miércoles, 20 de mayo de 2015

“El día que murió Roldós, Osvaldo Hurtado jugaba tenis”

ENTREVISTA / JAIME GALARZA ZAVALA / ESCRITOR, POETA, ENSAYISTA Y PERIODISTA


La reedición de su obra ¿Quiénes mataron a Roldós? se presentará esta tarde en la Asamblea Nacional.

Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
Foto: Fernando Sandoval / El Telégrafo
Geovanna Melendres
Después de 34 años el libro¿Quiénes mataron a Roldós?sigue vigente. La reedición del trabajo de investigación del escritor Jaime Galarza, publicado originalmente en 1982, será presentada a las 18:30 en el salón José María Lequerica de la Asamblea Nacional.  
Usted siempre sostuvo que el 24 de mayo de 1981 se cometió un magnicidio en contra del presidente Jaime Roldós Aguilera, en un accidente aéreo donde también fallecieron su esposa y 7 tripulantes que se trasladaban a Loja. ¿En qué se fundamentó?  
Al cabo de un año del suceso publiqué por primera vez mi libro ¿Quiénes mataron a Roldós? en base a entrevistas con campesinos de la zona, conversaciones con comerciantes, con el sacerdote, con el propietario del vehículo que trasladó partes del avión y, de modo particular, en base a los informes oficiales de la Junta de Investigaciones de Accidentes (JIA) que constituyó el Ministerio de Defensa para ese efecto. A más del análisis del contexto internacional en el cual murió Roldós, todo eso me llevó a la conclusión de que se trató de un magnicidio orquestado no solo por la CIA sino por diversos intereses de la derecha ecuatoriana. Señalé también la posible participación de Israel a través de los traficantes de armas y del Mossad (Agencia de Inteligencia israelí).
¿Por qué es necesario reeditar la obra?
Porque después de 34 años no existe una conclusión oficial. Varias comisiones del Congreso Nacional no llegaron a nada, mientras tanto desaparecieron documentos, renunciaron técnicos, autoridades y parlamentarios que estaban comprometidos de alguna manera con la investigación. En esos años también se produjeron accidentes aviatorios en los que curiosamente murieron pilotos que debían rendir declaraciones como los capitanes Rodrigo Bueno y Sergio Bayas. También se registró la desaparición de campesinos de la zona del accidente. Y ante el riesgo de que todo esto se pierda la Fiscalía decidió reabrir la causa.
Hace unos días el Ministerio de Defensa entregó documentos desclasificados a los familiares del presidente Roldós. ¿Cree que allí existan nuevos indicios?
La Fiscalía ha recibido algunos informes que no se han hecho públicos y están en manos de los familiares del expresidente, ellos han dicho que consultarán con sus abogados. Sin embargo, se ha adelantado un dato de gran trascendencia, obtenido de esos informes desclasificados, y es que Ecuador formó parte del Plan Cóndor en enero de 1978, es decir, meses antes de que Jaime Roldós asumiera el poder. Esto es importante porque el Plan Cóndor se constituyó en 1975 con la participación de los mandos militares de Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay, Paraguay y Chile cuando todos estos países sufrían gobiernos fuertemente dictatoriales que cometieron crímenes que la historia contemporánea conoce bien. Ecuador no figuraba entre los países inicialmente concertados en el Plan Cóndor, pero ingresó en pleno auge de los crímenes cometidos contra militares y líderes políticos latinoamericanos. Hay que recordar el caso del general Juan José Torres, exmandatario boliviano progresista; del general chileno Carlos Prats o del canciller chileno Orlando Letelier, este último asesinado en Estados Unidos.

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Después de tantos años y la pérdida de evidencias, testimonios y documentos, ¿qué tan efectiva puede ser la acción de la Fiscalía?
Dependerá del empeño de la Fiscalía, pero también de la colaboración del Gobierno ecuatoriano con la desclasificación de las actas y audios de las reuniones de aquella época que tiene el Ministerio de Defensa. La colaboración de la ciudadanía también es fundamental, por ejemplo las familias de los militares que murieron junto con el Presidente o de los aviadores de cuyos casos tampoco se conocen resultados y nunca se hicieron públicos. Y habrá que hacer el empeño por volver al sitio para dialogar con los que queden, y digo esto porque se reportó la desaparición de campesinos. Esas piezas ayudarían a resolver el caso.
Santiago Roldós, hijo del expresidente, sostiene que las Fuerzas Armadas ecuatorianas no pueden quedar fuera de la investigación.
En mi libro sostengo que hay una responsabilidad de las jefaturas de la tres ramas. Si atamos cabos vemos que, en esa época, al frente de la Marina estuvo quien luego se desempeñó como Ministro de Defensa, Raúl Sorroza Encalada, pese a tener serias confrontaciones con el presidente Roldós. Quien dio la orden de que se recojan todos los restos humanos y del avión para trasladarlos a Quito antes de que se haga la investigación in situ, como ocurre en esos casos, fue el general Medardo Salazar Navas, entonces jefe del Ejército y luego ministro de  Defensa en el gobierno de León Febres Cordero. En cuanto a la aviación, ellos conformaron la JIA que emitió informes plagados de contradicciones y datos falsos como cuando señalan que el avión impactó contra una piedra de 2 metros, la cual ni siquiera presentó un rasguño. Entonces, si tenemos la participación de los jefes de la Marina, del Ejército y de la FAE uno puede llegar a la conclusión de que hubo una confabulación de mandos militares en el Magnicidio.
¿Considera que el expresidente Osvaldo Hurtado aún tiene datos que aportar sobre este caso?
Lo que sucedió después de este trágico acontecimiento debe analizarse detenidamente. Por ejemplo, el presidente Roldós negó la compra de aviones Kfir que el Estado ecuatoriano negociaba con Israel. Tras la muerte de Roldós, uno de los primeros actos de Hurtado fue comprar 12 aviones a Israel, un hecho que él reconoció durante las investigaciones del Congreso Nacional. Hurtado también designó Ministro de Defensa a Sorroza, a quien Roldós iba a sacar de las Fuerzas Armadas y es imposible creer que el entonces vicepresidente desconociera esa situación. Luego, el beneficiario político de la muerte de Roldós era la Democracia Cristiana que pasó a ser gobierno con Hurtado. Además, como lo detallo en mi libro, hubo una sucesión de invitaciones a Israel para funcionarios del nuevo gobierno y familiares de Hurtado. Obviamente no hay prueba alguna y nadie puede acusar a Hurtado de provocar esa situación, pero son aspectos que se deben aclarar. Otro dato que surgió en las investigaciones fue que el día de la muerte de Roldós, declaró el exvicepresidente que tras la masiva concentración en el Estadio Olímpico Atahualpa (Quito) por el 24 de Mayo se sentía fatigado y preferiría retirarse (no acompañó al Mandatario a Loja), pero cuando se produjo el accidente estaba con el entonces secretario General de la Administración, Orlando Alcívar, jugando tenis. Es curioso que dos personas sumamente fatigadas se citen en la tarde para jugar tenis.
¿Qué pierde Ecuador si este caso continúa impune?
En 1912 ocurrió un crimen monstruoso que conmovió al mundo entero, el asesinato del expresidente Eloy Alfaro. Han pasado 103 años y nadie ha sido castigado. Si eso ocurrió y la gente empieza a olvidar ese crimen, no esperemos a que pasen 100 años de la muerte de Roldós para lamentar que nunca se hizo justicia. Uno de los graves males del Ecuador es la amnesia histórica, la amnesia política, que puede determinar otro 30 de septiembre (30-S). Si las nuevas generaciones ignoran estos detalles,  hechos como el 30-S pasarán como un simple motín policial por descontento de una institución y no como un intento de golpe de Estado. Por eso la recuperación de la memoria histórica -contra el olvido que padecemos los ecuatorianos- sobre estos hechos es necesaria para avanzar hacia la democratización del país. (I)

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