Cuanto más inteligente es una mujer más le cuesta casarse. La sentencia y la polémica surgen de un estudio realizado por varias universidades inglesas que fue publicado por el diario británico Sunday Times. La investigación abarcó a 900 hombres y mujeres que primero fueron entrevistados cuando tenían 11 años y se les hizo un seguimiento para saber qué fue de sus vidas 40 años después. Según los resultados, las mujeres tienen un 40% menos de posibilidades de contraer matrimonio si son exitosas. Esto enmarca a las que siguen estudios universitarios y de posgrado. En tanto, la ecuación para los hombres sería a la inversa. Cuánto más preparados están y mayor coeficiente intelectual tienen ganan un 35% de posibilidades para decir “sí, quiero”.
“Primero hay que tener en cuenta el impacto que este tipo de información tiene en la gente que lo lee y que se podría traducir como una situación de fracaso de las mujeres inteligentes”, afirma Gloria Bonder, Directora del Area de Género Sociedad y Políticas de FLACSO Argentina y consultora de las Naciones Unidas, entre otros organismos internacionales. Las dudas respecto a la validez de este tipo de estudios quedan planteadas. Según la académica, el tópico pareciera ser, “¿Vieron? Las mujeres más inteligentes son las más infelices”. Luego, asegura que hoy casarse no está de moda, pero la gran falencia de la investigación es que dejan de lado otras opciones sexuales y de convivencia con una “alta connotación conservadora”.
Podría decirse que esta discusión –un tanto recurrente- ya es histórica. Desde hace décadas que la ciencia intenta develar los misterios de cada género. “Este es un tema que abarca tanto a hombres como a mujeres. Se puede entender que a ciertos hombres les cueste estar con mujeres sobresalientes. No porque sea una cuestión natural, sino cultural”, afirma la Licenciada Beatriz Gómez, psicóloga y docente de la Universidad de Belgrano. Según su opinión, las mujeres tienen un nivel de individualismo muy alto y la idea de que es más fácil desarrollarse estando solas. “No me refiero a una capacidad servil, sino saber descentrarse de uno para ocuparse de otros. Esto en realidad promueve el desarrollo personal más que limitarlo”, afrima.
El estudio de los investigadores británicos de las universidades de Edimburgo, Aberdeen, Bristol y Glasgow que fue publicado primero en “Journal of Personality and Individual Differences”, afirma: “Las mujeres buscan hombres inteligentes, con un cerebro claro, agudo y activo. Pero, los varones no parecen buscar mujeres brillantes”. La discusión justo surge cuando la capacidad intelectual femenina ocupa las portadas y está en debate. Lawrence Summers, el director de la Universidad de Harvard dijo la semana pasada que las mujeres son menos capaces para la ciencia por una diferencia biológica.
Por su parte, Gloria Bonder –académica de FLACSO- afirma en relación a las declaraciones de Summers, “tuvo la desfachatez de plantear como una verdad científica algo que es absolutamente discutible”. En Harvard, a pesar de tener un Comité para la igualdad de oportunidades de las mujeres, la diferencia respecto a la obtención de los cargos de titularidad como profesores es abismal y está en descenso en los últimos tres años. “Cualquiera que sabe estadística, puede establecer que estos estudios que utilizan la curva de Bell no son valiosos porque los datos que arrojan no explican cómo la genética interactúa con el ambiente, lo social o lo cultural”, explica Bonder.
El psicólogo inglés Paul Brown también sentenció que los varones prefieren mujeres que se asemejen a sus madres, y que les den apoyo en casa cuando salen a trabajar. La contestación no tardó en llegar. “¿Qué madres? La mía o la de mis hijos. Este es un planteo demodé, machista y hasta falso. No sé de qué madres están hablando... La que cuida hijos, lava y plancha se acabó incluso en los sectores más populares. Aquí, hemos visto cómo frente a la crisis todas las mujeres han salido a laburar para la olla”, cuestiona Adrián Sapetti, psiquiatra y sexólogo. “Los tests que evalúan el cociente intelectual son bastante falibles. Muchas veces no se trata de falta de inteligencia, sino de falta de información”, afirma.
Tanto hombres como mujeres buscan relacionarse por naturaleza. Y la teoría del buen partido masculino vuelve otra vez a escena. “Creo que eso está vigente y hay una exigencia muy alta puesta sobre el hombre como sostén de la casa, a pesar de todo. También es cierto que las mujeres tienden a retrasar su compromiso”, sostiene la Licenciada Gómez. El equilibrio entre ambos y el ideal de poder encontrar una pareja satisfactoria se relaciona –según la profesional- con lo que uno está dispuesto a poner en la pareja y no sólo lo que esta dispuesto a obtener. “Las relaciones deben ser de atención y cuidado mutuo”, dice.
“Hay una coincidencia que está alertándonos sobre esta arremetida de argumentos biologistas, sesgados y además no válidos científicamente. Es sumamente curioso que los hombres no hayan reaccionado ante esta explicación genética. Si yo fuera hombre me sentiría muy ofendido porque diría: ¿para qué trabajé tanto, para qué estudié tanto, si esto ya estaba en mis genes?”, concluye Bonder en referencia a las declaraciones del director de Harvard. Las mujeres a través del tiempo siempre tuvieron que luchar contra el sexismo. Por qué no pensar entonces que las que no se casan en realidad simplemente no tienen ganas.
“Primero hay que tener en cuenta el impacto que este tipo de información tiene en la gente que lo lee y que se podría traducir como una situación de fracaso de las mujeres inteligentes”, afirma Gloria Bonder, Directora del Area de Género Sociedad y Políticas de FLACSO Argentina y consultora de las Naciones Unidas, entre otros organismos internacionales. Las dudas respecto a la validez de este tipo de estudios quedan planteadas. Según la académica, el tópico pareciera ser, “¿Vieron? Las mujeres más inteligentes son las más infelices”. Luego, asegura que hoy casarse no está de moda, pero la gran falencia de la investigación es que dejan de lado otras opciones sexuales y de convivencia con una “alta connotación conservadora”.
Podría decirse que esta discusión –un tanto recurrente- ya es histórica. Desde hace décadas que la ciencia intenta develar los misterios de cada género. “Este es un tema que abarca tanto a hombres como a mujeres. Se puede entender que a ciertos hombres les cueste estar con mujeres sobresalientes. No porque sea una cuestión natural, sino cultural”, afirma la Licenciada Beatriz Gómez, psicóloga y docente de la Universidad de Belgrano. Según su opinión, las mujeres tienen un nivel de individualismo muy alto y la idea de que es más fácil desarrollarse estando solas. “No me refiero a una capacidad servil, sino saber descentrarse de uno para ocuparse de otros. Esto en realidad promueve el desarrollo personal más que limitarlo”, afrima.
El estudio de los investigadores británicos de las universidades de Edimburgo, Aberdeen, Bristol y Glasgow que fue publicado primero en “Journal of Personality and Individual Differences”, afirma: “Las mujeres buscan hombres inteligentes, con un cerebro claro, agudo y activo. Pero, los varones no parecen buscar mujeres brillantes”. La discusión justo surge cuando la capacidad intelectual femenina ocupa las portadas y está en debate. Lawrence Summers, el director de la Universidad de Harvard dijo la semana pasada que las mujeres son menos capaces para la ciencia por una diferencia biológica.
Por su parte, Gloria Bonder –académica de FLACSO- afirma en relación a las declaraciones de Summers, “tuvo la desfachatez de plantear como una verdad científica algo que es absolutamente discutible”. En Harvard, a pesar de tener un Comité para la igualdad de oportunidades de las mujeres, la diferencia respecto a la obtención de los cargos de titularidad como profesores es abismal y está en descenso en los últimos tres años. “Cualquiera que sabe estadística, puede establecer que estos estudios que utilizan la curva de Bell no son valiosos porque los datos que arrojan no explican cómo la genética interactúa con el ambiente, lo social o lo cultural”, explica Bonder.
El psicólogo inglés Paul Brown también sentenció que los varones prefieren mujeres que se asemejen a sus madres, y que les den apoyo en casa cuando salen a trabajar. La contestación no tardó en llegar. “¿Qué madres? La mía o la de mis hijos. Este es un planteo demodé, machista y hasta falso. No sé de qué madres están hablando... La que cuida hijos, lava y plancha se acabó incluso en los sectores más populares. Aquí, hemos visto cómo frente a la crisis todas las mujeres han salido a laburar para la olla”, cuestiona Adrián Sapetti, psiquiatra y sexólogo. “Los tests que evalúan el cociente intelectual son bastante falibles. Muchas veces no se trata de falta de inteligencia, sino de falta de información”, afirma.
Tanto hombres como mujeres buscan relacionarse por naturaleza. Y la teoría del buen partido masculino vuelve otra vez a escena. “Creo que eso está vigente y hay una exigencia muy alta puesta sobre el hombre como sostén de la casa, a pesar de todo. También es cierto que las mujeres tienden a retrasar su compromiso”, sostiene la Licenciada Gómez. El equilibrio entre ambos y el ideal de poder encontrar una pareja satisfactoria se relaciona –según la profesional- con lo que uno está dispuesto a poner en la pareja y no sólo lo que esta dispuesto a obtener. “Las relaciones deben ser de atención y cuidado mutuo”, dice.
“Hay una coincidencia que está alertándonos sobre esta arremetida de argumentos biologistas, sesgados y además no válidos científicamente. Es sumamente curioso que los hombres no hayan reaccionado ante esta explicación genética. Si yo fuera hombre me sentiría muy ofendido porque diría: ¿para qué trabajé tanto, para qué estudié tanto, si esto ya estaba en mis genes?”, concluye Bonder en referencia a las declaraciones del director de Harvard. Las mujeres a través del tiempo siempre tuvieron que luchar contra el sexismo. Por qué no pensar entonces que las que no se casan en realidad simplemente no tienen ganas.
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