lunes, 26 de agosto de 2013

“No creo que todo deba funcionar bajo la lógica de la propiedad privada”


Entrevista al profesor David Harvey, destacado geógrafo y pensador inglés, y autor de obras como Ciudades Rebeldes y El enigma del capital. Estuvo hace pocos días en Quito dictando conferencias y participando en conversatorios.

“No creo que todo deba funcionar bajo la lógica de la propiedad privada”
Fausto Rivera Yánez
Invitado por el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) para dictar  una serie de conversatorios en Quito, David Harvey,  a pesar de su avanzada edad, no pierde la claridad  y sencillez para transmitir sus reflexiones que van desde la configuración de las ciudades como centros donde se organiza y reproduce el capital, hasta cómo el “capitalismo salvaje” asola las calles públicas.
Con un gastado chaleco rojo, el profesor Harvey, además de exponer una conferencia magistral sobre los  procesos constituyentes en América, el Ocuppy Wall Street y los nuevos movimientos sociales, recorrió junto con el urbanista Miguel Robles-Durán y miembros de la Fundación  Gescultura,  las calles populares de Quito, específicamente, el barrio de San Roque, donde compartió con los moradores de la zona las experiencias culturales, productivas y simbólicas que se generan ahí.
Destacado geógrafo y pensador social inglés, y autor de obras altamente citadas como Ciudades Rebeldes, El enigma del capital o La condición de la posmodernidad: Investigación sobre los orígenes del cambio cultural, David Harvey recupera el pensamiento marxista para relacionar los procesos  de urbanización de las ciudades con la acumulación del  capital, donde señala: “La ciudad no ha sido nunca un lugar armónico, libre de confusión, conflictos, violencia. Basta leer la historia de la Comuna de París de 1871 o ver el retrato ficticio de las Bandas de Nuevas York de 1850 trazado por Scorsese para tomar conciencia de cuán lejos se ha llegado.”
 
¿De qué manera la crisis financiera y económica que atraviesan Europa y Estados Unidos, pese a su leve recuperación en lo que va del año, se expresa en las ciudades, y cómo se va desplazando a territorios que son “ajenos” a esos contextos geográficos?
Uno de los principios clave del que siempre me gusta hablar, es la forma en la que el capital no resuelve sus contradicciones  a la crisis, sino que simplemente las mueve de un sector a otro. Así, por ejemplo, vemos cómo la crisis que comenzó en los mercados de vivienda, se movilizó a los sectores financieros, después al consumo y entramos en el choque de las economías de exportación.
Entonces, se evidencia  un cambio geográfico y sectorial de donde empezó a donde se encuentra ahora la crisis. Inició en el sur de California y Florida, y de ahí se trasladó a sus centros financieros en Nueva York y Londres, lo cual afectó a todos por la congelación del sistema de crédito. Es una manera muy elaborada cómo la geografía de la crisis se despliega, ya que personas que estaban sentadas en un municipio al  interior de Noruega, de repente encuentran que todo su dinero se ha ido, ya que se  lo invirtió en  obligaciones de deuda garantizadas que fueron emitidas en las casas de California, y que ahora no valen nada. Entonces, es importante realizar un seguimiento de la crisis, especialmente,  su paso del sector privado al  público, pues lo que era un problema de lo privado, por ejemplo,  en  la financiación de la vivienda, ahora es público.

¿Pero cómo ese desplazamiento de la crisis se manifiesta en una escala más micro de las ciudades, en la forma de vida de sus habitantes?
Si vas a una ciudad como Detroit o Stockton en California, encuentras solamente casas abandonadas. Espacios que antes eran comunitarios y vibrantes, ahora están vacíos, y los individuos, por supuesto, quedan atrapados en este sistema, porque si yo estoy viviendo en una casa que no está hipotecada, pero todas las casas que me rodean están en una ejecución hipotecaria, es como si viviera en un desierto y, de repente, los espacios se vuelven imposibles de ocuparlos.
“La calle es un lugar social,  las personas están produciendo  vida urbana, cultura  y no solamente  cosas”.Si nos fijamos en las fotografías actuales de Detroit, lo que se ve son grandes espacios industriales que están vacíos de cualquier actividad, mientras que antes eran espacios ocupados por fábricas muy dinámicas. Los barrios viejos están siendo destruidos, al mismo tiempo que se construyen casas nuevas en otros lugares. En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, todavía se están construyendo condominios para los ricos, mientras que la otra parte de la vivienda de la ciudad está quedando desierta. Entonces, encuentras casas y calles vacías y, por supuesto, eso se traslada al hecho de que no hay inversión local en infraestructura, las escuelas colapsan, las bibliotecas se cierran y todo se desmorona. Casi la mitad de la ciudad se está cayendo a pedazos y, sin embargo,  en la otra parte de la ciudad vemos una gran cantidad de inversión que va principalmente a las áreas que son muy afluentes, que han logrado sobrevivir a la crisis muy bien. En particular, en esta crisis, los ricos no han sufrido mucho, mientras que la escala social más baja de ingresos, sí.

Movimientos como Occupy Wall Street en Nueva York se inspiran, en parte, en su obra, pues proponen la búsqueda de una ciudad que priorice a la clase trabajadora y no al lucro inmobiliario por sobre las necesidades de vivienda y calidad de vida de la gente, ¿cómo entendemos, en la composición actual de las ciudades, a la clase trabajadora?
El líder comunista italiano, Antonio Gramsci,  por 1918, analizó la organización de la clase obrera. Era un gran defensor de los Consejos de Fábrica, que tradicionalmente empleaban a trabajadores de   fábricas  que estaban organizados. Pero señaló que el Consejo no representaba a toda la  clase obrera, y lo que hizo fue sugerir que se necesitaba   organización en los barrios porque es ahí donde se tiene una mejor comprensión de esa clase social, además, ahí se podían establecer alianzas entre barrenderos, trabajadores del transporte  obrero, empleados de banco, entre otras personas. Esto me lleva a pensar que el concepto de la clase obrera no se trata simplemente de los trabajadores en las fábricas, sino que son todas las personas que están involucradas en la producción y reproducción de la vida urbana. Es decir, en lugar de pensar   a la producción como la simple generación de automóviles o  de camisetas, hay que pensarla como la producción de la ciudad. Por lo tanto, cuando  decimos que la ciudad es un sitio para la revolución y la transformación, se habla de todos aquellos elementos que trabajando juntos, alcanzan intereses comunes.
En algunas ciudades de América Latina, hay una acentuada ocupación del comercio informal en los  espacios públicos. Sin embargo, cada vez más se consolida la tendencia a organizarlos en centros comerciales privados. En este contexto, ¿cuál sería el futuro  de estas formas de comercio que se divorcian de la organización tradicional del capital? 
La manera en que esas ocupaciones están presentes en el espacio público empiezan a ser cada vez más significativas. Los vendedores ambulantes, por ejemplo, cambian el  espacio público por un espacio común, es decir, lo convierten en un lugar de activismo político y de activismo comercial, en la medida en que los vendedores de la calle crean realmente espacios donde las personas se reúnen, comen, circulan y hablan. Le dan vida a los espacios  que estaban muertos. No me gusta ver a las calles limpias sin nadie en ellas. La calle es un lugar social,  las personas están produciendo  vida urbana, cultura  y no solamente  cosas. Por ello, a algunos  nos gusta hablar de la ciudad como un lugar de transformación revolucionaria, como un elemento clave para cualquier tipo de activismo político.

En un informe del Banco Mundial se defendía a la propiedad privada de la vivienda como vía para salir de la pobreza y entrar en la ciudadanía urbana, frente al caos de las subprime y las ejecuciones hipotecarias. Y a renglón seguido, un analista económico del Ecuador comentaba: “Quiero un país de propietarios y no de proletarios”, ¿es esta la solución?
Hay ciertos aspectos de la apropiación privada que obviamente valoramos. Pero creo que, al tratar de privatizarlo todo, pierdes la posibilidad de una acción colectiva. No pienso que la propiedad privada sea la respuesta a la crisis. Creo que los acuerdos sociales para  usar un espacio libre y abierto son un principio muy importante para la vida urbana. No creo que todo deba funcionar bajo la lógica de la propiedad, pues se fragmentan  las nociones de responsabilidad colectiva.
Usted señalaba en una entrevista que se han creado falsos imaginarios sobre lo que significa la ciudad, y esto ha ocasionado que cada vez más la gente tenga miedo de ocupar el espacio público, ¿quiénes son los responsables?
Me encantan las ciudades, y una de las grandes batallas a la que tenemos que hacer frente los amantes de ellas, es al clima  de miedo que se ha creado en torno a la vida urbana. Por ejemplo, cuando ocurre un incidente en la ciudad, como el asesinato de alguien en la calle,  los  medios de comunicación transmiten el mensaje de que es peligroso estar en la ciudad, por lo tanto, hay que mantenerse en las casas. Sin embargo, ahora existe una probabilidad mucho más alta de morir en la privacidad de tu propia casa que en la calle. Y frente a esta realidad ¿acaso los medios te dicen que no entres a tu propia casa porque tienes más probabilidades de morir ahí?  
Por lo tanto, se crea ese clima de miedo para destruir la forma en la que las buenas ciudades realmente funcionan. Pero hay que reconocer que estas no están libres de conflicto. Hay gente que es diferente y siempre habrá roces; sin embargo, aprendes de ellos, es un ambiente educativo fantástico. Una de las peores cosas que ocurren en Estados Unidos es que la gente vive en comunidades cerradas, los niños crecen en ambientes protegidos,  no saben qué es la ciudad en absoluto, y lo que se les enseña acerca de la ciudad,  es que es peligrosa. Sin embargo, hay más asesinatos en los barrios cerrados que en las calles de la ciudad.

martes, 6 de agosto de 2013

El amor eterno es de inteligentes que estructuran y modulan los patrones de acción fijos.!. – Entrevista al Neurocientífico Dr. Rodolfo Llinás

El doctor Rodolfo Llinás es el colombiano con mayor posibilidad de ser Premio Nobel de Medicina. Es tal vez el médico que más ha estudiado y que más sabe del cerebro en el mundo. Es el actual jefe de neurociencia del Hospital de Nueva York. Esta entrevista sirve para cuantificar el pensamiento de este gran científico bogotano.

                                   

¿Cuál es su obsesión científica en la actualidad?
Tratar de entender la naturaleza de la subjetividad. La memoria puede uno entenderla como la capacidad de las células y del sistema de modificarse de tal modo que se puede reconstruir el pasado. Y eso es perfectamente claro, la capacidad de moverse se entiende muy bien. Lo que no sé es que si yo siento un dolor, cómo se genera ese dolor. Si a una persona que tiene dolor le pongo dos gotas de anestésico local y se le quita el dolor, entonces éste es físico y sé cómo funciona y lo controlo, pero no sé qué hay adentro del cerebro, no sé de dónde proviene el dolor…


¿Será posible algún día hacer trasplantes de cerebro?
No, absolutamente imposible. Y no porque si a uno le trasplantan un cerebro, no le estén trasplantando un cerebro, que a alguien se le tomó de su cuerpo. Es que usted desaparece como tal cuando le quitan el cerebro para ponerle uno nuevo. Una mano o el corazón pueden trasplantarse, pero el cerebro, nunca. Si yo me quito mi cerebro y me pongo el suyo, ya no soy yo, sino que soy usted.

¿Es posible en el futuro descubrir una vacuna contra el Alzheimer y el mal de Parkinson?
Sí, no sólo una vacuna, hay muchos tratamientos, de eso he venido hablando últimamente. Eso ya es mucho más real, porque el Parkinson es una enfermedad degenerativa, y el Alzheimer es una enfermedad degenerativa. Trabajamos la proteína de una persona como antes experimentamos con el cerebro de un calamar. Ya conocemos el mecanismo de la enfermedad, y [la solución] es muy factible.

¿Pronto o muy lejana todavía?
Creo que es probable que en los próximos diez años haya una solución, que pueda encontrarse la curación. Tenemos una droga que sirve aunque no es perfecta, y porque sirve es que ya uno tiene más o menos arrinconada la enfermedad.

¿Usted ha señalado la posibilidad de una especie de vacuna para incitar el amor?
Me han preguntado mucho sobre eso, ¡pero cómo voy a decir semejante cosa! No existen vacunas contra una situación de ese calibre. El amor no es una enfermedad, no es un virus, ¿entonces a quién se va a atacar? ¿Y entonces qué es el amor? Es un estado funcional del cerebro. Y las bases del sentimiento no las entiendo aunque sé dónde están.

Además de las drogas y el alcohol, ¿es cierto que ser negativo también deteriora el cerebro? Es decir: ¿es dañino ser pesimista o amargado?
Ser pesimista o amargado es un estado del cerebro, porque el alma no existe. No se puede ser triste sin cerebro. Entonces usted me pregunta si el estado general de la tristeza o la amargura deterioran el cerebro. Yo le diría que no, porque el cerebro ya está dañado: por eso es que está triste todo el tiempo, son funciones del cerebro que han evolucionado. Cuando uno está feliz es porque está relacionado con algo bueno. Es conveniente hacer cosas que le mejoren a uno la vida. Es importante la capacidad de reproducirse, la sensación de no sentir dolor. Aunque parezca obvio, generalmente uno se siente bien cuando deja de sentirse mal. Después de un dolor de cabeza, yo me siento fantástico porque ya no tengo dolor de cabeza.

Siendo el cerebro un sistema cerrado y sólo perforado por los sentimientos, como usted lo ha demostrado, ¿cómo va la ciencia en cuanto a penetrar allí, por ejemplo para cablear el cerebro?
Pues yo tengo una patente para hacerlo; es decir que sí puede hacerse. Lo dije en un programa de televisión, y me echaron muchas vainas, como era inevitable. ¿Cuál es la situación? Que uno puede cambiar la función cerebral por estímulo eléctrico.Yo puedo poner un estímulo en el nervio, un estímulo eléctrico, y la mano se mueve. Puedo poner un estímulo eléctrico en otra parte y sentirme bien, o en otra parte y sentirme mal. Entonces en vez de hacerles huecos a la cabeza y al cerebro, le introduzco cables por entre las arterias.
El cerebro está lleno de huecos, no hay que hacerle otros más. Puedo hacerlo con cables, puedo cablear el cerebro de una persona con dos millones de cables, ¿y qué puedo hacer con eso?: estimular todas las posibles áreas a un mismo tiempo. Si lo tengo a usted cableado, puedo cambiarlo hasta el punto de saber lo que está pensando, y comunicárselo a otro, y entonces ustedes dos se convierten en un sistema, y cuando usted siente dolor, él también siente dolor, y así ya no tienen que hablar, pues uno no tiene que hablar con uno mismo. Entonces comenzamos a convertirnos en un ente. Eso ya es ciencia ficción de alto turmequé.


¿A qué edad es más importante en el cerebro la educación?
La educación debe hacerse tan tempranamente como sea posible. A los niños hay que enseñarles a pensar, a que generen sus propias soluciones. Hay que enseñarles a que entiendan, pues el saber se pierde. ¿Acaso usted recuerda los afluentes del Caquetá? ¿Los estudió? Es inmensa la cantidad de cosas que aprendimos pero que no sabemos porque no tuvieron contexto. En la educación le queman a uno el cerebro. A los niños hay que enseñarles a pensar, es decir, enseñarles en contexto.


Edgar Allan Poe sostiene en su cuento William Willson que en cada hombre existe mitad del bien y mitad del mal. ¿Eso es posible?
Esas son descripciones literarias. La posibilidad motora que uno tiene, es la única manera de ser malo. La gente no entiende que la única manera que tenemos de expresarnos, es por acciones: o se habla, o se escribe, o se le mete un tiro a una persona. Entonces, tengo la capacidad de ser malo. ¿Y tengo la capacidad de ser bueno? ¡Claro que sí! Porque ambas posibilidades lo que requieren son movimientos de los músculos. Ahora bien: ser buenos o ser malos tiene otro problema, y es que se trata de ser bueno o malo respecto de alguien. Por ejemplo, a un soldado le enseñan que tiene que matar por el bien de la patria.
El científico norteamericano Edward O. Wilson afirma que lel hombre nace con una especie de microchip en el cerebro que lo hará inexorablemente criminal o científico o cualquier otra cosa, y que muy poco o nada puede hacer el ambiente cultural o social para modificar el futuro de la persona…
Si uno naciera con el microchip, entonces para qué estudiar. Es cierto que nacimos con muchas cosas, nacimos con toda la anatomía de las manos y por tanto el cerebro también es génesis para uno. Pero es importante que haya diferencias, porque si no hubiera diferencias, no habría humanidad, ya nos hubiéramos muerto todos. La ventaja es que siendo todos perfectamente tan diferentes, la posibilidad de que nos arrasen es muy pequeña. La sociedad es sumamente fuerte, y se requiere que haya diferencias, que haya colores, que haya intelectuales y de otro tipo.

¿Se podrá llegar a leer alguna vez la mente humana, la de los demás?
Sí, ya lo hablamos: cableándolo, o con estímulos. Una vez trabajé en París y teníamos que llegar por la noche y el celador cerraba con llave, y entonces debíamos timbrar, y el celador nos echaba unas vaciadas tremendas: que ya estaba en la cama, que qué desgracia, y escupía y gritaba. Entonces dije: Vamos a hacer un experimento interesante: le llevamos una botella de vino. Entonces el celador cambió y cada noche nos recibía como a unos príncipes. Le cambiamos el modo de pensar, pues cambiar la manera de pensar es de lo más pendejo que hay! Ahora: que la gente se lo deje cambiar, es otro asunto, pues hay cosas que no son negociables. Es muy difícil, por ejemplo, convencer a otro para que mate a su mamá, aunque alguien existirá que lo haría muy fácilmente

Teniendo en cuenta la condición de violencia del hombre colombiano, ¿sería una estupidez decir que es que tenemos otro microchip en el cerebro?
No, la humanidad ha sido mala desde “chiquita”. Lo que pasa es que aquí hay mucha injusticia social. Ahora: si quiere que se acaben todas esas vainas, pues hagamos una guerra contra los venezolanos y por fin tendremos todos a quién darle en la jeta. Nos unimos todos, y de seguro que así se termina todo.


Usted, que ha estudiado el cerebro, ¿cree que el suyo funciona mejor ahora que cuando era joven?
Mucho mejor cuando era joven. Lo que pasa es que ahora sé más. Bien se dice que el diablo sabe más por viejo que por diablo. El ideal es que yo pudiera tener el cerebro joven sabiendo todo lo que sé ahora. Si al cerebro le quitamos el conocimiento, sería botar a la basura un gran capital que me ha costado tanto trabajo.


¿Existe alguna fórmula para mejorar el cerebro?
Hay muchísimas. La principal: úselo. Si uno no usa el cerebro, éste se atrofia, como los músculos y como todo lo demás. Por ejemplo, no se meta esas borracheras espantosas ni consuma drogas. A mí me preguntan que si he consumido drogas. No he tomado droga de ninguna especie, lo máximo que me he tomado es un vino, drogas no, porque no me interesa, porque si yo veo los colores muy bien y no quiero que sean más claros, pues no me interesa. Esas gentes que se están metiendo ese tipo de drogas, ¡qué horror!, van a tener el cerebro podrido cuando tengan sesenta años, si es que llegan a los sesenta.


¿Se puede afirmar que algunas personas tienen el cerebro tan poderoso como para dominar a otras?
Es una buena pregunta sobre lo que es un cerebro poderoso. Si uno mira los animales, hay unos que son animales Alfa, líderes, y eso quiere decir que piensan un poco más rápido, que ven mejor, que oyen mejor, que para ciertas cosas son mucho mejores. Entonces todos los siguen. Una persona que realmente es un líder puede hacer las cosas mejor. Mire usted la importancia del liderazgo en las fuerzas armadas. El liderazgo es importantísimo, pero no es que sea más fuerte el cerebro. De pronto sí piensa mejor. Entonces cambie la pregunta: Si uno tiene un cerebro que piensa mejor, ¿puede convencer a las personas? Pues claro, ese es el concierto humano.

¿Ese cerebro que puede generar en el hombre tanto amor y tanto arte, es el mismo que puede producir tanta capacidad de odio y de muerte?
Ya señalé que se puede mover la mano derecha como se puede mover la mano izquierda. Hay personas que son malas porque les da placer ser malas, y conocemos muy bien las reglas: si yo soy masoquista, quiero que me peguen, y otros quieren pegarles a los demás, al que es un sádico le encanta quitarle la piel a la gente sin anestesia, y eso es una aberración. Un hombre puede ser inteligentísimo pero de pronto de noche le jala los pelos a la mujer. Lo uno no impide lo otro.

¿Qué opina de tantos negociantes que ofrecen vitaminas y medicinas para el cerebro?
Que quieren plata. La gente vende porquerías por plata, desde el principio de la vida. Es como el cuento de los tres judíos que están en un tren y llega un ruso y les pregunta: ¿Ustedes por qué son tan inteligentes?, y le contestan: Es que nosotros comemos cerebro de pescado, y si nos paga por estas cabezas, se las vendemos. El ruso se las come y piensa que de inmediato se va a poner más inteligente. Al rato regresa y dice: Pues me comí el cerebro de los pescados y nada; yo creo que eso no sirve. Entonces los judíos le responden: Le sirvió para que se diera cuenta de algo de lo que antes no se había dado cuenta: de que eso no sirve. ¡O sea que su cerebro empezó a funcionar!


Usted dijo que la plata es importante pero que el negocio es la vida…
Lo que dije es que el negociar, la capacidad de interactuar socialmente, es sumamente importante porque somos animales sociales. La plata es una manera muy sencilla de facilitar los negocios. Uno puede hacer una pregunta muy sencilla que yo le hago a la gente: ¿Cuánta plata tengo que darle para que me deje matarlo? Y responden: “¡Cómo así!”. El dinero es una metodología para mejorar ciertas cosas, pero no es la vida.


¿Y qué es la vida?
Es un estado funcional del cerebro. Es decir, que la pierna está viva porque la vida es un estado funcional, que puede moverse.


En esa perspectiva, ¿cómo explica usted la muerte? ¿Tanto luchar para morirse?
Es que si no quiere luchar, pues no luche. Pero si alguien no lucha, entonces no entendió la vida. La vida no es para que le paguen a uno para trabajar, qué cosa tan triste. Y si cree que el trabajo es para burros, si cree eso, fue que le dañaron el cerebro. Vivimos para trabajar, para pensar, para cambiar, eso es la vida.

¿Y qué hay después de la muerte?
Nada. ¡Qué va a haber después de la muerte!

¿O sea que usted y yo nos morimos y nunca más…?
Pues ni siquiera vamos a saber que morimos, como cuando se duerme. Usted se duerme y no se despierta.

¿Entonces la muerte es como el sueño?
Exacto, como el sueño pero sin soñar. Como la anestesia, pero ahora es el sueño eterno,

¿Entonces no hay otra vida, no hay reencarnación, no hay nada?
Para mí, no.


¿Y eso que dicen que existe la energía y que ésta no muere?
Claro que no muere, pero uno deja de ser ciertas cosas. Imagínese que uno diga lo siguiente: ¿Cuánta energía hay si quemamos diez personas vivas? Son las calorías. ¿Y si las personas están muertas? Pues exactamente lo mismo, pues igual se quema un vivo que un muerto, a la misma velocidad, y entonces la física sigue. Lo que pasa con la muerte es que hay un estado funcional que se acaba, no se ha perdido nada de energía.


¿Entonces usted no le tiene miedo a la muerte?
¡Pero cómo voy a tenerle miedo a la muerte! Qué le voy a tener miedo a la muerte si nunca voy a conocerla. La única muerte que yo no voy a conocer es la mía. La muerte para mí no existe. De todas maneras me voy a morir. Yo les digo a mis estudiantes: Estar vivo es sumamente peligroso; si no quiere peligro, muérase, porque a los muertos no les pasa nada.


¿Más allá del cerebro humano existe Dios?
¿Quiere que le diga la verdad? No, ¡qué va a existir!

¿Entonces Dios es un invento del hombre?
Fíjese: hasta lo pintan como un hombre. Tiene boca, tiene todo un sistema digestivo. ¿Entonces Dios tiene hígado? ¿Va al baño? ¿Usted sabe lo que implica tener un Dios que parezca una persona? Es decir, estamos en el nivel de los mesopotámicos. Hasta los musulmanes tienen la decencia de no pintar a Dios, sino cosas geométricas.


¿Ese descubrimiento de que no hay Dios fue para usted tardío o a temprana edad?
No, desde chiquito me di cuenta de que eso no puede ser. Pensaba que no era posible que Dios sin inmutarse viera a un niño morirse de hambre. Entonces recuerdo decirle a mi papá: ¿Será posible que la Iglesia y la gente adinerada utilicen la idea de Dios para dominar a los pobres que siempre han sido más? ¿Comunista acaso? No, yo no soy comunista.

¿Usted sueña?
Sí, con detalles y con sonidos y colores. Sueño en colores, oigo a las personas y le hablo a la gente en todos los idiomas, y pasan toda clase de situaciones, pasan cosas interesantes y la mayoría de ellas son verdad.

¿Cómo puede mejorarse la memoria?
La memoria es un estado funcional del cerebro. Si usted me pregunta cómo determina la masa muscular la fuerza, le respondo que la fuerza es la masa muscular. Haga ejercicio. Venden productos que pueden mejorar la memoria, como programas de computadora, y sudokus, y no solamente eso: viva más. Esos aparatitos son buenos y fuerzan a la gente a utilizar la memoria. A mí me dicen: Usted dejó de hablar castellano durante veinte años, ¿y cómo es que no se le olvidó? Pues es que si yo hablo el castellano y sueño en castellano, ¿cómo se me va a olvidar?


¿Los humanos tenemos el mismo cerebro o hay diferencias entre razas, entre hombre y mujer, entre ricos y pobres...?
La similitud de los cerebros es como la de la nariz: todas las personas la tienen, pero no hay dos iguales. El cerebro es el mismo para todos, pero se diferencia en la organización de los circuitos, que se da al azar; aquí la variabilidad es infinita. Hay personas con mayor capacidad para ver los colores, para interpretar música o para ser parlanchinas... Y eso depende de las propiedades intrínsecas de las neuronas, no del color de la piel o del tamaño del bolsillo.

¿Qué nos hace distintos entonces?
Una neurona es como una maraca que suena por su lado, y nunca deja de sonar. Frente a un estímulo externo, o de manera automática, todas las neuronas entran en un estado de 'maraquismo' y suenan a la par, después vuelve cada una a lo suyo... Esa capacidad para cambiar sus ritmos es distinta. Eso nos hace diferentes, pero la gente tiende a exagerar esas diferencias.

¿Para qué las exageramos?
Para sentir que los Rodríguez, son distintos a lo Pérez. Ese tiene las uñas largas y yo las tengo redondas. Eso es importantísimo en los humanos para la supervivencia, porque hay mayor variedad y eso garantiza mayores posibilidades de evolucionar.

¿Qué es la conciencia y donde está?
Es un estado funcional del cerebro, que está en continuo movimiento y donde los valores y las implicaciones de lo que se está pensando forman parte de las mismas cosas. Yo veo una línea azul y puedo decir al mismo tiempo "qué color tan feo". Por supuesto que esto no tiene un lugar específico en el cerebro, está disperso en él.

¿Qué son cerebralmente los valores?
Son patrones de acción fijos que nos impulsan a actuar por un proceso de negociación que se hace desde que se nace. Le pegaron a él y a mí no. Él debe ser culpable...
¿En qué parte del cerebro se elaboran el amor y las emociones?
El cerebro emocional es muy viejo. Es el cerebro truhán, el de los reptiles, donde no existen más que patrones de acción fijos; por eso ellos se acercan o se van si quieren comida; atacan si quieren defenderse, y tienen sexo si quieren reproducirse. Así mismo es el amor...
Si es tan simple, ¿entonces por qué se le da tanta importancia?
Porque el sexo, que es vital para la reproducción, está involucrado. En el afán de controlarlo, por razones sociales, se ha modulado ese patrón cerebral de acción fijo al punto de convertirlo en algo vital para todos.

En definitiva, ¿qué es el amor?
Es un estado funcional, como una golosina, y los enamorados son golosos ("que me ame, que me ame"). Eso hace que se sienta rico y que se activen los sistemas de gratificación. Por eso gusta. Claro, eso es indistinto de lo que se ame o a quién se ame. Amar la plata o a alguien del mismo sexo es, funcionalmente, la misma vaina. Eso sí, nunca es demasiado, nadie se muere por exceso de amor. No es como la epilepsia.

¿Y el odio y la envidia?
Son estados funcionales automáticos de los núcleos de la base del cerebro.Como todos los pecados capitales, no son negociables: el señor se enamoró y, como el que se va de rabo, no hay nada que hacer.Ahora, como todos los patrones de acción fijos, se pueden modular con otros. Por ejemplo, en el caso de la señora que ama a su marido y luego lo odia por infiel, hay un cambio de patrón de acción fijo, que era el amor, por otro, que es el odio... ¡Simple!

¿Y el amor a primera vista?
Funciona como en el cerebro de los pájaros: el patrón de acción fijo estaba activado, disponible y listo cuando apareció la persona que le gustó, y listo.

¿Y el amor eterno?
Ese es de inteligentes que estructuran y modulan los patrones de acción fijos sobre la base de ver al otro como la mano de uno. Cuidarla es mi responsabilidad y viceversa. Saber que no habrá puñalada trapera es la norma. ¡Nunca, primero me matan tres veces! Esa es la clave neuronal del amor eterno, la que mantiene el estado funcional activo y bloquea cualquier cosa que le sea contraria. Es una calidad de estado mental. Si se entiende no hay otra posibilidad que amar al otro; en cambio, querer acostarse con otro y pasarla rico no es amor. Amor es compromiso y cerebralmente está en el cerebro truhán. Uno no se enamora de una mujer porque tiene unas tetas buenísimas, uno se enamora de su cerebro, porque con él se interactúa y se avanza, con las tetas no.Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Amar es bailar, no hacer gimnasia. Encontrar eso es muy difícil; hallarlo es un tesoro.



¿Cerebralmente qué es Dios?
Es un invento del hombre. Y como todos los inventos humanos, se parece a él. Dios tiene dos razones de ser: a los inteligentes les sirve para gobernar a los demás y a los menos inteligentes para pedirle favores. A todos para explicar lo que no entendemos de la naturaleza. Es una lógica de un primitivismo náuseo.

¿Qué es la inteligencia?
Cerebralmente es la capacidad de abstraer para simplificar y actuar sobre esa simplificación. Cerebralmente está entre un oído y el otro, es decir en todas partes... Y claro, existen diferentes tipos de inteligencia.

¿Qué es un tipo malo, neuronalmente?
Esa no es una condición cerebral, es una condición social. Los ladrones y asesinos son sociales: ¿Por qué roba? "Por mis hijos, los ladrones son ustedes, porque me quitan y luego me castigan por querer recuperarlo".

¿El subdesarrollo es un patrón cerebral?
El país puede estar subdesarrollado, pero yo no. Eso no es contagioso. Ah, no hay cerebros subdesarrollados.
Se dice que solo usamos el 10 por ciento del cerebro...
Esa es una forma estúpida de pensar. Lo usamos todo y nunca se detiene.El cerebro actúa todo siempre; lo que sí sucede es que unas funciones se inactivan para que otras puedan marchar. Eso es necesario.

¿Las nuevas generaciones serán más inteligentes?
No hablen caca...

¿Cómo define a una persona inteligente?
La que es capaz de poner en contexto el mundo externo.

¿Se puede ejercitar el cerebro?
Sí, la labor intelectual genera más labor intelectual...

¿Quién es genio?
Aquél al que no le cuesta trabajo.


¿Y nace o se hace?
Nace con patrones cerebrales específicos: por ejemplo, el que es buen matemático, no es bueno bailando; el que es bueno pintando, se puede enredar haciendo una cuenta.

¿Por qué los científicos no son políticos?
Porque la política es un arte, no una ciencia.

¿Cree que este país debe seguir siendo manejado por esos artistas?
Desgraciadamente no hay más remedio.

¿Tenemos buenos artistas de la política?
No son artistas de la política pura. La mayoría son fracasados de otras disciplinas.

¿Por qué usted pudo y otros no?
Por suerte. Sea lo que sea, no me hice a mí mismo. Si en el momento en que uno nace las narices grandes son favorables, y uno viene con ellas, ¡de buenas! El valor que uno tiene es el problema de los demás, uno no se juzga, lo juzgan los demás. 

¿Cómo se sentiría si mañana encuentra la cura de una enfermedad?
¡Colombianísimo!

Usted es un referente, de los pocos para el país. ¿Qué le significa eso? 
Una cantidad de entrevistas como ésta, la cosa más jodida...