domingo, 12 de febrero de 2017
Ecuatorianos, ¿con qué sueñan?
Tener estabilidad laboral, mejorar en el empleo y viajar son aspiraciones personales, pero los anhelos
colectivos, de país, también pesan.
Andrea Rodríguez B.
¿A qué aspiran los ecuatorianos?, ¿qué esperan?, ¿cómo se comportan?, ¿cómo se denen más allá de los estereotipos y generalizaciones históricas? En el
país han surgido otras formas de vivir, de interactuar y de asumir el ‘ser ecuatoriano’ que mira hacia el país con un sentido más crítico.
Estas formas de ser se han hecho más evidentes, en particular en la última década, durante la cual se ha experimentado un signicativo crecimiento de la
clase media.
Según la socióloga y catedrática Sofía Argüello Pazmiño, la clase media subió del 19% al 43% en un poco más de una década. “Hay más gente que viaja y que
adquiere bienes; la calidad de vida mejoró y surgieron nuevas prácticas de consumo. Ya no existen brechas tan amplias entre las clases adineradas que
aquellas más empobrecidas y vulnerables”.
Para Argüello, catedrática de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), los ecuatorianos tienen más aspiraciones que antes y muchas de
ellas están ligadas con el tema de educación y de trabajo.
En este sentido destaca las políticas públicas que dieron paso a varias transformaciones sociales. Según ella, hace solo unos años, existía cierta ‘clausura
social’ en el tema de educación, porque quienes podían estudiar formaban parte de grupos con cierto tipo de acumulación de capitales económicos, sociales
y culturales.
“Cuando se producen las regulaciones en términos de políticas públicas, se abre un importante acceso al tema de inserción al sistema universitario y eso dio
lugar a una forma de movilidad social, sobre todo, de los jóvenes al ser sujetos de acceso a la educación”.
De acuerdo con el historiador Ramiro Andrade, para el ecuatoriano la familia ocupa un lugar preponderante, porque brinda un asidero social y es el motivo para salir a luchar en un entorno en el que cada quien vela por sus intereses. “Quizás hay cierta falta de compromiso con una entidad social más amplia que no sea la familia, lo que torna más difícil asumir un sueño común más allá de la inmediatez del círculo primario”.
Según señala, tener estabilidad laboral y mejorar en el empleo, al igual que alcanzar un bienestar para la familia está entre las principales aspiraciones de
muchos ecuatorianos.
Édgar Vega, académico de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), indica que no hay una investigación sobre el tema; sin embargo —dice—, muchos
ciudadanos, seguramente, anhelan un país seguro, sin violencia, sin corrupción, con igualdad de derechos. “No me atrevería a poner una sola aspiración,
porque son múltiples”.
Estos anhelos descritos por el docente revelan que existe una aspiración nacional considerada tan importante como los sueños personales.
Un país más polarizado
En términos políticos, la sociedad ecuatoriana también ha cambiado; hay una población cada vez más polarizada, lo cual afecta a todas las escalas de la vida cotidiana.
Esta polarización también la experimenta Sofía Argüello, quien indica que es en esta división cuando se evidencia un cambio fundamental de la
población ecuatoriana.
“En los años noventa, con el movimiento indígena y después cuando nos encargábamos de derrocar a los presidentes, había un germen social en contra de ciertas políticas de Estado, pero ahora nos movemos por afectos superbásicos, como el odio”. De cierta forma, esto hace que se exacerbe todo tipo de emociones, porque la política se ha convertido en un espacio de confrontación.
“La mayor parte de la población ecuatoriana tiene puntos de vista negros o blancos; no hay grises”.
Para Édgar Vega, docente, el conicto es algo constitutivo de los ecuatorianos. “Somos un país que políticamente ha sido muy conictivo y las élites juegan un papel fundamental”.
El catedrático considera que en la clase media hay una ‘ideologización generalizada’ que no revela el sentir de todo el país.
“Los sectores medios suelen creer que lo que ellos viven, lo experimenta también todo el país y extendemos esta polarización al resto de la sociedad”.
Vega comenta que al conversar con docentes de otros países, ellos valoran la capacidad de debatir que existe en Ecuador, aunque, según dice, estos espacios
son cada vez más cerrados. Al mismo tiempo, considera que los ecuatorianos siempre están vigilantes sobre cómo actúa el poder.
“Los gobernantes deben cuidarse de la reacción popular en Ecuador. Somos cuestionadores y, en ocasiones, abrimos lentamente canales que propician la
crítica, pero otras veces los cancelamos”.
Para la investigadora Argüello es claro que existe un mayor empoderamiento de los grupos considerados más vulnerables, como, por ejemplo, las
trabajadoras domésticas.
Al ser reconocidas como sujetos de derechos, este grupo social deja de vivir en la fragilidad laboral.
Las aspiraciones, mediadas por la sociedad del consumo
Gonzalo Ordóñez, también catedrático de la UASB, indica que las aspiraciones de los ecuatorianos han variado radical y contradictoriamente.
“En el país surgen nuevos tipos de consumo que antes no existían. Este elemento, sumado a la fuerte presencia de la industria del entretenimiento, incide en
los nuevos deseos de los ecuatorianos”.
Para el docente, es necesario establecer diferencias entre estratos sociales, porque los jóvenes de grupos medios y altos piensan mucho en viajar.
“La movilidad es un deseo permanente en este grupo etario, pero también quieren estudiar, aprender y conocer gente, mientras en otros sectores sociales,
probablemente, estén interesados en adquirir una casa o un automóvil”.
Así como existen aspiraciones personales, también hay anhelos colectivos y, en ese sentido, los ecuatorianos sí piensan en función de país y, por lo tanto,
ansían una nación más equitativa, dice el investigador.
Además, considera que los ecuatorianos están más conscientes de las riquezas que tiene el país. “Iniciamos esta década con un empoderamiento en el cual
se asumía a Ecuador como un país pequeño, pero con identidad, con fuerza, allí estuvo el peso de la gestión política”.
Para el historiador y educador Eduardo Muñoz, los ecuatorianos son ahora más suspicaces y desconados.
“En cierto modo, se ha fomentado una especie de división en el país, aunque siempre la hubo, pero me parece que estas divisiones ocurren en las familias
por la polarización que vive Ecuador”.
Para Simón Pachano, doctor en Ciencia Política y catedrático de la Flacso, en el país existe, al momento, una despolitización. “Si uno considera todo lo que ocurría antes de 2007, cuando la gente salía a las calles, se expresaba, apoyaba a alguien o protestaba contra algo; ahora eso ya no sucede. Incluso en esta campaña electoral se ve una apatía enorme y esto ha sido una característica de los últimos 10 años”.
Para el académico, hubo un momento en el cual los ecuatorianos estaban muy polarizados en términos políticos, pero, según arma, en los últimos meses
esta división ha descendido.
Los ecuatorianos son más optimistas
Según Pachano, en la población ecuatoriana predomina más el optimismo que el pesimismo, aunque sea en momentos de crisis. “Me parece que existe un
impacto relativamente fuerte de las condiciones económicas y sociales. Por ejemplo, en el último año y medio, tiempo durante el cual el país enfrentó una
crisis económica, sí ha descendido la visión optimista de la gente, pero no a niveles de pesimismo”.
Para Pachano es difícil describir en términos generales al ecuatoriano, porque hay una diversidad muy grande en términos de estratos socioeconómicos,
regionales, territoriales.
“La gente reacciona de diversas maneras o tiene actitudes diferentes. No creo que se pueda hablar de una condición especíca de los ecuatorianos”.
Sofía Argüello coincide en que sería interesante desarrollar investigaciones más concretas sobre el tema, pero considera que al haber un crecimiento importante del Estado, es posible ver cambios positivos a favor de la población.
“Antes era penoso contraer matrimonio en el Registro Civil; hoy es un lugar acogedor, por mencionar un ejemplo. Estos espacios modernizados dan a los
ciudadanos unos imaginarios diferentes y, por eso, hay personas capaces de demandar más; son menos conformistas”.
Si bien es difícil caracterizar a los ecuatorianos —como dicen los académicos— hay rasgos comunes, y uno de ellos es la aspiración permanente de mejorar su
calidad de vida. (I)
"Lo popular es un elemento constitutivo del ser ecuatoriano"
Para el catedrático Édgar Vega, lo popular es muy arraigado en la forma de ser de los ecuatorianos y arma que este podría ser un rasgo común de la gente que nació y creció en el país.
Agrega que en algún momento se pensó que solo los sectores precarizados disfrutaban lo popular, pero este concepto atraviesa a todos los sectores de la población, aunque se exprese de diferentes maneras.
“En las urbanizaciones donde viven las clases sociales más acomodadas que, con frecuencia son cerradas y vigiladas, parecería que hay una ausencia de lo
popular, pero habría que ver cómo estas familias decoran las casas, qué comida consumen, qué música escuchan, etc.”.
Lo popular, sin duda, está presente, en ese imaginario de ser ecuatoriano. (I)
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