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martes, 12 de julio de 2011

Los renos de la isla de Saint Matthew



Hace ya un par de años que sigo con gran interés las viñetas de Stuart McMillen, un joven australiano con un más que recomendable blog,recombinant records, dedicado a concienciar sobre diferentes temas mediante comics, en un estilo similar a los que habéis visto en Amazings de Darryl Cunningham. Los que lleváis tiempo por la Aldea seguro que lo recordáis de la viñeta sobre Orwell y Huxley.

Bien, pues hoy McMillen me vuelve a descubrir una interesante historia a la que finalmente añade una moraleja que, aunque no es comparable con la situación en la que nos encontramos los ya casi 7.000 millones de habitantes que poblamos la Tierra, si es cierto que deja una sensación inquietante tras conocer el relato.

SEGUIR LEYENDO "Los renos de la isla de Saint Matthews"Saint Matthew es una apartada isla junto a Alaska que durante siglos había estado tranquila en medio del frío Mar de Bering. Un punto como otro cualquiera en un inmenso desierto azul de agua y hielo al que, durante la segunda guerra mundial, algún cerebro militar se le ocurrió darle una función bélica instalando una estación de radio (Long range radio navigation system, LORAN)Corría el peligroso año 1944 cuando se designó un equipo de 19 hombres que se encargarían de las instalaciones y del proyecto en la isla. Junto con todos los materiales a bordo, también se cargaron 29 renos que, en caso de necesidades sobrevenidas, pudieran servir de aprovisionamiento y alimento. Estando en guerra, nunca se sabe lo que puede pasar...

Sin embargo, cosas del destino, la historia quiso que la guerra terminara un año más tarde y los planes del alto mando ordenaran desmontar el campamento y volver a casa. Dicho y hecho, aquellos 19 hombres empacaron, embarcaron y regresaron a sus hogares... dejando a aquellos 29 renos en la isla.Saint Matthew volvía a ser una isla desierta, aunque en esta ocasión albergaba a unos invitados recien llegados que, en ausencia de humanos, se convertirían en amos y señores del lugar.

Los renos se acomodaron a sus anchas y, con un clima adecuado, una vegetación abundante y sobre todo, sin depredadores que les pudieran incordiar, debieron pensar que el ser abandonados en aquella remota isla, al fin y al cabo, no iba a ser tan mala idea.Pero ya sabéis que el tiempo pasa volando, aunque seas un reno feliz y resulta que en 1957, los curiosos habitantes de Saint Matthew iban a recibir de nuevo a un puñado humanos curioseando por allí.Se trataba de un equipo de investigadores que al llegar se quedó asombrado...en tan solo un periodo de 13 años la colonia de renos había pasado de los 29 originales a 1350 ejemplares.

Los renos, toda una colonia a estas alturas, estaban bien alimentados, saludables y se habían multiplicado a un ritmo más que considerable.Desde aquel año de 1957 hasta la próxima visita humana a Saint Matthew habrían de pasar otros 6 años, para situarnos en 1963.

La población de renos en esos seis años había pasado de 1350 renos a la ya multitudinaria cifra de 6.000 ejemplares. Un fascinante crecimiento que dejó con la boca abierta a los investigadores que regresaron a Saint Matthew... aquel asombro se convertiría en estupor tan solo 3 años después...

1966. Nuevos investigadores, interesados en esta interesante colonia de renos regresan a la isla y se encuentran con lo impensable... centenares de huesos, esqueletos y cadáveres diseminados por toda la isla... el apocalipsis maya en versión reno.

En el espectacular lapso de tres años (1963 a 1966) la población de 6.000 renos se había visto reducida drásticamente a cifras escalofriantes: Sólamente habían sobrevivido 42 ejemplares, de los cuáles y para más desgracia, tan sólo quedaba un macho que, posteriormente se comprobó esteril.La isla, antes verde y fértil, se encontraba totalmente agotada y la vegetación apenas se encontraba cuando antes abundaba por cualquier rincón.

El desmesurado crecimiento de la población acabó con los recursos de Saint Matthew hasta que un breve invierno de escasez, bastó para acabar con la próspera comunidad de renos.La comparación del caso de los renos de Saint Matthew con el crecimiento de la población humana es tentadora. Aunque, evidentemente, nos separan cientos de diferencias con la isla de Alaska, también es inquietante pensar que tenemos algunos elementos en común... al fin y al cabo, que los recursos naturales no son infinitos es algo que no parece ser discutible.Recursos y población que los gasta. La ecuación, evidentemente, tiene muchas variantes pero, la metáfora y moraleja de aquellos 29 renos, nos deja al menos un resultado posible realmente preocupante.

How big is your island?Una pregunta con trampa que, sin embargo, muestra a grandes rasgos lo que todos sabemos pero convenimos en olvidar a propósito... Esto no va a durar para siempre si no lo usamos de manera equilibrada.La población de renos de Saint Matthew's Island aguantó algunos años más hasta que en 1980 murió el último ejemplar. Una aventura que comenzó en 1944 con 29 renos y que terminó 36 años después cuando el último reno volvió a dejar la isla sin amos y señores.Vivieron deprisa, crecieron y se multiplicaron, tuvieron momentos de esplendor y finalmente, desaparecieron igual de rápido que llegaron.


lunes, 2 de agosto de 2010

Los animales de compañía y los derechos de los animales.


Articulo escrito por Ensalada Filosófica.


Los animales de compañía han estado junto al hombre desde los inicios. El registro más antiguo que se tiene de un animal de compañía (un perro) es de hace 31.700 años en las cuevas Goyet en Bélgica.

Los animales siempre han estado con nosotros, por diversos motivos: ayuda, distracción, protección, apoyo logístico, guerras, razones sentimentales, estéticas, simbólicas, etc.

Es difícil poder imaginarse al mundo antiguo sin la omnipresencia del caballo como herramienta de conquista, en algunas partes de Asia se usó al elefante como animal de carga y como guerrero, los bueyes son aún bestias de carga, la aves de rapiña ayudan a cazadores en las montañas, las serpientes se usan en trampas mortales, existen lobos amaestrados para controlar a posibles invasores, delfines usados en costosos tratamientos de “delfino-terapia”, sabios y fieles perros que guían el camino de personas con problemas de visión, perros salvavidas, más heroicos que algunos humanos, perros ayudantes de bomberos y de la lucha anti-droga, etc.
La lista es interminable, esta relación cercana se ve en todas partes. Los animales ayudan al hombre en todo aspecto y los hombres los recompensan con cariño, cuidado y alimento.

Los derechos de los animales existieron primero como ley invisible desde la antigüedad, como ejemplo en el antiguo Egipto, si una persona mataba a un gato se lo condenaba a muerte, ya que el gato era para el pueblo egipcio un animal sagrado. Ejemplos como este los encontramos en toda la historia de civilizaciones urbanas y rurales. Hay que considerar también que con el advenimiento de la modernidad las masas se trasladaron a la ciudad y , según la ONU, en el 2010 la población urbana sobrepasó a la rural.

El desarrollo urbanístico tiene ventajas y desventajas, una de ellas es la reducción del espacio de las viviendas, esto ha llegado a niveles extremos en lugares como Tokio, donde las viviendas promedio tienen menos de 40 metros cuadrados.
En países con menos población hay una disminución de las áreas verdes y de áreas públicas de esparcimiento, si bien en otros países esto está cambiando, la tendencia va en esa dirección.
En el proceso de cambio de lo rural a lo urbano, el humano llevó sus costumbres rurales y milenarias: sus amigos y fieles compañeros, los mamíferos de compañía y los mamíferos comestibles y proveedores de alimentos, en ciertos casos lo acompañaron los anfibios , aves y reptiles, siendo estos últimos animales de compañía "tabú".

Existe una declaración universal de los derechos de los animales que se expidió en 1977, aprobada por la ONU y la UNESCO. (http://www.me.gov.ar/efeme/diaanimal/derecho.html).
Este es el instrumento de máxima legalidad universal , es la base que permite exigir el derecho de los animales...Pero hay un punto interpretable según el ego humano, y ese es el motivo de este articulo.

Articulo 10, párrafo a:


“Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre”.


Según la RAE:


Explotación significa: La acción o efecto explotar,

Explotar (Del fr. exploiter, sacar provecho [de algo])

1. tr. Extraer de las minas la riqueza que contienen.
2. tr. Sacar utilidad de un negocio o industria en provecho propio.
3. tr. Utilizar en provecho propio, por lo general de un modo abusivo, las cualidades o sentimientos de una persona, de un suceso o de una circunstancia cualquiera.

Esparcimiento:

1. m. Acción y efecto de esparcir.
2. m. despejo (‖ desembarazo, soltura en el trato).
3. m. diversión (‖ recreo).
4. m. Conjunto de actividades con que se llena el tiempo libre.


El gran objetivo de los valientes defensores de los animales es precisamente el cumplimiento de los derechos de los animales en general. Pero este punto (artículo 10, párrafo a:) es el más polémico y no se toma en cuenta correctamente por algunos protectores de los derechos de los animales, ya que hoy en día la gran mayoría de las heroicas organizaciones protectoras de animales de compañía, unicamente recuperan perros y gatos callejeros (que en algunos casos los esterilizan o castran), les dan atención veterinaria y posteriormente son dados en adopción a personas que aman los animales, (para esto se hace un estudio del candidato/a , donde se verifica si el animal estará en buenas manos y tendrá los cuidados necesarios para su supervivencia y subsistencia digna y que este no será objeto de venta).

En el mejor de los casos el animal regresa a un hábitat donde es amado, cuidado y alimentado correctamente, y donde podrá pasar el resto de sus días en una felicidad inmensamente superior a su anterior estado; además estará acompañado de personas que tienen las posibilidades, espacio y ternura suficiente para atenderlos.

Pero hay algo a lo que los defensores de los animales no le dan la debida importancia :El “Libre Mercado” que tiene consecuencias funestas para los derechos de los animales.

El libre mercado permite VENDER y NEGOCIAR mascotas, tal como lo hacían las potencias de la antigüedad (hasta mediados del siglo XVII) con los esclavos. En esos oscuros tiempos se permitía y fomentaba el comercio de esclavos puesto que que era un negocio lucrativo, en el que se trata a los seres humanos como "animales".

Por supuesto, no todas las personas que negocian con animales son tratantes, y no todos los que compran son desalmados. Pero tampoco son todos amorosos. Este es hoy en día el mayor problema en lo que respecta a los derechos de los animales en los países occidentales, tan consumistas, que por efectos de: publicidad, esquemas sociales, competencia y marketing, inducen a muchos niños y adultos a caer en la gran tentación de adquirir a un determinado animal ya que es: “lindo”, “dulce”, “buena compañía” o porque "da seguridad”, entre otras cualidades. Cualquier persona hoy en día tiene total libertad para comprar un animal.

Estos impulsos de compra tienen raíces: culturales, sociales, psicológicas y están influenciados por el urbanismo. Esos impulsos son humanos, no animales. Reconocer este hecho no es del agrado de los amantes de los animales que “tratan con ética intachable y amor infinito” a sus mascotas. No pongo esto en duda, pero ¿el animal realmente quiere eso? Lógicamente ningún animal quiere estar en una jaula esperando que alguien lo compre, pero esta situación se dio durante la esclavitud. Cuando los esclavos eran vendidos a "dueños" buenos y tiranos la diferencia en el trato llegaba a tal extremo que había algunos esclavos que rechazaban la libertad.

Recordemos que las esclavas voluptuosas y los esclavos musculosos eran la mercadería más apetecida por los tratantes de esclavos...igual que sucede hoy en día con los animales de compañía. Como ejemplo podríamos decir que es más costoso y mas "chic" comprar un gato persa con pedigree que adoptar a un gato callejero. Así como en su día la esclavitud ayudó a construir América y Europa [como lo definió el gran escritor Eduardo Galeano], ahora la esclavitud de los animales ayuda a la auto-definición consumista de algunas personas.


El ego humano occidental esclavista que consideró a sus iguales “animales” , hasta el extremo de comerciar con ellos, es es el mismo ego -con un maquillaje socialmente aceptado- que considera a los animales una mercancía para la venta, para satisfacer en muchos casos caprichos estéticos, basados en tradiciones y malentendidos apegos, que a fuerza de repetición son erróneamente considerados “normales" y hasta" necesarios”.


La esclavitud animal ayudó a construir en el siglo XX el imperio de la industria del cuidado animal. La mayoría de los clientes de dicha industria se encuentran en ciudades, no en el campo, que es el entorno original de los animales. Por eso, esa industria ha promovido la descolocación artificial de muchos animales utilizando imágenes tan disparatadas como un hurón viviendo en una casa. No porque estas imágenes se difundan masivamente, deben dejar de ser cuestionarse.


Esto no quiere decir de ninguna manera que las personas con problemas de visión no puedan tener animales que los guíen, ni que este mal que existan perros entrenados como salvavidas, ya que los dueños quieren a estos perros en algunos casos tanto como a su familia.
En el caso de los animales que controlan plagas como los gatos, los dueños los tratan por lo general muy bien, y el animal pocas veces tiene el impulso de escapar, ya que su sustento está asegurado y se siente en su ambiente.

Esta es la relación original, la que sabemos que los animales de compañía buscaron. Sustento y cuidado en su propio entorno salvaje, en una relación de mutuo beneficio.

Los pájaros enjaulados, ¿se quedan dentro de la jaula cuando la puerta está abierta?

Si dejáramos una "casa" de hamster o chinchilla en medio del bosque ¿se quedarían en ella?

Si colocamos una caja abierta con una serpiente en medio de la selva, ¿se quedaría dentro la serpiente?

Los perros "urbanos", despojados a la fuerza de sus instintos primarios, ¿podrían regresar a casa si se perdieran? Y si supieran como regresar...¿regresarían? Algunos NO, esto lo podemos comprobar en el sinnúmero de jaurías que se ven en algunos suburbios tercermundistas donde los perros se unen para sobrevivir y no regresan a sus dueños (que en muchos casos los abandonaron al nacer). Eso perros son a veces hostiles con los seres humanos y por eso los catalogan de peligrosos, los enjaulan y en algunos casos los sacrifican (en otros son rescatados y curados al igual que se hacia con los esclavos rebeldes).

Los gatos en época de celo son encerrados por temor a que se escapen y se les impide satisfacer sus instintos. En el mejor de los casos se les consigue una "pareja", que nosotros elegimos. Aunque parezca un disparate, ¿cómo sabemos que lo que hacemos es lo mejor para el animal? Se que hay estudios sobre el tema que mejoran nuestras cuidados a las mascotas en este y otros casos. Esto es un gran avance, pero los animales siguen siendo nuestros esclavos. Aunque los amemos.

Es interesante como reaccionan ante este tema los dueños de las mascotas que creen ser parte de una minoría que trata a los animales con absoluta ética.

El animal debería DECIDIR con quién se queda y en qué entorno vive, no el humano. La ética funciona y se cumplen los derechos animales cuando se acaba el comercio de animales de compañía y se los deja de considerar un producto de consumo.

No estoy en contra de la relación humano-animal, pues ha existido desde hace miles de años, pero los animales pueden en algunos casos ayudarnos, salvarnos la vida, darnos amor y recibirlo de nosotros, pero para esto no hace falta sacarlos de su entorno ni privarlos de su libertad, como por ejemplos en el caso de los delfines que rescatan a los náufragos.

Habrá quienes piensen: "los animales se adaptan a su entorno", pero lo mismo sucedía con los esclavos cuando se los sacaba de su tierra. Y sí, no dudo que haya personas con ranchos o viviendas amplias donde el animal se siente “como” en su entorno, pero en muchos de estos casos el animal no tiene compañía de sus semejantes y/o de sus "dueños".

La mayor prueba de libertad para el animal sería dejarle vía de escape para ver si regresa. Si se va, es porque quiere regresar a sus instintos. Pero nosotros no queremos que regrese a esos instintos porque le tenemos apego. Lógicamente esto es una prueba imposible en entornos urbanos, ya que se dejaría al animal en un entorno ajeno a él, hostil y diseñado para seres humanos. Solo conseguiríamos que el animal muera atropellado, enferme o muera de hambre.


Esta es una pequeña llamada a los activistas, para que su heroica y gigantesca labor se dirija al origen del problema: la venta de los animales y la creación de la necesitad de los animales de compañía en entornos urbanos.

El articulo 10 de los Derechos Universales de los Animales, debe ser respetado.

Ensalada Filosófica.

viernes, 12 de marzo de 2010

El respeto hacia la vida



El respeto a todas las formas de vida es una tendencia que refleja la nueva sensibilidad de los tiempos.
La amenaza de desastres naturales está logrando que nuestra civilización empiece, a punta de miedo, a respetar el medio ambiente.
Pero la verdadera lección del calentamiento global debería ser que si queremos vivir en equilibrio es necesario, como civilización, empezar a practicar un genuino respeto hacia las otras formas de vida en el planeta.
En el año 1886, la Corte suprema de EEUU extendió los derechos humanos a las corporaciones, reconociendo así a las empresas el derecho a la vida, a la libre expresión, a la privacidad y a todo lo demás, como si éstas fueran seres vivientes.
Si el sistema legal más prestigioso del mundo ha reconocido derechos a las corporaciones, ¿qué tan descabellado podría ser extender los derechos de las personas al medio ambiente y a los animales?
Maltrato animal
En la industria alimenticia, vacas, gallinas, pavos y cerdos son hacinados en minúsculos espacios sin capacidad de moverse, sin luz solar ni aire fresco, sobrealimentados hasta volverlos obesos y muchas veces sumidos en sus propios excrementos.
Como cualquier industria, la alimenticia ha perfeccionado la técnica de la minimización de costos y maximización de productividad, en este caso a costa del sufrimiento animal.
En la industria textil, hacer cuero y pieles conlleva vidas en cautiverio en condiciones inhumanas y todavía se ven prácticas abominables como despellejar a los animales mientras agonizan.
Este tipo de excesos podrían reducirse si existieran en el mundo leyes que limiten la crueldad contra los animales, pero desafortunadamente el gran poderío económico de las corporaciones que hacen negocio de esto ha sabido comprar la complicidad de los gobiernos, aun en los países desarrollados.
Con respecto a las pruebas con animales en laboratorios, que hoy se sabe llegan a extremos inimaginables de crueldad, se ha demostrado hasta la saciedad que tienen sustitutos quizás más costosos pero menos inhumanos.
Prueba de ello es el cada vez mayor número de productos que llevan impresos en sus etiquetas que no se han realizado pruebas con animales.
Luego de haber domesticado perros y gatos y volverlos seres indefensos en la ciudad, nuestras sociedades rehuyen el deber de auxiliar a aquellos que están perdidos en la selva de cemento.
En la industria del entretenimiento, ahora mismo hay gente que considera un espectáculo ver cómo un hombre armado mata a un toro.
Zoológicos y traficantes de animales silvestres insisten en apartar a estos seres indefensos de sus hábitats naturales donde han vivido en paz durante millones de años.
Delfines, tigres y otros animales de circos y acuarios son encerrados y forzados a actuar en formas no naturales con el propósito de entretener.
El planeta en que vivimos es un complejo ecosistema que tiene vida propia y todo indica que nuestro usufructo de él ya se pasó de la raya.
¿Soluciones?
Quienes se rebelan ante el hecho de que nos hayamos convertido en los grandes torturadores del planeta tratan de difundir la noticia de que en la mayoría de los casos mencionados no hay realmente una necesidad vital de infringir sufrimientos, contrario a lo que nos han hecho creer.
Afortunadamente, la humanidad está viviendo una progresiva sensibilización, sobre todo en las nuevas generaciones, que implica una renovada actitud de respeto hacia la vida, y es este proceso el que eventualmente nos podrá alejar de la barbarie, la guerra y la injusticia.
Hoy sabemos que el planeta está allí para amarlo e interactuar con él; no para exprimirlo hasta agotarlo.
Estamos evolucionando, y así como a nuestros antepasados les costó aceptar que no se debe explotar a los otros seres humanos, nosotros estamos empezando a aprender que todas las formas de vida merecen respeto.
Los próximos años verán cambios en las legislaciones a nivel mundial para adaptarse a la nueva sensibilidad de los tiempos.
En este momento, un pequeño país sudamericano llamado Ecuador está deliberando reconocer los derechos del medio ambiente y los animales en su nueva constitución, lo que lo convertiría en un país pionero a la hora de formalizar legalmente una tendencia que posiblemente sea la que nos transforme realmente en la especie civilizada de este planeta.