desacreditar el mito de los hombres como una clase privilegiada. Una de las secciones, por ejemplo, considera a los hombres como “nigger”: enumerando todas las situaciones en las que los hombres son tratados como ciudadanos de segunda. Así, por ejemplo, los ejércitos los suelen constituir los más desfavorecidos. Imagina decirle a las mujeres, que debido a que 1.2 millones de hombres estadounidenses murieron en la guerra, vamos a crear un plan de acción afirmativa hasta que mueran en la guerra 1.2 millones de mujeres antes de pedir a otros hombres inscribirse en el ejército. Y que todos los que hasta entonces se inscriban en el ejército sean mujeres. Tendremos a mujeres que mueren en la guerra mientras que los hombres se quedan en casa y cuidan de los niños. La mayoría de las mujeres no dirían: “Oh, esto es maravilloso, tengo el privilegio femenino”. El problema de los hombres es que hemos aprendido a llamar ‘poder’ a lo que cualquier otro grupo llamaría impotencia, como recibir medallas por morir o ganar dinero que alguien gasta mientras morimos antes que cualquier otro grupo.
¿Qué pasa si enviamos a las niñas a los nueve años a jugar en el campo de fútbol americano y les decimos que van a tomar este pequeño trozo de piel de cerdo y se van a hacer contusiones, lesiones de médula, roturas de nariz, lesiones de rótula, que tendrán secuelas toda su vida, y que si corren con la piel de cerdo cien metros por el campo, los chicos las querrán más?
Steven: ¿Qué tal crear una acción afirmativa [affirmative action] que apoye el que haya más maestros [hombres] en las escuelas primarias, por ejemplo, para que los niños obtengan los modelos de comportamiento positivo que no necesariamente están recibiendo? Es algo que tendría sentido, ¿no crees?
Warren: Es una idea que tiene un perfecto sentido. Y no es sólo eso, es algo que deja perfectamente claro la manera sesgada de nuestro concepto de una acción afirmativa. No es una acción afirmativa cuando se trata de ayudar a las personas nivelar el campo de juego; lo es cuando se trata de proteger a la mujer y a ciertas minorías, pero cuando se trata de proteger las zonas en las que los hombres son la minoría. Uno puede pensar que, dado que el 85% de los niños que se crían en hogares unifamiliares son educacdos por mujeres, cerca del 85% de los maestros de escuela primaria deberían ser hombres, para equilibrar la feminización que los niños y niñas reciben. Estamos en un periodo muy peligroso. En EUA y en la mayoría de los países industrializados, los hombres son considerados por las feministas igual que los judíos eran considerados en un principio por los nazis. La comparación es abrumadoramente espantosa.
Steven: Usted ha mencionado a este respecto que tanto hombres como judíos fueron acusados de tener todo el poder y ser los creadores de todos los males, y que por ello se permitía tratarlos mal. ¿Cómo podemos hablar de analogías como éstas sin perder totalmente a la gente?
Warren: Tenemos que llegar al extremo de la muerte, porque estás hablando de personas aniquiladas porque eran judíos, y yo estoy hablando de un millón de hombres que fueron a la muerte porque eran varones, eso es el servicio obligatorio en el ejército, es importante para las personas saber que estamos hablando de formas de matar a un grupo de personas porque pertenecen a ese grupo, que la muerte de un judío no es más valiosa o menos valiosa que la muerte de un varón. Yo soy judío.
Steven: ¿Qué pasa con los deportes? ¿Crees que hay una justificación para tener separación por género en los deportes?
Warren: En el deporte profesional, se puede argumentar que hombres y mujeres estén separados, pero no puede argumentar que hombres y mujeres se separen y se les pague por igual. Nadie dice, “Ha habido muy pocos judíos en la NBA, así que vamos a crear una NBA sólo para los varones judíos, y que se les pague por igual, de lo contrario se muestra la discriminación contra los judíos”. Nadie diría eso de los blancos en la NBA. Porque los blancos y los judíos son suficientemente justos para decir: “Espera un minuto. Lo que cuenta es la calidad”. Las feministas han confundido la oportunidad con el resultado.
Cien veces más importante que lo que ocurre a nivel profesional es lo que sucede en nuestro sistema escolar con los deportes. No creo que nada que sea más discriminatorio contra las mujeres de hoy que el hecho de que en ninguna parte del mundo exista un modelo de rol femenino en los deportes de equipo. A las niñas se les priva de los modelos de equipo deportivo. No están siendo privadas de los modelos de deporte individual. Pero el valor de los deportes de equipo es muy diferente y casi todo el mundo lo sabe. Las feministas dicen a menudo: “los hombres están tan preocupados por la competencia, mirad su preocupación por los deportes competitivos”. Es totalmente incorrecto. En los deportes de equipo los hombres se centran en el equilibrio entre el logro individual y el rendimiento del equipo haciendo énfasis en el rendimiento del equipo. No se puede hacer nada en un deporte de equipo que ponga al individuo antes que el equipo, y si lo haces, el equipo te condena al ostracismo.
El segundo objetivo de los deportes de equipo que casi siempre se olvida es la capacidad de separar el tema de la amistad. Me deslizo hasta la segunda base, tú me marcas. Yo digo que estoy seguro, tú me dices que estoy fuera. Digo que tú estás ciego, tú me dices que estoy ciego. Más tarde te diré, “¿Steven, quiere salir a tomar algo?” Y al día siguiente, te estaré lanzando la bola, estaremos cooperando, y juntos estaremos compitiendo con alguien. No nos quedará rencor, sólo dependerá del equipo en el que estemos. Si dos abogados discuten y se insultan en un tribunal y salen y juegan al golf o tenis juntos, las mujeres lo ven y piensan “¿Cómo? Tú estabas atacando únicamente sus pruebas. Él es la defensa de un criminal. Tú eres el ángel “. Y nosotros entendemos que no existen ni ángeles ni delincuentes. Hay líneas de color gris en todo.
Los hombres son, a menudo, mucho menos vengativos que las mujeres, porque son rechazados constantemente todos los días. Aprender a manejar el rechazo es parte de la vida de cada hombre mil veces al año y comienza a aprender la regla básica, que es que si usted se destaca será un rey de los jonrones, pero también será un rey de ponches. Babe Ruth fue las dos cosas a la vez y la mayoría de los hombres con éxito lo son.
Steven: Es una analogía muy interesante la que dibuja entre los hombres cuando son rechazados y los hombres que practican deportes de equipo y adquieren la idea de que pueden competir con alguien y luego ir a tomar una copa con él. ¿Dónde ve usted esa diferencia en la sociedad?
Warren: Creo que ocurre igual que en los deportes de equipo en lo que se refiere a asumir riesgos y rechazo. La buena noticia para los hombres es que aprendemos a manejar el rechazo mucho mejor que las mujeres. La mala noticia es que pagamos un precio por ello, que es el ocultamiento de nuestra sensibilidad y de nuestros sentimientos. Tenemos una costra sobre nuestras áreas rechazadas y pensamos que tenemos que tener éxito, porque sabemos que el éxito es la mejor medicina preventiva contra el cáncer del rechazo femenino, contra el cáncer de nuestra desaprobación como padres, e incluso contra el cáncer de nuestros hijos que piensan que eres maravilloso.
Steven: Lamentablemente, no contra el cáncer que nos mata antes.
Warren: Muy a menudo, no.
Steven: ¿Cree que podría haber diferencias en nuestros roles de evolución en comparación con las mujeres, que podrían haber hecho una diferencia en nuestra actitud hacia el deporte competitivo, o crees que tiene más que ver con la socialización?
Warren: No, claramente tiene que ver con nuestras funciones en la evolución. De hecho, la socialización nos da las herramientas para completar nuestras funciones evolutivas. Estos son nuestros bloques de construcción. La razón para que tú practicaras actividades como las corridas de toros y por la que existían los gladiadores es que se decía a los hombres que serían alabados si aprendían a poner en riesgo su vida y, aun así, actuar. Y aquellos que tenían éxito eran los mejores protectores, así que lo que se tenía que conseguir era que los hombres lo llamasen ‘tener poder’ aunque sufrieran una conmoción cerebral o una lesión en la médula espinal. Así se socializarían para ser desechables. Y la razón de que el subtítulo de ‘El mito del poder masculino’ sea ‘Por qué los hombres son el sexo desechable’ es porque todo en ese libro es una refutación a la creencia de que los hombres tienen el privilegio. En lugar de privilegio es una recompensa por el sacrificio, una recompensa por ser desechable. Si estaban dispuestos a sacrificarse, eran unos héroes. La palabra griega para el héroe era “Serow”, de donde obtenemos nuestra palabra siervo, esclavo y protector. Todo etimológicamente viene de la palabra héroe. Esto resume en una palabra toda la historia de la masculinidad.
Steven: Si bien se ha dicho que los hombres oprimen a las mujeres pero los hombres son oprimidos por la sociedad, yo personalmente estoy convencido de que no hay ninguna diferencia. ¿Qué te parece?
Warren: Los hombres no oprimen a las mujeres más que las mujeres oprimen a los hombres. El concepto de hombre dominante y mujer oprimida es ridículo. Es un invento del movimiento feminista. Lo cierto es que ambos sexos tienen funciones que pueden ser considerados legítimamente opresivas, pero esos papeles no son los papeles diseñados por hombres o mujeres, fueron diseñados por necesidad biológica y de supervivencia. La supervivencia fue el opresor. Y para sobrevivir, no enseñaron a la gente a centrarse en los derechos, se les enseñó a centrarse en las responsabilidades, a centrarse en las obligaciones, por eso nuestros abuelos al escuchar este debate se disgustarían con nosotros. Tenemos una nación de víctimas en lugar de una nación de empresarios, porque estamos centrados en competir para ser una mejor víctima.
La biología de la mujer en un mundo centrado en la supervivencia fue la crianza de los hijos y eso dejó la función social de los hombres para conseguir el dinero para apoyar la función biológica de la mujer. Y no ha sido hasta que las sociedades industrializadas han tenido suficientes ingresos para ayudar al paso de la sociedad de lo que yo llamo la etapa 1, que está centrada en la supervivencia, a la Etapa 2, que se centra en el equilibrio entre la supervivencia y la auto-realización, cuando se pudo producir personas capaces de centrarse en los derechos y oportunidades que tenían.
Pero los hombres no lo tenían todo planeado, ni tienen un sistema de normas destinadas a oprimir a las mujeres. Se podría argumentar que las mujeres enseñaron a los hombres a desempeñar el papel de chófer en la vida, que las mujeres se sentaron en el asiento trasero como madres y nos dijeron que nos colocáramos en el asiento delantero con uniformes para conducir, y descubrimos la mejor manera de llegar al destino sin preguntar direcciones y que la mujer sólo nos despedía si no lo hacíamos bien, y nos mantenía en el empleo si lo hacíamos bien. Se podría argumentar que las mujeres hicieron a los hombres adictos a su sexualidad, y que entonces retiraron el sexo hasta que les proporcionásemos una fuente de ingresos. Se podría argumentar que las mujeres encontraron una forma de lavado de cerebro a los muchachos para ganar dinero, que las mujeres gastan para tener mejores casas mientras nosotros vivimos en las minas y las obras de construcción y nos suicidamos. Podrías decir eso, pero sería una masculinización incorrecta basada en la demonización de la función de la mujer. La verdad es que ninguno de los sexos tenía el poder. Ambos sexos tenían papeles. En lugar de criar a los niños, el papel de los hombres era ganar dinero. Cuando tienes un papel, tienes una obligación, no tienes ‘poder’. El poder es la capacidad de controlar tu propia vida.
Steven: Entonces, ¿cómo se puede llevar a cabo un diálogo sobre los derechos de los hombres en una sociedad que está tan centrada en la victimización?
Warren: En primer lugar debemos centrarnos en la igualdad y decir que tenemos una 14ª Enmienda, que dice que es una violación de la Constitución proteger a un grupo –un sexo, una raza– más que a otro. Se comienza con algo tan simple como por qué registramos en el ejército a chicos de dieciocho años de edad. Puedes hacer preguntas como esas. Luego se analizan algunas de las cuestiones esenciales como, ¿por qué ocurre que los jueces conceden la custodia el 90-95% de las veces a la mujer. Es esto igualdad de protección para los hombres que la quieren? Después haces preguntas como, ¿por qué si se supone que nuestros impuestos están siendo gastados en salud para mujeres y hombres de forma igualitaria es que en 1920 los hombres morían un año antes que las mujeres y ahora nos estamos muriendo siete años antes? ¿No deberíamos poner dinero en la salud de hombres y mujeres con el fin de que los hombres y las mujeres murieran casi por igual?
Comenzamos diciendo que el sistema escolar se ha centrado en ayudar a las niñas en matemáticas, ya que sus resultados eran peores en matemáticas que antes. Ahora lo están haciendo casi tan bien en matemáticas como los niños. Eso es fantástico. Ahora, ¿por qué no estamos haciendo lo mismo para los niños con la lectura, con la tasa de deserción escolar, con el trastorno de déficit de atención, con el uso de drogas como el Ritalin? ¿Por qué tenemos un sistema escolar centrado en la mujer y dirigido por mujeres en el nivel particular de escuela primaria?
¿Por qué es que tenemos píldoras anticonceptivas para las mujeres y no para los hombres? ¿Puedes imaginar lo que las feministas estarían haciendo si tuviéramos una píldora anticonceptiva para el varón, y no para la mujer? Y si los hombres les dijesen: “No hay ninguna diferencia. Si te digo que estoy tomando la píldora, es que estoy tomando la píldora, y puedes confiar en mí”. Ellas le responderían: “Debes estar bromeando”. Sin embargo, se espera que los hombres, cuando una mujer dice “confía en mí”, confíen en ella a pesar de que se puede decir que se está tomando la píldora y no estar haciéndolo; y cuando ella descubre que está embarazada, ella puede decírnoslo o no; puede abortar o no; ella puede criar al niño sola durante 18 años a menudo en muchos Estados, y decírnoslo retroactivamente de modo que seamos retroactivamente responsables de la manutención del niño.
Así que hemos pasado de una época en la que la biología de la mujer fue el destino de las mujeres a una época en la que la biología de los hombres es el destino de los hombres.
Steven: Algunos de los modos en que hablas de estos temas suenan de mucho sentido común. ¿Tenemos algún punto ciego en relación con las cuestiones de género? Y si es así, ¿por qué sería?
Warren: El punto ciego es nuestra biología, que nos enseñó a proteger a las mujeres y a sacrificarnos a nosotros mismos si tenemos que hacerlo. Hombres y mujeres hemos sido entrenados biológica y socialmente para considerar la vida de la mujer como más sagrada. La razón de esto es que las mujeres eran las portadoras de los niños y que siempre se podría perder un hombre, en tanto hubiera unos pocos hombres que podían fecundar a muchas mujeres, pero sólo se podrían producir muchos niños en tanto las mujeres fueran protectoras de sus hijos, y los hombres jugaran su papel de competir unos contra otros para ser el gran protector. Hemos tenido que entrenarnos para ser desechables y las mujeres, generación tras generación, han elegido a los hombres que eran el oficial y el caballero, no el objetor de conciencia. El objetor de conciencia es la persona que se valora a sí misma demasiado como para ser capaz de morir en la guerra. Cuarenta estudios que se han hecho demuestran que las mujeres golpean a los hombres y los hombres a las mujeres por igual. Nadie está dispuesto a mirarlos, y mucho menos a creerlos, incluso si la mitad de los estudios fueron realizados por mujeres y la mayoría de ellas eran feministas. Aun así no importa lo que digas, es muy difícil penetrar esa mentalidad.
Steve: Últimamente le he escuchando hablar de derechos idénticos a diferencia de la igualdad de derechos, la idea de la igualdad de derechos, como acabas de mencionar, se transformó en la desigualdad de derechos con la idea de poner remedio a las desigualdades del pasado. ¿Qué opinas de esta distinción?
Warren: La forma de probar si se está siendo justo es hacerse preguntas como: “¿Si tenemos acción afirmativa para ayudar a las mujeres en las áreas en las que en el pasado han sido objeto de discriminación, tenemos acción afirmativa para ayudar a los hombres en las áreas en las que no han tenido la misma oportunidad?” ¿Vamos a conceder becas para que los niños sean maestros de escuela primaria? Lo mismo con los auxiliares de vuelo. Lo mismo con los meseros.
Lo mismo con las prostitutas. ¿Por qué no estamos dando a los hombres la oportunidad de ser prostitutas y que ganen la misma cantidad de dinero que las mujeres? Estoy siendo un poco irónico en el tema de las prostitutas, pero no completamente, porque está incluido en otras cuestiones más profundas. En el nivel de maestro de escuela primaria, es absolutamente crucial. ¿Estamos dando a los padres una formación especial para ser padres, más allá de los permisos de paternidad, que son iguales a las permisos de maternidad? Pero, ¿por qué no les damos a los hombres el doble de dinero para los permisos de paternidad? ¿Hacemos un programa de pareja para los hombres donde una empresa aporte una cierta cantidad y el gobierno aporte una cantidad igual para que los hombres tomen cursos sobre las relaciones y la familia, que serían deducibles de impuestos? Y podría seguir y seguir.
Nadie realmente cree en la igualdad de todos modos. Por ejemplo, si realmente se creyera en la igualdad habría que pagar de dos a tres veces más por cada casa. Porque si realmente creyéramos en la igualdad de resultados podríamos decir que el cincuenta por ciento de las personas que construyan nuestras casas tendrían que ser mujeres. ¿Sabes el coste razonable que supondría conseguir que una mujer sacrificase su vida en la misma medida en que los trabajadores de la construcción lo hacen? Todos los días mueren trabajadores de la construcción en los Estados Unidos. Se necesitarían normas de seguridad mucho más estrictas. Las vigas serían prácticamente de vidrio para que las mujeres no se hicieran daño. Habría que pagar mucho más a las mujeres durante el resto de su vida, por lo que los costes se dispararían. Y probablemente pagaríamos por una vivienda casi el doble de lo que pagamos ahora, sobre todo en la construcción de rascacielos.
Steven: ¿Podemos difundir las cuestiones de los de los hombres igual que las cuestiones de las mujeres?
Warren: Las cuestiones de las mujeres son en algún grado cuestiones de los hombres, y las cuestiones de los hombres son cuestiones de las mujeres en algún grado, porque cuando uno u otro sexo gana unilateralmente, ambos sexos pierden. Cuando ves mujeres maltratadas y no ves hombres maltratados, llegas a la conclusión de que únicamente las mujeres son maltratadas por los hombres, como resultado del privilegio y el poder masculinos. Y entonces no ves que la persona que comete el maltrato está expresando una experiencia momentánea de poder para compensar la falta de poder que está experimentando. Es por eso por lo que las personas pobres golpean más que las personas educadas.
Una vez tuve una relación con una terapeuta mujer que me dijo: “Yo sé que no eres un tipo violento, pero cada vez que comienzo una relación con un hombre dejo claro desde el principio que no importa el tiempo que hallamos estado juntos, si alguna vez me golpea, voy a dejar la relación”. Y yo dije: “Eso es muy triste para mí. Es improbable que alguna vez te golpease. Pero me entristece sin fin que podamos construir un matrimonio de treinta años con mucho amor y niños, etc, y que si algo ocurriera un día y yo te golpease, tú me dejaras sin tener en cuenta todo lo que hemos construido juntos”. Y ella dijo: “Bueno, ¿por qué te molesta? Ya lo sabes. Así no lo harás”. Y le dije: “Porque yo podría conseguir que me pegases en la próximas 48 horas, a pesar de que sabes de antemano que lo haré, y puedo hacerlo sin tocarte”. Y ella dijo: “Eso no es verdad”. Y le dije: “Un dólar”. Y ella dijo: “OK”.
Así que tuvimos un dólar apostado sobre si yo podría conseguir que ella me pegase en 48 horas. Durante las primeras 24 horas lo intenté una vez y ella se dio cuenta. Ya en la 46ª hora me puse irrazonable con ella verbalmente, lo que significa que ella diría algo y yo me pondría a distorsionar lo que ella dijera, entonces ella trataría de aclararlo y yo la alteraría de nuevo y después la atacaría con base en la distorsión. Yo sabía qué botones apretar en ese momento de nuestra relación y lo hice tan bien que se volvió y me dio una bofetada. Le dije: “Un dólar, por favor”. Y ella dijo: “¡Oh, eres un bastardo”, y casi me golpea de nuevo. Fue muy divertido. Ella me ha dicho unas cuantas veces que es una de las mejores cosas que he hecho por ella. Realmente le ayudó en la terapia a trabajar con más eficacia ante la aparición de la impotencia que el maltrato verbal puede crear, lo que hace del maltrato físico un resultado mucho más probable.
Steven: Hablemos de tus libros. Tu primer libro fue profeminista, pero no habla de las cuestiones de los hombres como tal. El mito del poder masculino es, probablemente, más radical que Por qué los hombres son como son. ¿Su próximo libro continuará con esta progresión de hablar en nombre de los hombres?
Warren: Seguirá de ese modo, sí, y abordará las siete cuestiones que son peor malinterpretadas, las más aceptadas, las que están causando el mayor daño, como la creencia de que los hombres ganan más dinero que las mujeres por el mismo trabajo, la creencia de que los hombres golpean más a las mujeres que las mujeres a los hombres y, básicamente, dejará al lector que los lee sin poder argumentar en contra de los hechos.
Steven: Muchos hombres en el movimiento de hombres sienten que hay motivos para el optimismo, que el cambio real está por venir. Cada vez más, hombres y mujeres parecen estar alejándose de los mayores excesos del feminismo de los 70 y 80. Sin embargo, el ritmo del cambio puede parecer muy lento a veces. ¿En cuánto tiempo crees que podremos avanzar hacia la verdadera igualdad?
Warren: Un tiempo muy largo, porque si me estuvieras preguntando si podemos esperar que los hombres cambien tan rápidamente y avancen tanto en los próximos veinticinco años como las mujeres lo ha hecho en los últimos veinticinco años, la respuesta es que no. Y la razón es que para las mujeres denunciar no es un cambio evolutivo. Para los hombres denunciar es un cambio evolutivo. Que las mujeres pidan a los hombres que las protejan y, por tanto, usen al gobierno como un marido sustituto cuando no reciben la protección de los hombres, es evolutivamente muy natural. Que los hombres digan “necesito protección, ayudadme” no es natural.
Steven: ¿Hubo alguna diferencia en la reacción feminista a Por qué los hombres son como con respecto a El mito del poder masculino?
Warren: SÍ. El mito del poder masculino trata mucho más las cuestiones políticas, las cuestiones jurídicas, el acoso sexual, la violación en las citas, las mujeres que matan, y esas cuestiones están mucho más interconectadas con los programas del feminismo. Por qué los hombres son como son fue ignorado por las feministas. Con El mito del poder masculino las feministas se me opusieron activamente.
Steven: ¿Podrías contarme un poco sobre eso?
Warren: Con El mito del poder masculino, NOW [National Organization for Women] y hombres feministas como Michael Kimmel, llamaron a programas de televisión en los Estados Unidos y Canadá, y por lo que sé, por información que me filtraron los productores, dijeron cosas como éstas: “Warren Farrell recomienda la violación y el incesto y mandará al feminismo veinte años atrás, y si producen un programa con él, no esperen que les recomendemos libros de feministas en el futuro”.
Hice dos artículos que fueron aceptados en Modern Maturity, una de las revistas de mayor tirada en los EE.UU. Después de que fueran aceptados, editados y pagados, una investigadora feminista se opuso a ellos y Modern Maturity suprimió ambos artículos. En lugares como el New York Times en el que yo había publicado todo lo que había escrito cuando era feminista, desde que he cuestionado al feminismo nada de lo que he escrito ha sido publicado. Cuando estaba haciendo el show de Donahue como feminista, salí al aire en siete ocasiones. Una vez que cuestioné el feminismo, nunca más fui invitado.
Steven: ¿Qué pruebas tienes de que supuestamente estabas promoviendo el incesto o la violación? ¿Existe alguna evidencia de eso?
Warren: Ninguna en absoluto, excepto que he mencionado las dos palabras. Lo del incesto fue algo muy ridículo, porque precisamente yo hacía una analogía en la que consideraba el sexo en el lugar de trabajo incestuoso. Yo decía que cuando los colegas de la misma empresa tienen relaciones sexuales es como cuando la gente de la misma familia tiene relaciones sexuales. Tomaron mis palabras y dijeron que estaba recomendando el incesto. Realmente me sorprendió que los productores no leyesen por sí mismos lo que decía. Sobre la violación, estaba mostrando por qué son exageradas las estadísticas de violación, y diciendo que la violación en las citas es algo mucho más complejo que la manera en que las feministas lo habían retratado, como una opresión de los hombres a las mujeres.
Steven: Parece que los parámetros de debate intelectual colegial normal están totalmente proscritos con ciertas ideas feministas..
Warren: Sí, absolutamente.
Steven: A menudo pienso que el movimiento de hombres debería tener derecho a la misma clase de latitud que muchos de nosotros le hemos dado al movimiento de mujeres. En otras palabras, debemos tener el derecho a que nuestra Mary Daly y Andrea Dworkin se vayan por la borda, y a crear un espacio para los Gloria Steinem y Betty Friedan. Si tuvieras que colocarte en algún lugar del espectro como escritor y activista de los hombres, ¿dónde lo harías?
Warren: Quisiera agregar un par de cosas a esa descripción de las feministas. Gloria Steinem está hoy en día en el lado de Andrea Dworkin, Catherine MacKinnon y Mary Daly. Se identifica mucho más con eso que con la ideología de Betty Friedan. Gloria Steinem es muy anti-hombres en su vocabulario, incluso a pesar de que es un ser humano maravilloso. Lo contrario es el caso de Betty Friedan, que es un ser humano terrible pero es una persona muy reflexiva que entiende que los hombres tienen problemas de transición también. La otra persona en ese campo radical que a menudo se omite es Valerie Solanas, que escribió el libro Sociedad para la castración de los hombres: Manifiesto SCUM. Y su importancia es mucha en el sentido de que ella es la persona que le disparó Andy Warhol y es la persona de la que están escribiendo biografías, y que se celebra. Para la biografía de la película de Andy Warhol, ella fue entrevistada como uno de los expertos en Andy Warhol, después de haberle disparado y terminado con su vida útil. Así que esta es la celebración de una asesina de hombres. No sólo fue Andy Warhol, trató de matar a un par de hombres más.
¿Dónde me pongo en esta escala? Espero que yo sea un pensador más original de lo que Betty Friedan ha llegado a ser, pero como mínimo me veo más como alguien que pone ideas que aún no están listas para ser escuchadas, ideas que la gente no está segura de si son revolucionarias o simplemente de sentido común. Lo triste es que son ambas cosas, revolucionarias y de sentido común. Lo que hago al escribir es tratar de decir cosas que son muy radicales, tan radicales como puedan ser adecuadamente respaldadas. Lo que intento hacer en mi escritura es decir exactamente lo que hay que decir, sin tabúes, excepto con algunos tabúes en el ámbito de la sexualidad, que supera lo que la mayoría puede manejar, y decirlo sin embargo con amor, compasión y con la consideración de las mujeres, que es igual a mi consideración de los hombres. Espero que mi personalidad sea más como la de Gloria y mi pensamiento sea más como el de Betty.
Steven: Me parece que cuando hablo de los problemas de los hombres, aparte de la compañía de las mujeres, entienden a menudo de lo que estoy hablando. ¿En qué medida crees que los hombres que no temen la reacción de las mujeres pueden comprender y reconocer nuestra opresión, nuestros problemas?
Warren: En la medida en que exista un hombre que no tenga miedo a la reacción de una mujer, puede comprender nuestros problemas muy bien. Pero encontrar a un hombre que no tema la reacción de una mujer es como encontrar una aguja en un pajar. Los únicos hombres que no temen las reacciones de las mujeres son hombres que no han nacido o que están muertos. (Risas)
A menudo, el varón heterosexual está muy, muy desconectado de sus propias habilidades para conseguir el apoyo de otros hombres, y por tanto muy a menudo apuesta todas sus emociones a las mujeres. El resultado de eso es que para que él se calle todo lo que se tienes que hacer es empezar a apartarse de él.
Steven: Suena como si creyeses que hay una lucha entre la homofobia y el sexismo anti-masculino.
Warren: Los hombres homosexuales tienen diferentes razones de no enfrentarse a estas cuestiones, la principal de las cuales es que la atmósfera política de la comunidad gay es de izquierda, y se ha comprado la idea de que los hombres son los opresores y las mujeres son las oprimidas. Los hombres homosexuales se han identificado con el modelo de opresores y oprimidos, como dos grupos opuestos. Y como las leyes son vistas como algo escrito, en su mayoría, por varones heterosexuales, ven al varón heterosexual como el opresor. Además, el varón homosexual no ha tenido la experiencia vital de que una mujer puede conseguir cualquier cosa que ella quiera de un hombre si es atractiva y sonríe y coquetea apropiadamente.
Steven: ¿Existe alguna conexión que puedas ver entre nuestro, a mi juicio, mayor miedo a la homosexualidad masculina que a la femenina y el sexismo anti-masculino?
Warren: Nuestra principal razón para temer que los hombres tengan sexo con hombres es que realmente se tuvo que construir un rol social más férreo para mantener a los hombres en su lugar que para mantener a las mujeres en su lugar. La función biológica de la mujer de tener hijos era natural. Pero el hecho de que un acto de sexo heterosexual podría tener como consecuencia dieciocho años de responsabilidad, mientras que un acto de sexo entre hombres tiene cero años de responsabilidad, hizo de la heterosexualidad un negocio bastante malo. Y así, la homosexualidad masculina, en la medida en que fue permitida, socavaría la mentalidad de la obligación incuestionable. Como señalo en El mito del poder masculino, incluso la Biblia está mucho más preocupada por cuestiones de la inmortalidad que por cuestiones morales.
Steven: A menudo el que defiende los derechos de los hombres queda retratado como anti-mujer. Si te pregunto si estás a favor de quitarle derechos a una mujer para dárselos a los hombres, ¿cuál es tu respuesta?
Warren: No conozco casi ningún caso en el haya que quitarle algo a las mujeres para dárselo a los hombres. Si trabajas en la creación de un refugio para el hombres maltratados, reconociendo que los hombres sufren maltrato con tanta frecuencia como las mujeres, no le estás quitando nada a las mujeres, estás comenzando a ayudar a los hombres y a trabajar en una solución totalmente diferente para el maltrato, y esta llega a ser una solución que enseña a la gente a escuchar a los demás de manera efectiva en las relaciones de amor, en lugar de distorsionar lo que la otra persona dice y establecer las condiciones para la agresión.
Las feministas dicen que todo el maltrato que tiene lugar es culpa de un hombre, porque vivimos en un patriarcado, en un sistema de dominado por los hombres, de modo que cualquier cosa que el hombre haga es una consecuencia de su poder y cualquier cosa que haga una mujer es una consecuencia de su impotencia. Este modelo impide tener un modelo de sistema que diga que si se les enseña a todos los actores del sistema una mejor manera de comunicarse con más amor y apoyo, entonces habrá menos maltrato, y eso es lo que nos importa. La solución feminista actual produce situaciones en la que pierden todos, cuando en realidad lo que deberíamos estar buscando son situaciones ventajosas para los todos.
Steven: El argumento al que me enfrento a veces se basa en que hay una cantidad fija de dinero para luchar contra los problemas de cualquiera de los dos géneros. Y entonces el argumento es, ¿estás proponiendo quitárselo a las mujeres para dar más a los hombres?
Warren: La razón por la que es ridículo es que si vas a aproximarte a un problema con un escenario en el que ambos pierden, vas a crear un problema más y más grande. Sin embargo, cuando te acercas a un problema con un escenario en el que ambos ganan, consigues que el problema sea más y más pequeño. Así que lo ideal es no tener dinero alguno que vaya a estos problemas porque ya no tendremos un problema. La medida de cuánto estamos haciendo para ayudar a la sociedad no es la cantidad de dinero que gastamos, la medida es cuánto reducimos el problema. Y nosotros reducimos casi todos los problemas entre hombres y mujeres a través del trabajo con ambos, con los hombres y las mujeres. Eso por lo general significa hacer que ambos sexos asuman la responsabilidad.
Steven: Sobre otro tema candente, la violación, me intrigan tus comentarios sobre el alistamiento a filas sólo de los hombres y los requerimientos para el combate que equivalen a la violación legal de los hombres. También hablas de falsas acusaciones de violación como constituyentes de una forma de violación. La violación es un tema tan explosivo, y es un tema que las mujeres parecen hacer suyo, a pesar del hecho que puede que haya más hombres violados que mujeres si se consideran las violaciones en prisión. ¿Se puede utilizar este tipo de lenguaje explosivo y salirse con la suya?
Warren: Creo que es importante que lo hagamos, aunque no te puedes salir con la tuya desde el principio. Al principio la gente te dice: (simulando indignación) “¿Qué? ¿Cómo puedes…?”.
Pero yo me aproximo a ello diciendo: veamos qué hace de la violación un problema tan duro para las mujeres. Si estoy trabajando en un taller, hacemos en el pizarrón la lista de todas las cosas que hacen de la violación un tema difícil: como la humillación, la sensación de invasión, sentimiento de disrupción, la sensación que nadie te creerá, sentir que eres una desgracia, el sentimiento de que nada es sagrado.
Y por eso pido a los participantes: imagina que eres un pilar de respeto en la comunidad y alguien te acusa falsamente de abusar de niños. Esto es lo que vas a sentir: “Nadie me cree”. Vas a sentirte totalmente humillado. Sin saber a dónde ir, con un sentimiento de disrupción. Hasta la gente que te quiere va a pensar que eres un maldito.
Las personas violadas no tienen a todo el mundo alrededor de ellos pensando que ellos son horribles y malditos. Sospecharán, en el peor de los casos que tengan un poco que ver con la violación, pero nunca van a pensar que ellos son horribles, gente terrible. Sin embargo, esos hombres falsamente acusados de violación o de abusar sexualmente de los niños a menudo son eliminados de una forma tal que a menudo se suicidan. La cantidad de mujeres que, después de ser violadas, se suicidan es considerablemente inferior a la tasa de suicidio entre las personas que son falsamente acusadas.
Steven: Yo hago personalmente una analogía entre la violación y la circuncisión, porque me parece algo de lo que uno es consciente y que eres expuesto a esto todos los días de tu vida. Me pregunto si sabes por qué se sigue haciendo hoy en día, después de toda la documentación que ha salido diciendo que es una pérdida para los hombres. ¿Por qué está todavía en marcha?
Warren: Por la misma razón que he mencionado para explicar la protección. Nuestro papel como hombres fue el de estar preparados para ser capaces de experimentar dolor y llamar al dolor gloria. No sólo en el fútbol, sino que cuando James DeMeo hizo estudios transculturales de los que hablo en El mito del poder masculino, una de sus conclusiones fue que cuanto más se estaba preparando guerreros una sociedad, más tarde en la vida y más cruel era la circuncisión, y menos probable era que se utilizara anestesia. En algunas sociedades el hombre no sólo debía experimentar que su pene fuera cortado a los doce años o así, sino que debía cortáselo él mismo, y si él estaba en la transición a la hombría, que era un rito de iniciación, él no debía hacer una mueca mientras se cortaba.
Así que esa es la circuncisión llevada al extremo. El propósito era preparar a un hombre para ser capaz de manejar el dolor en la zona en la que estaba en esencia la masculinidad. Manejar el dolor e incluso sonreír a través de él, era la esencia de la masculinidad. Y eso en mi opinión es la la máxima estupidez.
Steven: Vamos a hablar un poco acerca de los “movimientos de los hombres”. Los movimientos de hombres mítico-poéticos y los masculinistas a menudo me parecen muy distintos, con pocas coincidencias temáticas o personales en términos de las personas que participan en ellos. ¿Son en realidad dos movimientos separados o pueden reforzarse mutuamente?
Warren: Bueno, básicamente son dos movimientos separados en su forma actual pero no son en realidad dos movimientos separados y no deberían serlo, ambos pueden ayudarse mutuamente. En la mayoría de las cuestiones de los hombres, la gente debería involucrarse más en las dimensiones introspectivas que son alentadas por los movimientos mítico-poéticos, particularmente llegando a estar en contacto con lo que yo llamo sus dos F, sus padres [fathers] y sus sentimientos [feelings]. Ese movimiento evoluciona de forma natural dentro del movimiento de los derechos de los padres.
Cuando un hombre es capaz de conectar con sus sentimientos, es capaz de cuidar más. Cuando se es capaz de conectar con el padre que estaba ausente, se puede poner más cuidado y se puede reconocer la importancia de ser un buen padre, ambas cosas. Cuando te preocupas por ser un buen padre, comienzas a preocuparte más por tus propios hijos y por el tipo de padre que eres. Y eso nos lleva a la preocupación por los derechos que tienes de no perder la conexión parental con tus hijos, y antes de que te des cuenta de ello estás dentro del movimiento de los derechos de los padres.
Steven: ¿Qué piensas de Promise Keepers?
Warren: Bueno, hay buena noticia y mala noticia. La buena noticia es que es el mayor grupo de hombres en el país que se anima a hablar sobre sus sentimientos, a reunirse en grupos, a hablar sobre la familia, a hablar sobre las relaciones, y todo eso es bueno bueno bueno bueno bueno. Y la mala noticia es que casi todos los Promise Keepers son cristianos o cristianos renacidos que creen que Dios quiso que los hombres fueran billeteras y las mujeres fueran criadoras y protectoras de los hijos.
Si las mujeres cuidan a los hijos y los hombres ganan dinero, se produce una contradicción de los resultados. Les estamos diciendo a los hombres que se involucren más con su familia, pero luego les decimos que ganen todo el dinero para su familia, lo que los aleja de ella. Y el hombre se convierte en una máquina de ganar el pan. Así que el problema de los Promise Keepers es que crean lo que yo llamo en El mito del poder masculino “la tragedia de los hombres o el Catch-22 de los hombres”: cuanto más afectivamente se cumple el mandato de Dios de proveer a la familia, demostrando su amor por su familia mediante la provisión, tanto más lejos se está de la familia que se ama.
Steven: Me he dado cuenta al hablar de los problemas de los hombres de que las maneras de interrumpir el diálogo sin tener que reflexionar sobre el problema han sido desarrolladas para casi cada uno de los temas de los hombres. El alistamiento – los hombres hacen las guerras de todos modos. En el divorcio y la custodia –los hombres abandonan a sus hijos y no quieren ser padres de todos modos. Los hombres mueren más jóvenes que las mujeres –es su culpa, por mantener sus sentimientos reprimidos. Circuncisión –¿qué hay de la mutilación genital femenina, qué es peor? El cáncer de próstata contra el cáncer de mama –¿pero es toda la medicina para los hombres? ¿Qué podemos hacer para evitar ser emboscados por estas preguntas?
Warren: Presentamos las respuestas. Estas preguntas las tomamos como oportunidades. Nosotros decimos: vamos a ver la cuestión de los hombres como causa de todas las guerras. Vamos a darle la vuelta a eso. Supón que les dijéramos a las mujeres: “Mujer, estás obligada a alistarte en el ejército a los 18 años, antes de la edad del consentimiento y antes de tener derecho a votar. Luego, cuando salgas de ahí con una lesión de la médula espinal con un tiro en la espalda que te dejará parapléjico de por vida, decimos: ¡Has causado la guerra, eres una mujer. Margaret Thatcher estuvo en el poder y ella te envió a ti y a todas las demás mujeres a la guerra! ¿Cómo te sentirías? Por lo general ahí se callan. El 90% de las veces la mejor respuesta es invertir los papeles.
Steven: Justo antes de subir al avión para venir aquí, he leído acerca de un varón adolescente que fue violado por una mujer y algunas declaraciones que se hicieron en el tribunal por el juez, sobre que una experiencia terrible puede tener sus aspectos agradables y que su pasividad justificaba la violación. Estamos hablando de un joven de 16 años de edad que fue violado por una joven de 29. ¿Qué podemos decir sobre esta insensibilidad monumental, y esta doble moral?
Warren: Invierta los papeles. Esto es algo perfecto para usted como artista de performance, para hacer todo un diálogo de una mujer que fue violada y a la que se le dijo: “Oh, probablemente lo disfrutaste”.
Steven: ¿Somos malas personas si no bajamos el asiento del inodoro después de orinar?
Warren: ¡Dios mío! Cualquier hombre que no lo hace debería ser condenado a cadena perpetua o ser ejecutado rápidamente. Es difícil saber cuál es la mejor solución para él. (Risas)
Steven: ¿Qué pueden aprender los masculinistas de las feministas?
Warren: En primer lugar, podemos aprender a no ser masculinistas. Porque en el fondo cualquiera de las dos cosas es por lo general una forma de sexismo. Lo digo con un poco de duda, porque creo que es muy útil durante un período de tiempo concentrarse en los tipos de problemas que han definido las mujeres, pero siempre y cuando estés igualmente centrado en los tipos de problemas que han definido históricamente los hombres. Así que lo más importante que podemos hacer es aprender a presentar aquellos temas y ver si podemos hacerlo sin demonizar a las mujeres de una forma igual y opuesta.
Recuerdo que cuando yo estaba en la junta de NOW, muchas de las mujeres que yo amaba y cuidaba por eso de que eran feministas dirían: “Oye, Warren, es tan difícil. Si digo lo que creo podría perder mi trabajo, mi marido o ser ridiculizada”. Y sin embargo, decían lo que creían. Ellas tomaron esos riesgos. No todas, pero un grupo suficientemente significativo. Ahora que lo han conseguido, es mucho más fácil escuchar a una mujer que está interpretando a una víctima que escuchar a un hombre interpretando a una víctima. No hay nada más censurable culturalmente que un hombre victimista, incluso si es una víctima. Por eso necesitamos el movimiento de hombres. Así que creo que las cuestiones de los hombres tienen que ser presentadas por el movimiento de hombres durante un período de tiempo. Pero tratando de no perder de vista el hecho de que todos estamos juntos en esto y que tenemos siempre que estar seguros de que estamos creando soluciones que producen amor a largo plazo, si no a corto plazo, y que al mismo tiempo necesitamos contar cuáles son nuestros problemas, lo que va a producir gente que nos ataque verbalmente durante un tiempo. Hasta que se escuchen esos problemas.
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