viernes, 2 de agosto de 2024

DESDE UN INCONSCIENTE FEMENINO PROGRAMADO Y HERIDO SOLO SE PUEDE ELEGIR MAL


                                          



Las películas, series, telenovelas, la cultura, las historias familiares, han programado a la mente femenina para elegir al “chico malo”, al traidor, al mujeriego, al hombre que las hace sufrir y, últimamente, al capo, al mafioso, al que vive rodeado de lujos y mujeres.
Una mujer ciega, programada por los medios, la cultura, y por supuesto por los propios traumas infantiles vividos con su padre, siempre elegirá al que menos le conviene.
Este es el hombre que les gusta, no por guapo, no por productivo, sino por canalla. Es un hombre que miente, que es incapaz de comprometerse. No es alguien digno de un amor puro.

Pero las mujeres los prefieren, porque ellos son los maestros que les enseñarán, a través del camino de la experiencia, que es el camino del dolor, lo que ellas aún no saben de sí mismas.
Harán un tortuoso camino a través de la envidia, los celos, la infidelidad, la humillación.
El camino del amor propio, en cambio, es simple, pero casi nadie lo elige. Esto es porque la mayoría duerme en sus propias programaciones.
Lo que la mayoría de mujeres programadas quiere en un hombre es: dinero (le llaman estabilidad económica), sexo (le llaman “soy deseada”), y que la obedezca (le llaman “soy empoderada”).

Lo que las mujeres programadas ignoran es que son ellas las que están siendo usadas.
¿Cuál es el sueño de la mujer programada?
Que el mal hombre del que está enamorada, cambie. Como esto nunca ocurre, esta mujer se va acostumbrando a soportar mentiras, manipulaciones, malos tratos, violencia. Mientras tanto, su vida personal se derrumba: descuida su trabajo, sus hijos, sus negocios, sus otras relaciones.
Ella sigue esperando que él cambie, porque su ceguera le impide ver que es ella la que tiene que cambiar. Tiene que dejar de pensar como piensa, y bajar a la realidad.

La realidad es que no sabe nada de cómo funciona la mente masculina ni femenina. Y que mientras viva en la ignorancia, elegirá a ciegas, desde el inconsciente. Y lo llamará “destino”.
El problema no son los hombres mujeriegos, el problema son las mujeres programadas que todavía, con todas las herramientas, terapias, sanaciones que hay, siguen eligiéndolos.
Estas mujeres no eligen a los hombres buenos, fieles, trabajadores, porque esos hombres “las aburren”.

Ellas quieren emociones fuertes, al chico malo, al que les gusta a todas. Esto es porque eligen desde una herida profunda en su infancia, y no desde la verdadera esencia de lo que son.
Si la mujer pudiera elegir desde la sabiduría y no desde la ignorancia, elegiría a un buen hombre. Pero como están cegadas por los traumas, enfermas por los eventos del pasado, eligen mal.

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