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viernes, 30 de julio de 2021

Selección de pareja para la modernidad

Vincent Harinam

“Todas las cosas en la naturaleza ocurren matemáticamente”.

— Rene Descartes

Las citas y el proceso de selección de pareja han cambiado. El aumento de la cultura de las relaciones sexuales, la proliferación de aplicaciones de citas y la edad cada vez mayor del primer matrimonio son evidencia de esto. Esta situación actual se puede resumir en cuatro parámetros:

  1. Aumento de los logros femeninos.
  2. Variabilidad creciente en el estatus y la competencia masculinos.
  3. Un deseo evolutivo entre las mujeres de casarse.
  4. La globalización del mercado sexual y el colapso resultante de las jerarquías de estatus locales.

Juntas, estas condiciones han creado pronunciados desequilibrios en el mercado sexual moderno. En pocas palabras, una cohorte cada vez mayor de mujeres exitosas persigue a un número cada vez menor de hombres valiosos y reacios al compromiso.

A un nivel superficial, gran parte de esto se puede explicar por la proporción de sexos y la disponibilidad de pareja. Sin embargo, la estructura subyacente de la selección de pareja moderna es fundamentalmente matemática. Para que entendamos verdaderamente las causas y consecuencias del mercado sexual moderno, se requiere un poco de matemáticas.

Chads, dads e hipergamia

La hipergamia es una estrategia sexual evolucionada en la que las personas se aparean y / o se casan con las personas más capaces de proporcionar seguridad a largo plazo. Es el acto de casarse. Aunque los machos humanos pueden y se involucran en la hipergamia, es un concepto y una estrategia que se atribuye con mayor frecuencia a las mujeres. Es un artefacto nacido de una cruda necesidad darwiniana.

Según el psicólogo evolucionista David Buss, los peligros de nuestro pasado evolutivo favorecieron a las hembras que eran muy selectivas con sus parejas. Tanto para sobrevivir al parto como para criar descendientes sanos, las primeras hembras humanas necesitaban evaluar la posición actual de un hombre, así como su potencial y trayectorias futuras. En consecuencia, las hembras suelen aparearse por encima y a través de las jerarquías de dominación, mientras que los machos suelen aparearse por debajo y a través de ellas.

La hipergamia se manifiesta a menudo a través de la protección física. Por lo tanto, es comprensible por qué las mujeres priorizan las características físicas como el atletismo, la fuerza y ​​la altura. Estos son indicios de soluciones al problema de la protección.

Consideremos la altura. Según un estudio, las mujeres estaban más satisfechas cuando su pareja era 21 cm más alta. Esto es corroborado por otros estudios que encontraron que el 49 por ciento de las mujeres preferían salir con hombres más altos y que el hombre más bajo con el que saldría una mujer medía 5 pies y 9 pulgadas (1,75 m). Además, un estudio de estudiantes universitarios informó que solo el cuatro por ciento de las mujeres aceptarían una relación en la que la mujer fuera más alta. En general, los hombres altos tienen más probabilidades de obtener parejas atractivas, menos probabilidades de quedarse sin hijos y tener un mayor número de hijos en comparación con los hombres bajos.

Sin embargo, la altura no es el único factor que determina el acceso al mercado sexual. Las perspectivas financieras también son importantes.

Un estudio de 1939 encontró que las mujeres estadounidenses calificaron las buenas perspectivas financieras dos veces más que los hombres al evaluar el valor de un cónyuge. Este hallazgo se repitió en estudios realizados en 1956 y 1967. Además, David Buss, en un intento de replicar estos estudios, encuestó a 1.491 estadounidenses en cuatro estados a mediados de la década de 1980. Una vez más, las mujeres valoraban las buenas perspectivas económicas de una pareja aproximadamente el doble que los hombres. Esta diferencia de género no ha cambiado. De hecho, una encuesta de Pew Research de 2014 informó que el 78 por ciento de las mujeres solteras daban mucha importancia a la búsqueda de un cónyuge con un trabajo estable. Solo el 48 por ciento de los hombres compartía este punto de vista.

En un estudio de los atributos valorados en un cónyuge, el psicólogo Douglas Kenrick pidió a hombres y mujeres que indicaran los “percentiles mínimos” de cada atributo que encontrarían aceptables. En cuanto a la capacidad de generar ingresos, las mujeres indicaron que preferían a un hombre que ganaba más del 70 por ciento de todos los demás hombres. En contraste, los hombres deseaban una pareja que ganara más del 40 por ciento de todas las demás mujeres.

Además, los investigadores de la Universidad de Aberdeen encontraron que los hombres podían subir dos puntos más en una escala de atractivo a medida aumentando su salario diez veces. Para que las mujeres logren un efecto similar de dos puntos, su salario debería aumentar 10.000 veces. El estatus socioeconómico de un hombre es un determinante importante de su atractivo para una mujer, pero lo contrario no es cierto.

¿Qué sucede cuando una mujer gana más que su marido? Un estudio encontró que los matrimonios en los que la esposa ganaba más que el esposo tenían un 50 por ciento más de probabilidades de terminar en divorcio. Esto es corroborado por investigadores finlandeses que concluyeron que mientras que “los altos ingresos de un marido reducen el riesgo de divorcio (…) los altos ingresos de una esposa aumentan el riesgo en todos los niveles de los ingresos del otro cónyuge, pero especialmente cuando los ingresos de la esposa superan los del marido”.

Además, un estudio de parejas suecas informó que cuando la esposa contribuía con el 80 por ciento o más del ingreso total, el riesgo de divorcio era dos veces mayor que cuando ella contribuía con menos del 20 por ciento. Curiosamente, un estudio también encontró que los hombres que no eran el principal sostén de la familia tenían más probabilidades de usar medicamentos para la disfunción eréctil en comparación con los hombres que sí lo eran.

La noción de que la mayoría de las mujeres son insensibles extractores de recursos es inexacta. No están necesariamente detrás de los recursos, sino más bien los principales predictores de la adquisición de recursos. Es decir, inteligencia y trabajo duro.

Hasta este punto, los investigadores, al analizar 120 anuncios de citas personales, encontraron que la educación era uno de los dos predictores más fuertes de cuántas respuestas recibía un hombre de las mujeres. El otro fue el ingreso. Además, los investigadores en Australia informaron que las mujeres tenían más probabilidades de iniciar el contacto con un hombre si su educación excedía la de ella. De hecho, los investigadores de la Universidad de Ghent también informaron que las mujeres en Tinder tenían un 91 por ciento más de probabilidades de que les “gustara” el perfil de un hombre con una maestría en comparación con un hombre con una licenciatura. El cliché de que las mujeres prefieren casarse con médicos, abogados y empresarios no es una perogrullada concisa. Es un derivado de la hipergamia.

Si bien la hipergamia se define tradicionalmente a lo largo de las líneas de seguridad y aprovisionamiento, es importante estipular que hay un componente secundario que se ocupa del atractivo sexual crudo y sin restricciones. No se trata solo de signos de dólar y puntos de coeficiente intelectual. Pregúntele a Bill Gates y Jeff Bezos.

La hipergamia es, hasta cierto punto, favorable al estereotipado Chad. Independientemente de su GPA universitario o su puntaje de crédito, el chico malo que encarna los rasgos de personalidad de la tríada oscura es amado. Como tal, la hipergamia en su forma más verdadera da prioridad a una amalgama similar a Rebis de beta y alfa. Entonces, lo que las mujeres realmente desean es el Chad, que finalmente pueda cumplir su papel de padre.

La hipergamia es un elemento evolutivo. Odiarlo equivale a odiar las leyes termodinámicas o los axiomas de Arquímedes. Simplemente es así. Además, es la hipergamia la que creó las jerarquías de competencias que se utilizan para estructurar las sociedades humanas. Si buscar reproducirse con mujeres exigentes impulsa a un hombre a la conquista y la autorrealización, ¿no somos mejores para eso? Pero ¿cuál es el efecto de la hipergamia cuando las mujeres superan a los hombres?

Estar sola en la cima

En comparación con sus homólogos masculinos, las mujeres jóvenes tienen la ventaja en la educación y el poder adquisitivo.

Desde la década de 1990, las mujeres han superado en número a los hombres tanto en la matrícula universitaria como en las tasas de finalización universitaria, revirtiendo una tendencia que se prolongó durante las décadas de 1960 y 1970. En 1960 , había 1,6 hombres por cada mujer que se graduó de una universidad estadounidense de cuatro años. Compare esto con 2003, donde había 1,35 mujeres por cada graduado universitario masculino. Para 2013, el 37 por ciento de las mujeres de 25 a 29 años tenían al menos una licenciatura, en comparación con el 30 por ciento de los hombres en el mismo rango de edad. Además, el 12 por ciento de las mujeres en este grupo de edad tenía un título de posgrado o profesional en comparación con el ocho por ciento de los hombres.

Pero no es solo Estados Unidos; el Reino Unido, Panamá, Sri Lanka, Argentina, Cuba, Jamaica y Brunei tienen algunas de las proporciones más altas entre mujeres y hombres en la educación superior.

Las mujeres jóvenes también ganan más dinero que los hombres. Según los datos compilados por la Asociación de Prensa, las mujeres entre las edades de 22 y 29 generalmente ganaban 1.111£ más cada año en comparación con los hombres en el mismo grupo de edad. En su forma actual, las mujeres contribuyen con 7 mil millones $ al producto interno bruto de los Estados Unidos por año y son el principal sostén de la familia en el 40 por ciento de los hogares estadounidenses.

Fundamentalmente, cuanto más exitosa es una mujer profesionalmente, más fuerte es su preferencia por hombres exitosos.

En un estudio de mujeres recién casadas económicamente exitosas, los investigadores concluyeron que “las mujeres exitosas valoran aún más que las mujeres menos exitosas las parejas que tienen títulos profesionales, un alto estatus social y una mayor inteligencia”. Esta tendencia también está presente en contextos transculturales. Estudios separados de 1,670 mujeres españolas, 288 jordanas, 127 serbias y 1,851 inglesas encontraron que las mujeres de altos recursos deseaban parejas con mayor estatus y más recursos. En general, las mujeres solteras tienen tres veces más probabilidades que los hombres de decir que no considerarían tener una relación con alguien que gane menos que ellas.

Cuando se combina con la verdad fundamental de la hipergamia, el crecimiento del logro femenino (y el estancamiento comparativo del logro masculino) equivale a una ley de rendimientos decrecientes. Cuanto más logra una mujer, menos parejas adecuadas tiene para elegir. De hecho, es difícil casarse por encima y a través de las jerarquías de dominio si se sienta encima de la suya. Esta dificultad se ve agravada por el hecho de que las mujeres mayores de alto poder deben competir no solo entre ellas sino con las mujeres más jóvenes por un número fugaz de hombres de alto valor.

No se equivoque, los criterios evolucionados de los hombres para la selección de pareja dan prioridad a la juventud y la apariencia. A medida que los hombres envejecen, desean mujeres que sean cada vez más jóvenes que ellos. Como tal, los hombres están menos interesados ​​en el éxito profesional de las posibles parejas. Esta dinámica se confirma en los datos.

Los estudios que utilizan datos de sitios web de citas en línea clásicos y de citas rápidas tanto encontró que los hombres mostraron menos de una preferencia para las mujeres cuya inteligencia o la ambición superado su propia. Un estudio realizado por cuatro universidades del Reino Unido encontró que la probabilidad de matrimonio de una mujer disminuyó en un 40 por ciento por cada aumento de 16 puntos en su coeficiente intelectual. Por el contrario, los hombres experimentaron un aumento del 35 por ciento en la probabilidad de matrimonio por cada aumento de 16 puntos en el coeficiente intelectual. Finalmente, los investigadores informaron que los hombres mostraban niveles más bajos de autoestima implícita cuando se enfrentaban al éxito de su pareja femenina. Lo contrario es válido para las mujeres cuando su pareja masculina tuvo éxito.

Curiosamente, algunas mujeres se han dado cuenta de esta dinámica. En un estudio de 2017 de estudiantes de MBA de élite, tres investigadores encontraron que las mujeres solteras y no solteras proporcionaron respuestas similares a preguntas sobre el salario y las aspiraciones de liderazgo cuando pensaban que sus respuestas permanecerían anónimas. Sin embargo, las mujeres solteras mostraron aspiraciones menos ambiciosas cuando creían que sus compañeros de clase verían sus respuestas. Los investigadores concluyeron que las mujeres con un alto nivel educativo pueden evitar señalar ambición profesional porque podría ser penalizada en el mercado del matrimonio.

Las mujeres exitosas enfrentan una escasez de hombres demográficamente superiores para casarse. De hecho, el naciente declive del matrimonio se ha atribuido a una supuesta escasez de parejas económicamente atractivas para las mujeres solteras. Al aplicar métodos de imputación de datos a los datos de encuestas nacionales, los investigadores encontraron que las mujeres solteras enfrentan una escasez general de parejas con una licenciatura o un ingreso anual superior a 40.000$.

Esta asimetría en el mercado sexual ha sido bien documentada en el libro Date-onomics de Jon Birger, así como en un artículo escrito por Rob Henderson y yo.

Con la premisa de la proporción de sexos, un excedente de mujeres en la educación y los grupos económicos satisface el deseo de los hombres de tener múltiples parejas. La relativa rareza de los hombres dentro de estos grupos significa que las mujeres, en competencia con otras mujeres, tienen más probabilidades de ajustarse a la estrategia sexual de los hombres. En estos entornos, la cultura de las relaciones sexuales es más frecuente. Por el contrario, los entornos en los que los hombres son numerosos ven relaciones más duraderas.

Si bien esta observación está lejos de ser nueva, lo que no se comprende bien es hasta qué punto es probable que este desequilibrio empeore.

En 2012, había 88 hombres jóvenes con educación universitaria empleados por cada 100 mujeres jóvenes con educación universitaria que nunca se habían casado. Entre los adultos jóvenes que nunca se habían casado con un título de posgrado, solo había 77 hombres por cada 100 mujeres. Además, la relación entre hombres empleados y mujeres jóvenes que nunca se casaron ha disminuido constantemente. En 1960, había 139 hombres empleados por cada 100 mujeres jóvenes que nunca se habían casado. A partir de 2012, esta proporción se sitúa en 91 hombres empleados por cada 100 mujeres jóvenes que nunca se han casado.

Si cree que estas proporciones son preocupantes, espere a ver cómo se verán dentro de 20 años. Afortunadamente, no tienes que esperar tanto.

La Figura 1 muestra la matrícula universitaria anual entre hombres y mujeres en los EE.UU. Aquí, utilizo el pronóstico logarítmico para mostrar la diferencia total estimada en la matrícula por millón entre los sexos para 2039. En particular, un R 2 alto de 0,8948 nos dice que el modelo es muy preciso.

Desde 1985, la brecha de matrícula universitaria ha aumentado a favor de las mujeres. De hecho, la línea de tendencia logarítmica se mantiene bastante estable, con ligeros incrementos interanuales en la diferencia total por millón. Hay un superávit anual promedio de 2,2 millones de mujeres matriculadas en la licenciatura entre 2020 y 2029. Entre 2030 y 2039, este número aumenta a 2,3 millones. En conjunto, habrá la friolera de 45,1 millones de mujeres sin una pareja masculina igualmente educada entre 2020 y 2039. Este colosal desequilibrio se desangra también en el mercado laboral.

La Figura 2 muestra la tasa anual de participación en la fuerza laboral entre los hombres de EE. UU. Aquí, el pronóstico lineal se utiliza para mostrar la tasa de participación de la fuerza laboral estimada en los años entre 2021 y 2040. Nuevamente, el modelo es muy preciso con un R 2 de 0,9649.

Con base en estos números, la tasa de participación masculina en la fuerza laboral exhibe una disminución lenta pero gradual, cayendo de un máximo del 87 por ciento en 1950 a un mínimo del 68 por ciento en 2019. Excluyendo el confinamiento por el COVID-19 en 2020, la participación masculina en la fuerza laboral ha disminuido en un 0,1 por ciento cada mes desde 1950. Además, ha habido una caída del 5,4 por ciento desde 2005. Según la línea de tendencia lineal, la tasa de participación masculina en la fuerza laboral seguirá disminuyendo, cayendo por debajo del 65 por ciento por primera vez para 2040. Estos las cifras resultan nefastas para las mujeres educadas, ya que las investigaciones de los EE. UU. y Suecia indican que las mujeres educadas tienen más probabilidades de casarse con una pareja menos educada si él gana más que ella.

Juntas, estas cifras apuntan a un futuro solitario para muchas mujeres jóvenes educadas y con orientación profesional. Si bien algunos pueden ser comprensiblemente escépticos sobre mis hallazgos y conclusiones, están corroborados por un informe de 35 páginas publicado por Morgan Stanley en 2019.

Astutamente titulado El ascenso de la economía SHE, Morgan Stanley pronostica que el 45 por ciento de las mujeres trabajadoras entre las edades de 25 y 44 serán solteras y sin hijos para 2030, la mayor proporción de la historia. Se espera que las mujeres solteras crezcan un 1,2 por ciento anual entre 2018 y 2030 en comparación con un crecimiento del 0,8 por ciento para la población general de los EE. UU. Para el 2030, el porcentaje de mujeres solteras se superará la de las mujeres casadas.

Si bien algunas de estas mujeres pueden muy bien evitar los principios de la hipergamia y conformarse con un hombre por debajo de su posición financiera y educativa, muchas buscarán una pareja de alto valor. Aquí es donde las cosas se vuelven realmente onerosas.

¡Energía! ¡Poder ilimitado!

Al seleccionar una pareja a largo plazo, supongamos que las mujeres solteras de EE.UU. Mayores de 18 años basan sus criterios de selección en la “regla de los seis”. Esta es una heurística de citas que estipula que la pareja ideal de una mujer debe tener 1) un ingreso de seis cifras, 2) abdominales de seis y 3) una altura de seis pies (1,83 m).

Por supuesto, hay muchas cualidades y características más allá de estas tres que hacen atractivo a un hombre. Sin embargo, para los propósitos de esta lección de objetos matemáticos, he seleccionado la regla de los seis, ya que representa un proxy simple para la selección de pareja hipergámica. Analicemos los números.

De todos los hombres en los EE.UU., se estima que el 13 por ciento tiene un ingreso anual de 100.000$ o más, el 14,5 por ciento mide seis pies (1,83 m) o más y el 10 por ciento tiene abdominales marcados. Aunque es probable que el número sea mucho menor, supongamos que el uno por ciento de los hombres estadounidenses posee las tres cualidades. Esto equivale a 1,009 millones de hombres de 18 años o más. En comparación, se estima que hay 33,8 millones de mujeres de 18 años o más que nunca se casaron en los EE.UU.

Si nos mantenemos dentro de los parámetros de este modelo, este grupo de mujeres supera efectivamente en número a sus parejas deseadas por un factor de 34. Además, si cada hombre está emparejado con una mujer soltera, esto deja a 32,8 millones de mujeres sin pareja. Este es un desequilibrio asombroso.

Conocida como la regla 80/20 o principio de Pareto, una distribución de la ley de potencia describe una relación entre dos variables donde una pequeña cantidad de variable A representa una proporción desproporcionada de la variable B.

El mercado sexual moderno se basa en una ley de poder en la que la mayoría de las mujeres desea un pequeño número de hombres de gran éxito. Si bien es poco probable que esta distribución sea perfectamente 80/20, es probable que se produzca un desequilibrio de algún tipo. Es importante destacar que no estoy sugiriendo que un pequeño grupo de hombres salga y se acueste con la mayoría de las mujeres. Eso es una imposibilidad logística. Sin embargo, existe una asimetría en lo que respecta a la atracción y la atención. Esto es evidente a partir de la investigación sobre Tinder.

Según un estudio de la aplicación de citas, mientras que a los hombres les gustaba el 60% de los perfiles femeninos que veían, a las mujeres solo les gustaba el 4,5% de los perfiles masculinos. Además, las mujeres, en promedio, veían al 80 por ciento de los hombres en las aplicaciones de citas como por debajo del promedio en atractivo. Es importante destacar que un estudio , que busca cuantificar las perspectivas de éxito en Tinder, determinó que “el 80 por ciento inferior de los hombres (en términos de atractivo) compite por el 22 por ciento inferior de las mujeres y el 78 por ciento superior de las mujeres compite por el 20 por ciento superior de los hombres”.

Si bien las distribuciones de la ley de potencia ocurren naturalmente en una multitud de entornos, sostengo que su presencia en Tinder es por diseño. El algoritmo central de la aplicación no está calibrado para producir resultados iguales. Esta es una función de su uso del sistema de clasificación ELO.

Creado por el físico húngaro-estadounidense Arpad Elo, el sistema de clasificación ELO fue diseñado para clasificar a los jugadores de ajedrez en torneos nacionales. En pocas palabras, la clasificación de un jugador se genera a partir de las calificaciones de sus oponentes y los resultados anotados en su contra.

Si bien el algoritmo de Tinder es ciertamente complejo, es fundamentalmente un “vasto sistema de votación” basado en ELO. Para desarrollar, la “conveniencia” de un perfil de Tinder se basa en la premisa de cuántos usuarios les ha “gustado” y cuál era la conveniencia de estos perfiles.

Cuantos más ‘me gusta’ acumules, mayor será tu atractivo. Además, su deseabilidad general se dispara cuando a un usuario con una mayor deseabilidad le gusta su perfil. Si un perfil con una conveniencia igual o menor no le gusta el suyo, su calificación se verá afectada. Por supuesto, el algoritmo le proporcionará perfiles cuya calificación de deseabilidad sea similar a la suya. Este sistema de clasificación está hecho a medida para una distribución de ley de potencia.

En teoría, un hombre de apariencia promedio no podrá aumentar su índice de deseabilidad si a las mujeres con calificaciones más altas no les gusta su perfil. ¿Y por qué lo harían? Independientemente de su calificación de deseabilidad, las mujeres que usan Tinder no están allí para Joey Bag o’Donuts. Están ahí para Chad o algún equivalente de alto valor. De hecho, las investigaciones indican que los hombres tienen más del doble de probabilidades de recibir una respuesta de mujeres menos deseables que ellos mismos que de otras más deseables.

Recuerde que a las mujeres en Tinder solo les gustó el 4,5 por ciento de los perfiles masculinos, mientras que a los hombres les gustó el 60 por ciento de los perfiles femeninos. Además, tenga en cuenta que la base de usuarios de Tinder es un 72 por ciento de hombres y un 28 por ciento de mujeres. Esto significa que al 72 por ciento de la base de usuarios le gusta el 60 por ciento del otro 28 por ciento, mientras que al 28 por ciento solo le gusta el 4,5 por ciento del otro 72 por ciento. Como tal, la calificación de deseabilidad de la mayoría de las mujeres en la aplicación está inflada debido al exceso de me gusta de los hombres con calificaciones más bajas, iguales o más altas.

Esta inflación coloca a las mujeres con una calificación de deseabilidad objetivamente más baja en el mismo grupo con los hombres altamente deseables que han sido seleccionados naturalmente. Como tal, una pequeña cantidad de hombres recibe una gran parte de la atención e interés de la mayoría de las mujeres en Tinder.

En los últimos años, Tinder ha mantenido que se ha alejado de ELO. Sin embargo, esto es difícil de creer. Si bien se pueden haber realizado cambios sutiles en el algoritmo, es probable que la mecánica central permanezca intacta.

El metajuego financiero de Tinder depende de la facilitación de una distribución de la ley de poder entre sus usuarios. Dado que el 78 por ciento superior de las mujeres en la aplicación compite por el 20 por ciento superior de los hombres, Tinder hará todo lo posible para mantener a estos hombres deslizándose. Se preocupa poco por el 80 y el 22 por ciento más pobre de los hombres y mujeres, ya que estos usuarios no generan mucho tráfico.

Este desequilibrio de la ley de poder en el mercado sexual es una posible explicación del aumento de la falta de sexo masculino. Según la Encuesta Social General, la proporción de hombres menores de 30 que informan que no tienen sexo casi se ha triplicado del ocho por ciento en 2008 al 28 por ciento en 2018.

¿Incluso tienes matemáticas, hermano?

Durante los últimos meses, intenté crear un modelo matemático para describir este desequilibrio en el mercado sexual. El modelado matemático es una herramienta de investigación útil para comprender el comportamiento humano.

Aunque diseñé varios modelos lineales, polinomiales y de umbral, ninguno fue capaz de capturar adecuadamente cómo los hombres y las mujeres seleccionaban a sus parejas. Afortunadamente, encontré un artículo de 2016 de los psicólogos evolucionistas Daniel Conroy-Beam y David Buss que proponía el uso de un algoritmo de integración euclidiana para determinar cómo se vinculaban la preferencia de pareja y la selección.

El problema con mis modelos anteriores era que trataban las preferencias de pareja de forma aislada. Las parejas potenciales no se presentan un rasgo a la vez. Más bien, evaluamos a las parejas potenciales en función de una serie de rasgos.

Un algoritmo de integración euclidiana incorpora preferencias de pareja mientras captura la gama completa de parejas potenciales y sus rasgos. La atracción hacia una pareja se calcula como la distancia inversa entre la preferencia de una persona y los rasgos correspondientes de cada pareja potencial. En términos sencillos, el modelo compara lo que está buscando en una pareja con si los posibles compañeros poseen estos rasgos. Cuanto más cerca estén estas dos cosas, más se adaptará un compañero a tus preferencias. El modelo matemático de Conroy-Beam y Buss era como tal:

donde n = el número de rasgos, p = valor de preferencia de una persona y t = valor del rasgo de una pareja.

Este modelo matemático ofrece información clave sobre nuestro mercado sexual desequilibrado. El número y el peso de las preferencias de pareja de una mujer se correlacionan negativamente con el número de parejas elegibles que están disponibles para ella. Por lo tanto, la distancia de un posible cónyuge a una mujer aumenta con cada nueva preferencia que agrega. En pocas palabras, cuanto más exijas, menos recibirás.

De manera más general, existe una desconexión entre lo que quieren las mujeres y lo que realmente tienen a su disposición. Mientras que un mayor logro masculino aumenta el número de opciones románticas que tiene un hombre, un mayor logro femenino reduce el número de opciones que tiene una mujer.

Este desequilibrio en el mercado sexual no es bueno. Una sociedad repleta de mujeres solitarias y hombres sexualmente frustrados es una que se precipita hacia el desastre. Es imperativo que nosotros, como sociedad, pensemos detenidamente en las soluciones a esta creciente crisis.

Vincent Harinam

Vincent Harinam es científico de datos, consultor de aplicación de la ley y candidato a doctorado en la Universidad de Cambridge. Puedes seguirlo @vincentharinam.

lunes, 24 de julio de 2017

Jorge Ilegal: «En las más oscuras profundidades del yo están las canciones más crudas y bellas»


Jorge Ilegal: «En las más oscuras profundidades del yo están las canciones más crudas y bellas»

El afilado rockero concede una larga entrevista a ABC por el estreno de «Mi vida entre las hormigas», un documental sobre su espigada figura tras 35 años de canciones descarnadas
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El músico en una caseta del festival «Cultura inquieta» tras conocer la suspensión de su concierto
El músico en una caseta del festival «Cultura inquieta» tras conocer la suspensión de su concierto - JAVIER MACIPE
Se le nota enflaquecido, con la calavera más demacrada que jamás le hayamos visto, y, con todo, conserva una robustez y un verdor envidiable a sus 62 años. Jorge Ilegal sigue en sus trece, sigue «espiando los juegos de los niños» desde la atalaya del vivir a su manera. Aunque, por descontado, en el recreo también ocurren pesadillas. Pero como posee genética guerrera, no piensa dejarse doblegar ni por el mismo tiempo. Y, ni mucho menos, por la lluvia que ha provocado la suspensión de su concierto en una olvidada tarde de julio en Getafe.
Tras 35 años cantando canciones descarnadas, el líder de Ilegales acaba de ser objeto de un documental sobre su espigada figura, «Mi vida entre las hormigas». Bajo la lupa de los directores, Chema Veiga y Juan Moya, Jorge Martínez no aparece como el insecto aterrador que fantasea con aparentar sino como un tipo lúcido, de proverbial verbo punzante y que en el casino de la vida ha apostado todo por el negro del rock & roll, con el pesado macuto que conlleva.
ABC ha charlado con el músico sobre varios de los temas tratados en la película: desde su participación en los noventa en la tertulia gritona de «Moros y cristianos» hasta la visión miope del mapa musical durante la Movida madrileña. O de su fascinación por las resacas, su supuesta inadaptación social, el Nobel a Dylan... y también sobre cuál será su legado. Por supuestísimo, ha caído pregunta sobre el trap.
Le llaman vampiro porque se niega a envejecer.
- Últimamente he estado chungo, tengo la cara que parece una máscara de miles de años. Pero sí, hasta hace poco no envejecía. Soy un tipo fuerte, incluso en una edad avanzada. Mi padre murió con 99 años y a los 94 era un hombre fuerte y totalmente independiente. Hay que negarse a envejecer. A ver, envejecer probablemente no sea del todo malo, lo digo en el sentido de perder facultades. Hay que resistirse a la pérdida de facultades. La manera es usar todo constantemente, que no se oxide nada. Lo uso todo.
Ahora prefiere componer sobrio, ergo ¿antes prefería hacerlo ebrio?
- A temporadas. Hay momentos en los que un punto de alcoholemia te abre las puertas a otras realidades, te sirve de llave. O cualquier droga. Aunque le he perdido el gusto a las drogas, no me gustan. Supongo que ese es un síntoma de vejez. Las resacas, por ejemplo, son muy valiosas, hay que saber explotarlas porque es el momento para hacer autocrítica. Es muy interesante la resaca.
¿Ha notado merma en su discurrir mental por los excesos?
- No. Desgraciadamente este puede ser un mal consejo. Ahora se ha descubierto que el cerebro se va ampliando, y que se siguen reproduciendo las neuronas. Creo que puedo hacer cosas que antes no podía hacer. Y con la guitarra también. Probablemente tengan que ver con una actividad cerebral antes que con una actividad mecánica, porque mecánicamente debería estar perdiendo facultades. Sin embargo, puedo hacer cosas ahora que antes me resultaban imposibles. De hecho, «Mi vida entre las hormigas» (la última que ha escrito) es probablemente mi canción más literaria de todas. Aquí sí influye el hecho cultural. Esto me pasa por haber leído a todos los autores satíricos romanos, vaya majaras, y a Whitman, a Nietzsche, a Schopenhauer, pero, sobre todo, se nota que todo está erosionado por la lectura atenta de «Las mil y una noches» y otras lecturas orientales. Ahí sí que se nota que la cultura se transpira con facilidad.
J. M.
¿Cómo es un día rutinario en su vida?
- No tengo días rutinarios. La repetición es nefasta para que la vida sea digna de ser vivida. Me levanto depende de qué día a una hora. Depende del plan, si es que hay plan, y voy mirando. A veces puede haber varios planes alternativos. Hay que hacer cosas, dejar la vida pasar es un crimen. Y lo que tengas ganas de hacer es lo que mejor vas a hacer. Es mucho mejor hacer lo que te dé la gana porque lo vas a hacer de puta madre.
¿Qué entiende por envejecer mal en el rock?
- Eso le pasa a los artistas de moda. El problema es alcanzar un grado de popularidad muy alto porque se te contrasta con otra época. Y mucha gente pierde facultades. Pero el rock no debería envejecer en absoluto, porque es muy totalitario, sobre todo el punk rock, que está conectado con cosas primitivas como la actitud que tenían la gente que hacía sátira en la antigua Grecia o Roma. MarcialJuvenal, etc. Ellos no han envejecido en absoluto. Es que ves las sátiras de Juvenal ahora, o a Virgilio o a Catulo, que tienen miles de años, y suenan actuales. Incluso muy duras. Virgilio es lo más punk. Le expulsaron de Roma. Le advirtieron varias veces y le acabaron desterrando por tocahuevos, por pervertidor de la moral. Todos, queramos o no, hemos bebido de Juvenal o Marcial, que te lo vas a encontrar en Quevedo, por ejemplo. Te los vas encontrando constantemente. Es lo que decía de las canciones, las que no son perecederas son las que están profundamente arraigadas en la naturaleza humana.
Hablando de Dylan... ¿Para cuándo un Cervantes a Jorge Martínez?
- Esta gente es mucho más retrógrada que los del Nobel, que mira que están anticuados. A mí no me gusta nada como escribe Dylan. Cambió muchas cosas, como ese hecho de que proyectase los derechos civiles sobre la canción popular. Porque lo que decían los Beatles eran, francamente, gilipolleces. Un día tuve que cantar una canción de los Beatles y, al traducirles, me dije: «Yo no canto esta mierda. Es horrible». En cambio, las canciones de Dylan las puedes traducir y muchas pueden sonrojarte, pero no todas. Creo que eran mejores Jerry Leiber Mike Stoner. Y muchos bluesmen eran también mejores letristas que Dylan. Dylan recogió un poco toda esa historia de Jimmie Rodgers Woody Guthrie, pero no le daría el Premio Nobel.
¿Le pareció mal incluso?
- No, me pareció que se le ha dado a toda una generación que luchó por unos derechos civiles. La medalla no era solo para Dylan, así que no se tenía que haber hecho tanto la estrecha para recogerlo. Pero ya sabemos de qué va este, desde el accidente quedó gilipollas.
En cualquier caso, ¿en España se podría conceder un premio así?
- No sé... Los Panero sí son gente que lo podría recibir. A mí me interesan. Pero tendría que pensármelo más.
¿Se ha levantado en medio de la noche a apuntar algo para una canción?
- Hay que levantarse a cualquier hora, hay que ser diligente. Me he ido de en medio de fiestas, con un planazo tremendo, y me han llamado gilipollas y de todo. Una vez en una tienda tenían todas las Fender Jaguar y todas las Fender Jazzmaster con los colores de los años sesenta recién reeditadas. Entré en la tienda y dije: «Ponme esta. Y ponme esa otra». Salí de allí con una en cada mano. Y yéndome volví a la tienda y dije: «Las quiero todas». «¿Cómo que todas, estás seguro?». «Sí, con la tarjeta». «Bueno, ¿te llevo a casa?», me dijo. Y yendo... «Para, que tengo una canción». «¿Que te vas a parar aquí?». «Sí, me voy a parar aquí a hacer una canción». El tío pensó que estaba grillado. Pero si no paras, no tienes la canción.
¿Cree que la policía de internet admitiría algunas de sus letras si se publicaran ahora? ¿Hay exceso de indignación?
- La principal culpa la tenemos los artistas con ese afán de ser políticamente correctos. Se intenta caer bien a todo el mundo no diciendo nada ofensivo y las fronteras de la libertad cada día son más pequeñas. Se constriñen, se van cerrando. Lo que tenemos que hacer es transgredir, incluso transgredir con gilipolleces, para que cada vez se hagan más amplias esas fronteras de libertad. Fíjate la tontería que era el destape en su momento, pero ensanchó la libertad. Cuando empezó aquello ya estábamos hartos de montar orgías y de ver culos, tetas y de todo, pero para generaciones anteriores o para personas que vivían en lugares más restringidos o con menos aire, o aire enrarecido, eso fue liberador.
¿Qué consejo, solo uno, le daría a alguien que acaba de formar un grupo o a componer?
- Le aconsejaría ir a la fuente más peligrosa. Lo que habla la canción de «Soy un macarra». Eso de mirarse en el espejo, ese ejercicio tan peligroso. Le aconsejaría ir a las más oscuras profundidades del yo, que es un sitio realmente peligroso, pero en el que están las canciones más crudas y más bellas. Y más valiosas. Ese es el sitio donde están las mejores. Ahora... hay que atreverse porque no está exento de peligros.

De Alaska a Yung Beef

Se dice que los 80 no solo eran los colorines de La Movida. Igor Paskual os define como «carpe diem desesperado». ¿Esa desesperación es lo que os diferencia de La Movida?
- La Movida es el fruto de una visión miope. La gente que estaba en Madrid, los críticos, solo se fijan en lo que estaba pasando en Madrid porque carecían de la capacidad de moverse. Probablemente porque estaban adscritos a la tierra, como los ciervos, y no podían ver lo que pasaba más allá. Mi profesión era diferente: yo soy músico. Y mi profesión era itinerante. Sabía lo que pasaba en el País Vasco, que se estaba gestando el Rock Radikal Vasco. Sabía que en Galicia estaban haciendo un rock de broma, con esa socarronería muy gallega. Sabía que en Cataluña el Rock Layetano estaba ahogando a todos los grupos mods y rockers, aunque había cosas. Sabía que en Levante había música para maricones de fin de semana. Conocía que la independencia había empezado en León, con Los Cardiacos, un grupo nuevaolero y con unas pintas... el aspecto físico era muy epatante. La zona centro estaba exhausta. Andalucía estaba exhausta completamente. ¿Por qué razón? Porque habían contribuido muy fuerte al rock andaluz, con TrianaAlameda, incluso los Medina Azahara estos... Esa era la realidad, una realidad amplia. Pero se veía de una forma miope, solo desde Madrid. Nosotros no éramos Movida, estábamos conectados. Pero luego, al ver que lo de La Movida se agotaba tan rápido, que no tenía carne, que no tenía nada, empezaron a absorber todo lo de la periferia. Empezaron a fagocitarlo todo con una voracidad tremenda. Nosotros estábamos al margen de todo el mundo, vivíamos de otra manera. Era verdad lo que hacíamos, reflejaba la forma de vida que teníamos. Veníamos de un medio muy violento. Yo venía de la facultad de Derecho, que era más violenta que el barrio de yonkis más violento. Allí sí había armas de fuego a diario, en la facultad de Derecho de Oviedo. A mí me apuntaron una vez con un arma. Como era un descerebrado en ese momento... Venía del ejercito y estaba desesperado en aquel momento, no tenía nada que perder. E hice frente a la situación con gran solvencia. Tenías que hacerlo si querías salir adelante. Todo eso se juntó con lo que llamaron reconversión, que simplemente es un eufemismo, antiguo pero eufemismo, que significa destrozar todo el tejido industrial, arrasar. Todo en la zona norte, una zona conflictiva tanto para las izquierdas como para las derechas. Porque fue elPSOE el que acabó con los astilleros, por el método de meter en la cárcel a todos los dirigentes. Le ponían una querella y conseguían meterlo, y luego otra al que cogiera la antorcha. Y luego otra... Hasta que consiguieron ahogar todos los movimientos obreros. Ese era nuestro medio, donde había reyertas en la calle a diario. Yo vivía en el centro, pero la gente que conocíamos se había metido en la heroína. Y la heroína es una droga muy destructiva que hizo estragos en toda una generación, la devoró. Era un caldo de cultivo violento. No era fácil vivir allí.
J. M.
No tiene pinta. ¿Qué grupos españoles destacaría de entonces? Haciendo un repaso de la época con el Zurdo nos dijo que lo más parecido a un genio en esa época era usted.
- El Zurdo es lo más parecido a un genio, era el tipo brillante de la época.De la Movida era él. Yo quiero conocer a ese tío. Cuando escuché el «Para ti», que la música se parece a... Es clavada a un disco que tengo de los sesenta, ahora no me sale el nombre. Y la letra me parece muy bien, flipé con esa historia. Nacha Pop era interesante. Tanto Antonio como Nacho. Lo que les pasó fue muy injusto porque les tildaron de babosos. Y no eran babosos, no tenían nada que ver con otros grupos de la época que sí lo eran. Aunque algunos se redimieran como Los Secretos, que empezaron a hacer otras cosas, probablemente, cuando descubrieron la vida. Un día descubrieron que los Reyes Magos no eran los padres y empezaron a hacer otro tipo de música que estaba bien. Me gustaban Los Cardiacos estos de León. Me he reído con Siniestro Total. Lo que pasa es que era una broma. Un tío que cuenta unos cuantos chistes bien se agradece. Ahora, el chistoso constante, por mucho cariño que le tengas, acaba hartándote. Yo veía muy fuertes a Los Rebeldes al principio. Carlos tenía una garra que fue perdiendo. Los grupos vascos eran un poco como el catecismo comunista, me parecían muy ingenuos. Aunque me divertían las cosas de Evaristo y algunas cosas de Kortatu. Evaristo es un tío inteligente.
¿Qué le pareció el indie de los noventa?
Mira, empezaron todos a cantar en inglés. Nosotros habíamos estado de gira en Ecuador, y allí querían prohibir el rock en español, por las cosas que se decían que si eran palabras malsonantes y tal. Querían solo inglés. Había unos intereses claros ahí, probablemente recelaban del rock como elemento liberador y que no convenía a las clases. Porque es un lugar muy divido sin clase media, con un bache intersocial muy elevado, y no solo eran las palabras porque también se transmitía información liberadora. Y vengo a España y me encuentro el rollo indie. «Es que nosotros cantamos en inglés». Pero bueno, ¿quién os ha subvencionado, pagan mucho? «No, nos pagan nada. Lo hacemos porque nos expresamos...». Lo que sois, sois gilipollas. Simplemente, no hay más cojones. Sois gilipollas. Porque muchas discográficas os pagarían una pasta porque nos estamos comiendo una cuarta parte de la tarta. Desde México hacia abajo, y, además, el español está penetrando en Estados Unidos. No entiendo el fenómeno indie. Cantaban en inglés pero luego tocaban en España y no salen. Y cuando salen fuera van a garitos de mierda. Van a tocar a a un garito que es como un váter de grande. ¿Y para eso cantas en inglés? Y luego en un inglés muy muy deficiente... Es muy tonto.
Pero no eran todos los grupos.
Eran casi todos... Muchos son amigos míos pero lo siento: sois unos gilipollas. Ya os lo dije en su momento.
¿Ha escuchado trap?
Sí. Buah, es tremendo. Me parece un fenómeno muy a tener en cuenta. Estoy al tanto de todas estas cosas, estudiarlo es muy interesante. Detesto el trap, no me gusta nada. Ni los vídeos, las chicas que salen en los vídeos me parecen sexualmente impracticables... Pero bueno, ¿quién sabe? Quizá alguno de estos llegue a hacer algo interesante a partir de ahí. Muchas cosas han traspasado la pared de mierda y se han convertido en algo realmente bueno. Nunca se sabe. Hay setas cojonudas que nacen en las cagadas de caballo y te aseguro que te ponen que no veas.

Martínez el coach: «Levántante y lucha»

Los Ilegales tienen canciones lúgubres y sórdidas, pero las hay también vitalistas («He decidido comportarme», «Tiempos nuevos, tiempos salvajes» o «Mi vida entre las hormigas») que promueven el ser tú mismo y luchar por salirte con la tuya. En esta última canta: «Abatido pero erguido, no me dejo derrotar». ¿Qué representaría para usted una derrota?
- La lucha por mantener el yo vivo es una constante pugna. Es una pugna entre ser asumido por el grupo, o por todas las agresiones que trae consigo la propia vida, y mantener ese yo vivo. Al final, la vida acaba mal. Acaba con la muerte, no hay más remedio. Lo guapo es mantenerse en pie. Es como en el rodeo o en los toros mecánicos, cuanto más tiempo estés arriba mejor. Eso es tener éxito en la vida, por eso no tienes que dejarte derrotar. Yo no dejo que me derroten, cuido mucho de mantenerme erguido.
Hace apología del vivir la vida fuera de convencionalismos castradores.
Antes morir que perder la vida. Para que la vida sea digna de ser vivida no hay más remedio que arriesgarla. Hay momentos que no queda otra que jugárselo todo. Y creo también que vale la pena. Una vida bien enfocada y bien vivida... Mira, tengo ahora 62 años y le he sacado un partido... Me lo pintaban muy negro trabajando en la oficina. Creo que por eso se provoca esa especie de depresión juvenil, al pensar en un futuro llevando la vida que llevan tus padres. Una vida plena solo se consigue siendo valiente.
¿Cuál fue su coste?
- Mi coste fue saltar sin red casi siempre. Se pierden amistades, se pierden parejas, se pierden muchas cosas. Pero vale la pena. La verdad es que, a veces, pierdo las amistades y las parejas con un placer... Es una liberación. Eso de vivir sin novia ni reloj, de «La vida es fuego», es una realidad. Es una canción un poco tonta, pero es algo que todo el mundo debería permitirse. Hasta nunca, hasta nunca... Qué pena, dices a veces. Y otras: levito de gozo de perderte de vista. ¿Cuántas posibilidades se me abren ahora? Ese libro que me voy a leer, esa borrachera que me voy a coger... O no, porque las rupturas no es el momento para beber. Unos días más allá, cuando dices qué bien va, sí es el momento.
J. M.
En la película varias personas cercanas especulan sobre su personalidad. Le denominan incluso inadaptado social, y se dice que el coste de su actitud ante la vida es la soledad. ¿Qué opina?
- Son opiniones que confluyen y, a veces, se contradicen entre sí. Creo que sí que vale la pena afrontar cualquier cosa, la soledad o lo que sea. Pero, de todas maneras, no estoy solo en absoluto. La soledad es un bien muy preciado, y para estar acompañado y para sentir la compañía, es necesaria la distancia. Igual que cuando ves un cuadro en un museo, sobre todo los impresionistas. O el mismo Velázquez. Si no lo ves a una cierta distancia no aprecias la obra en su conjunto, no entiendes las cosas. Las parejas y las amistades estallan en pedazos por exceso de proximidad. Con un poco más de distancia, con un distanciarse, tendrían muchas más posibilidades de éxito. Estoy convencido. Y luego hay que ser valiente y sincero con uno mismo. Cuando lo eres, y es lo más difícil ser sincero con uno mismo, lo eres con los demás con mucha facilidad. Y puedes decir cosas frontalmente que, a veces, son hirientes. Pero la verdad a la larga tiene menos peligros que la mentira, y es mejor, es menos dañina. Incluso a veces peco de bocazas, porque digo cosas sin que nadie me pregunte. Cosas molestas e inconvenientes, que no me convendría a mí mismo mencionar ni de pasada.
¿Por qué se recluye tanto en la casa de Bolgues? (Es una enorme residencia familiar bastante destartalada en ese pueblo).
Voy mucho allí, pero también me pierdo solo por el monte. Necesito el contacto con el medio natural, hace que toda neurosis que te pueda rondar sea inocua. Es realmente bueno. Voy a bucear al Cantábrico, que no son unas aguas amables precisamente, y es una limpieza total, es purificador. A ver, no soy un inadaptado. Conozco el juego perfectamente. Como con cuchillo y tenedor, incluso una naranja. Y no hay nada más estúpido... Consigo incluso cortarla sin que salpique nada. Sé hacerlo, joder. Solo que no vale la pena comer una naranja con cuchillo y tenedor, es una gilipollez. Con el marisco hago una disección perfecta, pero lo hago si me apetece. O, si no, me tiro unos días en el monte y como lo que sea. ¿Sabes qué pasa? Que te llaman raro por cómo puedas administrar a tu cuerpo, tu mente. Es como las posturas, que como tengas más que las que tiene la media ya tienes un problema. No tengo un problema, ustedes tienen un problema. De falta de flexibilidad. Las personas que solo están de pie, sentados o tumbados, tienen un problema de falta de flexibilidad. Yo puedo agacharme y hacer la de dios. Puedo acechar durante horas a un bicho con un arma en la mano sin cansarme. O puedo lograr posiciones realmente raras. Parece que se intenta escayolar a la gente, limitarla, lisiarla de alguna manera.
¿Perjudicó su faceta de tertuliano televisivo a su carrera musical, como sostiene Diego Alfredo Manrique?
- Puede ser, pero me divertía. Tiene razón. Él dice que la gente se distrae con las cosas menos interesantes pero que son muy llamativas. No es que no estén en la misma persona. El tener sentido del humor. Toda la gente medianamente inteligente, e incluso los muy muy inteligentes, tienen sentido del humor. Y dice que por ello no se me toma tan en serio como a otros que son más grandilocuentes. Y menciona a Serrat y Sabina, a los que la gente toma por poetas. Tócate los cojones. Sabina sé que no se toma por poeta, Serrat no lo sé.
¿Por qué no siguió?
- Me daban una pasta pero me cansé. Un día me sentí muy triste, estaba en Canal Sur y estaba Paquita Rico Lauren Postigo. Y podía decirles cosas que se merecen que se las pongan en la cara, realmente hirientes. Pero, de repente, sentí como una compasión repulsiva y dije no vuelvo más a estas mierdas.
¿Le han confundido alguna vez con un Matamoros?
- No, no... Aunque ahora se lleva mucho este peinado. Cuando empecé lo llevábamos poca gente.
Quizá lo puso de moda.
- Qué va. Lo empezaron a poner de moda los gays, que siempre andan probando cositas... Fueron los primeros en llevar el pelo al cero.
J. M.
¿Qué le hubiera gustado ser de no haber sido rockero?
- Tengo muchísimos intereses. El rock es lo que más me gusta, pero estuve a punto de ser abogado. Sería un juez que representaría un peligro para los corruptos. Ya en el colegio, por todos los que fui pasando que fueron muchos, siempre protegía a los más débiles. De hecho, había niños que solo jugaban cuando yo jugaba. Era acojonante. «Tíos, quitaos de aquí al lado, nenazas. Id más para allá, que no os va a pasar nada...». Me hubiera metido a caballero andante.
Esa faceta protectora se comenta en el documental, pero también su «individualidad exacerbada», lo que contradice lo anterior.
- La especie necesita que los individuos se cuiden unos entre otros. Y lo tienen también muchos animales, no solo los simios estos que nos creemos la hostia en el planeta. Sí cuido al grupo y a su seguridad, pero no tengo ese instinto gregario tan marcado. Soy muy individualista, me muevo solo. No me gusta volar en bandada, ¿sabes? Y no tengo paciencia para esperar. Cuando la gente se mueve de bar en bar, con las esperas de que va a venir tal y cual, es un puto coñazo. Generalmente, me despido a la francesa. Y con esa chica que has ligado en el momento y que tienes que esperar para seguirle el rollo pues no tengo paciencia. Me largo. «Pero espera, no...» (con voz de mujer). «Ya no te espero, joder».
¿Cuál cree que será su legado?
Hay algunas frases que probablemente sean repetición de autores anteriores. Es una cosa que ocurre mucho, que, aunque no hayas leído al autor, le robas la frase porque parece ser que los pensamientos están en el aire. Pero también va a haber un montón de frases totalmente originales. Y la manera en la que están colocadas también es muy original. Y creo que son efectivas. Es lo valioso que voy a dejar. De todas maneras, si no os gustan, lo tiráis y punto. No me voy a enfadar. Además, del más allá nadie viene para vengarse.
¿Cómo acabará Jorge Martínez?
Mal. Esto es un acto de generosidad total. Creo absolutamente en lo que hago. Y me arriesgo. He arriesgado muchas veces capitales enormes para poder hacer lo que hago. Y dejar las canciones que están ahí. Tener para vivir de puta madre y ponerlo todo en riesgo. Y no dar el brazo a torcer pudiendo hacer otras cosas. Al correo, que tuve hasta muy tarde en casa de mis padres, llegaron unas ofertas de trabajo tremendas, para dirigir cosas. Y no acepté ninguna. ¿Cómo puede ser? Creo que es mi obligación. Si tienes un don, o crees que puedes ofertar algo valioso... Hay una cosa animal que te dice no, haz esto. ¿Que voy a acabar mal? Claro. Estoy asumiendo unos riesgos tremendos. Solo me estoy ocupando de conseguir la obra. Y me gasto en herramientas lo que haga falta. Si necesito una guitarra de 40.000 euros, no me lo pienso. Los riesgos son de todo tipo. Económicos, de quedar en la indigencia y de todo. He arriesgado cantidades enormes. Y lo voy a hacer. Tengo que hacerlo.