jueves, 8 de agosto de 2019

"La economía basada en el trabajo de oficina está a punto de desaparecer"


La antropóloga Mary Gray analiza "los trabajos fantasma", aquellos asociados a la inteligencia artificial que recurren a personas para mejorar la automatización. Pero estos trabajadores trabajan de forma invisible y en malas condiciones, un modelo que parece extenderse cada vez más

por Karen Hao | traducido por Ana Milutinovic
05 Junio, 2019



La semana pasada, The Guardian publicó un artículo sobre el verdadero funcionamiento de Google Assistant. Detrás de la "magia" de su capacidad para traducir 26 idiomas, se esconde un gran equipo de lingüistas que trabajan como subcontratistas etiquetando los datos para entrenar el sistema para que funcione bien. Estos trabajadores suelen ganar salarios bajos y verse obligados a trabajar horas extras no remuneradas. Y sus intentos de mejorar sus condiciones de trabajo han sido repetidamente descartados.

Esta historia es solo una entre las docenas de casos que han comenzado a abrir el telón para mostrar cómo funciona la industria de la inteligencia artificial (IA). Los trabajadores no solo etiquetan los datos que hacen que la IA funcione. A veces esos trabajadores son la inteligencia artificial. Detrás de la IA de control de contenidos de Facebook, hay miles de humanos que controlan el contenido; detrás de Alexa de Amazon, hay un equipo de transcriptores de todo el mundo, y detrás de Google Duplex a veces hay personas que imitan a la IA que imita a los humanos. La inteligencia artificial no funciona con polvo mágico sino gracias a los trabajadores invisibles que entrenan algoritmos continuamente hasta que logran automatizar sus propios empleos.

La antropóloga Mary Gray y el científico informático Siddharth Suri sostienen Bottom of Formen su nuevo libro, Ghost Work: How to Stop Silicon Valley from Building a New Global Underclass, que todos nosotros podríamos acabar igual en un futuro próximo. Me reuní con Gray para hablar de por qué las personas recurren a esos trabajos fantasma, cómo su invisibilidad les hace más vulnerables a las pésimas condiciones de trabajo y cómo lograrque esta nueva forma de trabajo sea más sostenible.


¿Cómo definiría el trabajo fantasma?

Se trata de cualquier trabajo que podría ser, al menos en parte, creado, programado, gestionado, enviado y construido a través de una interfaz de programación de aplicaciones, internet y tal vez un poco de inteligencia artificial. Podría decirse que un trabajo se convierte en fantasma cuando no hay seres humanos involucrados en ese bucle, ya que solo se trata de que el software haga su magia.

Así que la definición realmente depende de la forma de etiquetar el producto o servicio final.

Sí. El trabajo o la producción, en sí mismo, no es inherentemente malo ni bueno. Son las condiciones de trabajo específicas las que lo hacen malo o bueno. Un empleo como los que describimos en el libro, ya sea realizando una traducción o etiquetando los datos de entrenamiento para poder entrenar a los algoritmos, a menudo se rechaza por monótono y rutinario. Por ejemplo, controlar el contenido sensacionalista es una tarea horrible. Desde la perspectiva de los trabajadores, se trata de un negocio. Y en realidad requiere bastante creatividad, conocimiento y criterio. El problema es que las condiciones de trabajo no reconocen lo importante que es una persona para ese proceso. No se aprecian sus tareas y realmente se crean unas condiciones laborales insostenibles.

Muchas empresas tienen un largo historial de explotación laboral hacia las comunidades menos privilegiadas. En su libro, destaca el ejemplo de la industria de la moda. ¿Hay algo particularmente distinto en el trabajo fantasma que genere aún más motivos de preocupación?

De alguna manera, el trabajo fantasma es, de hecho, una continuación del abuso de muchas personas trabajadoras. Para mí, el gran cambio reside en que nunca hemos tenido industrias que vendan tan fácilmente la mano de obra contratada como la automatizada, no solo para dificultar que un consumidor vea la cadena de suministro, como para con los textiles, alimentos y agricultura, sino también para decir que realmente no hay personas trabajando en absoluto. Me dan escalofríos solo de pensarlo: si eso se incorpora en todos los sectores que venden servicios de información de manera efectiva, habría mucha gente involucrada cuya participación en la economía desaparecería. Eso también dificulta que los trabajadores se organicen y recuperen el poder.


Se trata de un verdadero desmantelamiento del empleo.

En la industria textil, es posible organizarse porque las personas están en el mismo edificio. Puede que vean una causa común y digan: "Esto no me está sucediendo solo a mí". Pero el trabajo fantasma está distribuyendo la fuerza laboral a nivel global. Eso crea un desafío muy diferente para los trabajadores, tanto para llamar la atención sobre sus problemas como para darse cuenta de que no están solos.

Como no se conocen entre sí, no pueden exigir buenas condiciones de trabajo. Y dado que la sociedad no sabe que existen, no hay responsabilidad, ¿correcto?

Exactamente. Y de muchas maneras, este es el futuro que nos espera. Varias industrias siempre han dependido de los trabajadores temporales. Pero ahora hemos construido una economía basada completamente en ellos. Ya no se da el: "Solo vamos cubrir los huecos con contratistas, mientras que los trabajadores de tiempo completo realizarán la mayor parte del trabajo". Eso es radical. Realmente deberíamos parar un poco. Gran parte de la corriente principal de nuestra economía estaba relacionada con el hecho de tener un trabajo de oficina, y eso está a punto de desaparecer. No hay una opción de regresar a tiempo completo, a un trabajo más estable y según la demanda. Si no lo aceptamos ahora, todo el trabajo se convertirá en trabajo fantasma. Se trata realmente del desmantelamiento del empleo.

Sí, lo que más me sorprendió en su libro es la cantidad de gente con estudios superiores que tiene un trabajo fantasma. El hecho de que tantas personas con maestrías estén recurriendo al trabajo fantasma realmente indica hasta qué punto hemos permitido que esta tendencia crezca.

La gran paradoja de los servicios de información a demanda es que no se pueden automatizar fácilmente. Cualquier trabajo que implique atender las necesidades de otra persona requiere un poco de inteligencia y atención, por lo que la educación universitaria se ha convertido en el nuevo nivel de educación universal, y las personas que participan en el ciclo se han vuelto fundamentalmente necesarias. Pero claramente no sabemos cómo valorar eso.

Entonces, ¿cuáles son los cambios a gran escala que deberían ocurrir para no acabar todos atrapados por el trabajo fantasma?

Depender del trabajo por contrato significa básicamente que dependemos de la disponibilidad de las personas. Por lo tanto, la intervención número uno que necesitan tanto los trabajadores como las empresas consiste en reconstruir nuestro contrato social de empleo en torno al valor de la disponibilidad. Esto supondría que todos los adultos en edad de trabajar tendrían la posibilidad de participar en nuestra economía y aportar valor, precisamente porque estarían dispuestos a brindar la capacidad claramente humana de responder a las solicitudes de ayuda para distintos proyectos.

En este momento, para asegurar los beneficios invertimos mucha energía en averiguar cómo lograr que las personas obtengan un empleo de tiempo completo, especialmente en Estados Unidos. Debemos dejar de intentar asegurar los beneficios a través del trabajo. En su lugar, deberíamos preguntarnos: "¿Qué beneficios necesitan las personas para poder participar en este tipo de economía?". Necesitan algunas cosas: acceso a la atención médica; tiempo libre pagado; acceso a espacios de trabajo saludables; colegas y redes de compañeros, y acceso a educación continúa para aprender cómo avanzar y ampliar sus capacidades.

Más allá de eso, lo que la mayoría necesita para conseguir un contrato apropiado es la capacidad de controlar tres cosas: su tiempo, sus oportunidades y las posibilidades de contribuir a diferentes redes de colaboradores que les enseñarán cosas nuevas que pueden aplicar al próximo proyecto. Si los equipamos para que controlen su participación en una economía: posibilitar las entradas y salidas del mercado según sea necesario en el caso de enfermedad, de formar familia, de aprender nuevas capacidades para aplicarlas a diferentes proyectos, estarán mejor capacitados para un trabajo contractual.

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