“La crisis no es porque ocurra lo que está ocurriendo, lo potente es que hoy nos damos cuenta y no nos gusta.”
El doctor en biología, premio nacional de Ciencias 1994 y co-fundador de Matríztica, Humberto Maturana, sostiene que la creciente desconfianza en las instituciones, las irregularidades en el financiamiento de la política y el aumento del malestar social, no es el reflejo de una crisis, sino que se revela un aspecto de nuestra historia.
En entrevista en La Segunda, el académico expresa que lo que está aconteciendo en el país “no es nada raro… Se revela simplemente un aspecto de nuestra historia, de uso y a veces mal uso de las relaciones humanas para obtener resultados particulares, que van acompañadas de cierta malicia y deshonestidad. Esa práctica viene de la época de la Colonia. Nunca lo habíamos visto como problema, siempre hablamos de que Chile no era un país corrupto y, cuando ha habido estas situaciones, las hemos visto como puntuales. Lo que pasa es que ahora se ha visto una trama mucho más grande que afecta la convivencia económica, política y social”.
Y agrega que “lo miramos como crisis y eso es bueno, porque quiere decir que la situación no nos gusta (…) La crisis no es porque ocurra lo que está ocurriendo, lo potente es que hoy nos damos cuenta y no nos gusta. No nos gusta lo que está pasando porque tiene que ver con nuestras cegueras ante lo que hacemos: ver algo que pasaba y que ha estado pasado por mucho tiempo y que no veíamos u ocultábamos, pero de pronto lo vemos y no nos gusta. Es una gran oportunidad para salir de de esta situación, para cambiar el curso de nuestras relaciones, para cambiar el curso de cómo hacemos política.
“No es cierto que los seres humanos somos seres racionales por excelencia. Somos seres emocionales que usamos la razón para justificar u ocultar las emociones en las cuales se dan nuestras acciones.”
Encuentro magnífico lo que está ocurriendo, es nuestra oportunidad de volvernos respetuosos de nosotros mismos y entender esta crisis ética-moral no es producto de un error, es producto de un fraude sistémico, lo que la hace más grave aún”.
Frente al clima de abierta desconfianza de la ciudadanía hacia el Gobierno, la política y las instituciones en general, Maturana señala que existe un desencanto al darse cuenta de las irregularidades que ocurren y “si esto nos escandaliza, es maravilloso porque nos muestra que no queremos vivir así, ahí está la gran oportunidad para cambiar las cosas”.
Frente a la crisis de confianza ¿A quién recurrir?
Maturana señala de manera preclara: “A nosotros mismos. Si le voy a pedir a la autoridad religiosa, política, o económica que venga a resolver los problemas, no voy a participar en la generación de una convivencia, porque no me voy a comprometer. La autoridad no resuelve los problemas, los problemas se resuelven en las conversaciones porque tienen que ver con las emociones, no tienen que ver con la razón, tienen que ver con la colaboración. Y cuando decimos que a nosotros mismos, también estamos trayendo a la mano nuestras raíces, nuestras historias, experiencias y comprensiones diversas. En Chile no somos todos iguales. Somos maravillosamente diferentes, diversos, y la gran tarea es encontrarnos en un conversar en la colaboración en esa diversidad en torno a un proyecto país común. La equidad tan conscientemente anhelada hoy, no es otra cosa que la legitimidad de la diversidad”, sostiene el académico.
Frente al sistema económico señala que “el tema central de la economía del país no debe ser la búsqueda del crecimiento continuo, sino que el de la transformación de la actividad económica como una dinámica sistemática en torno a la conservación del bienestar social en equidad y ética desde la armonía ecológica en una población estable. El crecimiento lineal continuo siempre lleva al desastre ecológico, que en nuestro vivir humano es ético-social.”
Corrupción, huelgas….
“Si queremos que la corrupción, por ejemplo se termine, hay que preguntarse cómo desaparece. Y eso se hace con honestidad, conversación y colaboración. Las ganas de conversar aparecen cuando hay mutuo respeto, por lo tanto mucho escuchar reciproco.”
“El respeto implica que yo acepto la legitimidad de otro y que estoy dispuesto a conversar con él o ella para que resolvamos las diferencias de una manera que resulte adecuada para todos los involucrados. Y eso no implica hacer concesiones, sino que buscar un modo de operar que sea de colaboración. Cuando los jóvenes, los estudiantes, los profesores, los trabajadores llegan a la huelga, ¿qué nos muestra eso? La huelga es una exigencia, una acción de fuerza que dice ‘no me escuchan’.”
“Si queremos que la corrupción, por ejemplo se termine, hay que preguntarse cómo desaparece. Y eso se hace con honestidad, conversación y colaboración. Las ganas de conversar aparecen cuando hay mutuo respeto, por lo tanto mucho escuchar reciproco.”
“El respeto implica que yo acepto la legitimidad de otro y que estoy dispuesto a conversar con él o ella para que resolvamos las diferencias de una manera que resulte adecuada para todos los involucrados. Y eso no implica hacer concesiones, sino que buscar un modo de operar que sea de colaboración. Cuando los jóvenes, los estudiantes, los profesores, los trabajadores llegan a la huelga, ¿qué nos muestra eso? La huelga es una exigencia, una acción de fuerza que dice ‘no me escuchan’.”
“Si quiero que ese acuerdo consista en que el otro ceda y acepte lo que yo digo, entonces no hay acuerdo. Llegar a acuerdos implica ser honestos en la conversación y explicar desde donde pedimos lo que pedimos y desde donde que se da lo que se da.”