lunes, 28 de octubre de 2013

¿Quieres reprogramar tu mente y ser feliz? Tienes que saber qué es “la memoria dependiente del estado”

"LA MEMORIA DEPENDIENTE DEL ESTADO" ES PROBABLEMENTE LO MÁS IMPORTANTE QUE DEBERÍAS DE SABER DE TU CEREBRO Y SEGURAMENTE LO MÁS ÚTIL. SER CONSCIENTE DE CÓMO LAS MEMORIAS, QUE SE CONVIERTEN EN SISTEMAS OPERATIVOS, SE FORMAN SEGÚN EL ESTADO EN EL QUE NOS ENCONTRAMOS, ES EL PRIMER PASO PARA EDITAR, REPROGRAMAR Y TRANSFORMAR NUESTRA MENTE.

braincomputer

saber es recordar“, Platón.
Las condiciones espaciales, fisiológicas y neurales en las que nos encontrábamos cuando primero procesamos cierta información son determinantes en cómo codificamos esa información–es decir, en la formación de una memoria. Esto es importante porque de manera muy básica lo que constituye nuestra personalidad no es más que una asociación de recuerdos, un entrar y salir a ciertos estados mentales que son en suma bloques de memoria, que se presentan (acaso ilusoriamente) como una unidad. Lo que soy en este momento puede considerarse la suma de todas las cosas que he sido, es decir, de todas las memorias que he almacenado, pero de manera más sucinta y específica lo que soy en este momento es la relación entre lo que estoy viviendo en el presente –la música que estoy escuchando, la horas que dormí, los fármacos o la comida que consumí, el ambiente en el que me muevo y los pensamientos que evocan– y las otras veces que he vivido una situación similar (que consumí las mismas sustancias, que me moví por el mismo ambiente, etcétera). Esto es lo que se llama “memoria dependiente del estado”.
¿Alguna vez te ha pasado que cuando bebes alcohol, tomas una droga, estás con cierta persona o escuchas una canción recuerdas algo que de otra forma te era inaccesible? O incluso, ¿que cuando estás con alguien o tomas cierta sustancia entras en un estado mental,  a una faceta de tu personalidad que resulta remota o extraña cuando no te encuentras bajo estas condiciones? Esto se debe a que la memoria, su evocación e implementación de su estado mental relacionado, depende de las condiciones en las que se formó. Al formarse, la memoria cobra una especie de neurosello distintivo, un “cóctel de neurortransmisores de la casa“:
Normalmente en la formación de la memoria el patrón específico de excitación presente en el cerebro en el momento del aprendizaje se vuelve un componente integral de la información almacenada. La representación neural de este patrón específico de excitación depende del patrón de actividad generado por los sistemas de acetilcolina, catecolamina y serotonina. Es este estado idiosincrático de patrón cerebral único, presente en el momento de la formación de la memoria, que debe de ser reproducido, o al menos aproximado, en el momento del recuerdo para que la información almacenada sea elaborada.(Zornetzner, S.F.)
Los terapeutas e hipnotistas Milton Erikson y Ernest Lawrence Rossi, autoridades en la investigación de la “memoria dependiente del estado”, documentan casos en los que se vuelve patente que la memoria está ligada a un estado neural específico. En uno de ellos un grupo de voluntarios que estudió para un examen bajo los efectos del alcohol obtuvo mejores resultados cuando presentó el examen bajo los mismos efectos, a diferencia de cuando lo hizo sobrio. Otro estudio mostró que si bien la cafeína permite que estudiantes pasen más tiempo memorizando el material de un examen, al menos de que se presente ese examen en un estado cafeínico similar, el tiempo de estudio no suele mejorar su memoria.
Un caso típico para entender la memoria dependiente del estado es aquel en el que de repente nos encontramos en la cocina sin saber para que hemos ido ahí (brevísmos vórtices interdimensionales de la sinápsis). Una breve amnesia nos posee y tenemos que tomar un tiempo para recordar qué era lo que queríamos, a veces regresar al lugar dónde estabamos antes. Esto suele ser consecuencia de que antes de entrar a la cocina estábamos en la computadora, escuchando música sentados. Al entrar a la cocina una serie de factores cambiaron: la luz, nuestra postura, nuestro ritmo cardiaco, nuestra respiración el sonido, etc… todos los cuales están ligados a una cierta fase de memoria. (Se ha demostrado que, por ejemplo, una postura anatómica abierta, expansiva –ejemplo de dominación entre los mamíferos–, inmediatamente reduce el nivel de cortisol e incrementa la testosterona, cambiando evidentemente nuestro estado mental). (No es del todo descabellado pensar que para recordar cierto poema debemos de paranos de puntas y tocarnos la oreja). Phillip Farber, en su libro Brain Magick, nos recomienda un ejercicio práctico para familiarizarnos con esto: después de despertarte intenta recordar tus sueños exactamente en la posición en la que te encontrabas cuando dormías; otro día levantate inmediatamente después de que te despertartaste e intenta recordar tus sueños sentado en una silla. ¿Cuál es la diferencia?
Lo anterior nos ayuda a entender cómo el proceso de codificación de información ocurre, de manera permanente, y siempre ligado al estado en el que nos encontramos. La memoria es el pegamento de nuestra existencia, mayormente entrópica, y en sus nodos conectivos: la determinación de cómo experimentamos esa existencia. Ernest Lawrence Rossi escribe:
La naturaleza fundamental de toda experiencia fenomenólogica es dependiente-al-estado. La aparente continuidad de la conciencia que existe en la vida cotidiana es en realidad una ilusión precaria hecha posible por las conexiones asociativas que existen entre pedazos de conversaciones y la orientación de nuestras tareas, etc. Todos hemos experimentado las amnesias instantáneas que ocurren cuando nos vamos demasiado por una vía tangente por lo que “perdemos el hilo del pensamiento” o “olvidamos lo que ibamos a hacer”, etc. Sin estos puentes asociativos que conectan los flujos mentales, la conciencia se desmoronaría en una serie de estados discretos con poca contigüidad como resulta aparente en nuestra vida onírica.

Trauma, Hipnosis y Dependencia
operatebrainLa memoria dependiente del estado es uno de los rasgos característicos de la hipnosis, una vez que una persona deja de estar hipnotizada no recuerda lo que le sucedió durante ese estado de “trance”, pero cuando vuelve a ser hipnotizada suele recordarlo. En el caso de la hipnosis, también llamada amnesia reversible, se hace claramente notable el nivel de disociación presente entre nuestra mente inconsciente y nuestra mente consciente. Pero esta disociación ocurre ordinariamente creando un bloque que separa la mente consciente de la mente inconsciente y que separa también a cada estado mental, con sus particulares características neurológicas, de cada otro estado mental, con sus diferentes características neurológicas. La memoria es una forma moderada y socialmente aceptada de la posesión (la información, sugería McLuhan, es espíritu).
El uso terapéutico de la hipnosis tiene como fin revertir el cerebro al estado en el que se formó el trauma para resignificar el evento traumático y reconsolidar una nueva memoria. Esto es lo que se conoce como “resíntesis interna”, en palabras de Milton Erikson, el padre de la hipnosis moderna. El trauma es un momento de hipnosis espontánea, cuando se detona cierto estrés un individuo regresa a través de la memoria a un momento previo de gran estrés. Cuando estamos deprimidos regresamos a otros momentos en los que hemos estado deprimidos, evocando situaciones similares, conectando memorias –la depresión tiene un fuerte componente de obsesión, es un aspecto de un diálogo interno que se narra a sí mismo un pasado recurrente. Inmodificable en tanto no evoquemos otro modelo de memoria operativa.
La memoria dependiente del estado es una de las principales razones por las cuales nos volvemos dependientes a ciertas sustancias, las cuales en realidad no son adictivas fisiológicamente. Muchas veces usamos ciertas sustancias para detonar procesos creativos, para tener sexo, para socializar o para evitar ciertas sensaciones desagradables. El problema, por ejemplo, de utilizar la marihuana para escribir (o el tabaco, en mi caso en este preciso momento) es que nuestra mente asocia la creatividad y el flujo de pensamiento propio de un estado que favorece la escritura con el consumo de una sustancia y las características neurológicas que emegen. Esto hace que el aprendizaje que hemos logrado al poner en práctica el “modo mental de escritura” y las memorias que hemos formado, ciertas palabras o construcciones verbales, quizás una cierta agilidad verbal asociativa o incluso un ritmo (“los mejores momentos de nuestra historia escribiendo”), nos sean mucho más fáciles de acceder cuando estamos fumando marihuana (a veces acompañada de un tipo de música o de algún otro factor ambiental) –y en algunos casos, si no estamos utilizando esa sustancia simplemente no podemos acceder a ese modo mental y a todas las memorias (operandi) que conlleva.
Ernest Lawrence Rossi teoriza que momentos de alto estrés y shock, al mismo tiempo codificando estas experiencias e impidiendo el funcionamiento de mecanismos de adaptación apropiados, llevan a “la génesis de muchas de las disfunciones de mente-cuerpo, típicamente llamadas problemas psicosomáticos”. Un momento de gran estrés puede ser el origen de una enfermedad; una enfermedad puede ser el recuerdo inconsciente de un momento de estrés, que la mente y el sistema endócrino convierten en un mecanismo de defensa repetitivo, pese a que la amenaza o el estímulo para la reacción ya no se encuentra ahí, de esta manera desgastando el sistema inmunológico. Es particularmente cruel este mecanismo, nos agazapamos en nosotros mismos, cerrándonos al mundo, generando cortisol y noradrenalina, porque así aprendimos a defendernos, pero justamente esta acción es la que sigue lastimándonos. Proyectamos una película psicoconductual, como a la que sometían los agentes a Alex Dellarge en la película Naranja Mecánica, pero, a diferencia del legendariodroogie, nadie nos obliga a observar esa lacerante cinta. Somos nosotros mismos los que dirigimos las imágenes, proyectando nuestra memoria y confundiéndola con una implacable realidad actual inalterable.
El poder de la hipnosis para sanar experiencias traumáticas tiene que ver con la capacidad de colocarnos en un estado de conciencia alterado –algo que también podría decirse de sustancias psicodélicas como la ayahuasca– en el que revivimos una memoria con gran intensidad, hasta el punto de que algunos sujetos presentan condiciones fisiológicas casi idénticas a las que vivieron cuando se formó la memoria. Al entrar en un estado de relajación profunda podemos suprimir los estímulos externos que nos distraen e impiden concentrar en un substrato de información específica; al penetrar la profundidad de nuestra mente inconsciente accedemos a una cantidad de información descomunal, que nos sugiere que el cerebro humano es un poderoso aparato de grabación (algunos sujetos bajo hipnosis llegan a recordar grandes cantidades de datos o pueden describir minuciosamente un evento que sucedió hace décadas). Es la labor del hipnotista reprogramar esa memoria, resignificarla y así liberar al sujeto de la carga que arrastra la experiencia. No puede hacer esto sin que antes el sujeto sea capaz de recordar esa experiencia. Al revivirla el sujeto puede vivir otra experiencia muy distinta  y quedarse con una nueva impronta (como bien saben los historiadores, el pasado siempre se puede modificar, especialmente cuando hay un nuevo vencedor). 

Memoria, Magia y Felicidad
how-to-operate-300x300Si bien la memoria, las características de su formación, tiene una cualidad determinante en cómo nos conducimos, hasta el punto de que puede ser un precondicionamiento casi fatídico (la infancia es destino, se dice), lo mismo puede usarse para programar nuestro cerebro para obtener beneficios, como pueden ser estados mentales de gran conciencia y felicidad. Como descubrieron algunos psiconautas como Tim Leary y John Lilly, el cerebro humano en muchos aspectos se comporta como una computadora, albergando programas mentales o biosoftwares. Lo que nos define, al menos en el calor del momento, es la memoria que tenemos operando. Y si bien es prácticamente imposible controlar todas las condiciones externas que detonan ciertas memorias, con un poco de disciplina es posible editar nuestras memorias, limpiar nuestros discos duros y actualizar el contenido de nuestra biocomputadora para que los estados que se suceden evoquen memorias felices, creativas y de menor estrés –y tener una mayor cantidad de RAM disponible, una mayor ligereza funcional. Como suele ser el principio rector en todo trabajo psicoanalítico, el primer paso tiene que ver con hacer conscientes nuestras memorias traumáticas, las improntas y complejos formados durante ciertos estados mentales. (“Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”, escribió Jung, un destino que somete a nuestra voluntad).Una vez que descubrimos que la sensación de depresión que nos oprime en realidad es el resultado de una serie de condiciones –actos, sustancias, personas, ambientes– que detonan un conjunto de memorias, nos es más fácil distanciarnos de esta sensación. Por una parte podemos soltarnos y relajarnos cuando sabemos  que no necesariamente somos nosotros los que estamos deprimidos o somos depresivos, sino que la depresión es algo que nos suecede cuando hacemos o experimentamos ciertas cosas (y así yo no soy esa depresión o ese estado mental). Y entonces podemos escoger sentir esa depresión, como una sensación más, sin apretar demasiado o asfixiarnos, para que fluya y cumpla su curso natural o cambiar las cosas que la producen. Por otro lado podemos empezar a resignificar y transformar esa memoria para que ya no genere el mismo efecto –a recablear nuestro cerebro y formar loops de retroalimentación positiva.
En realidad lo que nos sucedió no es algo que existe de manera objetiva e inmutable, su existencia está dada por la forma en la que lo recordamos. La negatividad de un fenómeno, su estrés, su herida, existe en tanto a que tenemos una impronta que la asocia negativamente. El factor que tiene mayor influencia en la cualidad asociada a un evento o fenómeno es la última vez que evocamos esa memoria. Si reforzamos (o en algunos casos debilitamos) una memoria recordándola de una manera distinta consistenemente podemos modificarla casi en su totalidad (recordar es sinónimo de recablear). Así podemos afirmar, asimilar y aceptar algo que nos dolió mucho y hacernos menos susceptibles no sólo a esos estados que detonan ciertas memorias (que ya son otras) sino también a nuevos estados que podrían tener un alto potencial de estrés. La clave parece ser tener conciencia de que nuestro organismo es un ente que constantemente está formando memorias (todo está siendo grabado) y que más importante que lo que nos sucede es cómo codificamos aquello que nos sucede. “La experiencia no es lo que te sucede, es lo que haces con lo que te sucede”, decía Aldous Huxley. Entramos aquí a la dimensión de la memoria activa, conciencia programativa, a la velocidad del instante: meditación en movimiento de la realidad como una constucción perenne en co-elaboración entre nuestra mente y los fenómenos que experimentamos. Se abre la posibilidad de una profunda liberación, ya no somos víctimas de lo que nos sucede (lo cual es incontrolable): la memoria también depende de nuestra voluntad. Nos convertimos en cirujanos de nuestro inconsciente, reesciribimos nuestra sombra, y al hacerlo nos permitimos la posibilidad de la magia: que nuestras intenciones, que la información que entretenemos en nuestra mente pueda hacer lo que queremos que haga. From bit to it.
Imagina que estás haciendo algo, especialmente algo que te cuesta mucho trabajo. ¿Puedes notar cómo al hacerlo se instala una memoria, un sistema operativo, relacionado a las otras veces que haz hecho ese mismo acto y en las que has fallado? Si logras detectar el surgimiento de ese recuerdo, que es un algoritmo, un procedimiento, puedes decidir simplemente no correrlo…utilizar otro, evocar un recuerdo de otra situación en la que lograste resolver algo complejo. Seguramente, entonces, estarás generando los neurotransmisores que favorecen la realización de ese trabajo (beneficiándote de tus mejores settings). El aprendizaje, ligado indisociablemente a la memoria, también es dependiente del estado. 
Phillip Farber en su libro Brain Magick, sobre ejercicios de magia, invocación y reprogramación, sugiere que ya que cada estado mental-mnemónico tiene una base de datos asociada, debemos de explorar nuevos estados “los cuales pueden revelar informacion oculta”, un nuevo arrecife coral de data rutilante debajo de nuestros ojos. El practicante de magia se sirve de explorar de manera empírica la mayor cantidad de estados mentales a los que pueda someterse de manera consciente, intentando no formar apegos, desde la perspectiva del observador, para así conocer la amplitud del espectro de su mente y posiblemente descubrir habilidades insospechadas.
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La felicidad, o al menos un bienestar predominante, puede ser cableada al cerebro. Cualquier cosa, en realidad, puede ser programada –siempre que haya suficiente espacio en la memoria. “Las neuronas que se encienden juntas, permanecerán conectadas” (en inglés  la frase es mejor: “neurons that fire together, wire together”). Este es el adagio de la neurociencia que sintetiza la memoria dependiente del estado. “Es un dicho clásico, aceptado ampliamente porque es verdadero”, dice el neuropsicólogo Rick Hanson, autor de Hardwiring Happiness: The New Brain Science Of Contentment, Calm and Confidence. Entre más tiempo las neuronas se enciendan, entre más de ellas se enciendan, y lo hagan con más intensidad, más se cableará esa fuerza interior –esa felicidad, gratitud, esa sensación de confianza, de éxito, de sentirse amado y amable”. Hanson señala que no pasamos el suficiente tiempo disfrutando y  codificando las experiencias positivas para que se impriman en nuestra estructura neural –cuando investigaciones muestran, por ejemplo, que las relaciones duraderas requieren de un promedio de cinco veces más interacciones positivas que negativas para cimentarse. El cerebro está acostumbrado a buscar amenazas para sobrevivir y defenderse. “Merodear y detenerse en lo positivo mejora la codificación de estados mentales pasajeros en características neurales duraderas… La clave aquí es: estamos tratando de hacer que las cosas buenas entren en nosotros. Y esto sigifica convertir las experiencias positivas que se suceden en memorias emocionales duraderas”. En otras palabras, no sólo te comas el chocolate que te gusta,  saborea el chocolate y permanece unos segundos disfrutando ese aftertaste, que puede ser la inscripción de una memoria en tu código… y el inicio, el diablo-dios está en los detalles, de una vida feliz.
Hanson señala que existen investigaciones científicas que sustenan su teoría de la felicidad como un reforzamiento de la memoria positiva.  Y esta misma técnica es la más usada en la programación neurolingüística donde se suele pedir a las personas que viajen a “su lugar feliz” y se llenen de él. Resulta quizás un poco simplista –en el tenor de piensa positivo y sé feliz–, cargado de una reduccionismo moral que divide toda experiencia en buena o mala. Algunos de nosotros quisiéramos también probar largamente experiencias de otros colores, sabores grises o contenidos emocionales inclasificables, abstractos y de alta complejidad. De cualquier forma, de la mano de la conciencia de la memoria como dependiente del estado, tenemos una base teórica y una técnica para poder poner en práctica una serie de recursos de autoprogramación. Quizás más importante que la utópica felicidad –los helados de vainilla con topping de cereza o las sonrisas infinitas– es saber por qué somos así. “Feliz quien conoce las causas invisibles”, escribió el poeta Virgilio. La mayoría de esas causas invisibles están en nuestra mente inconsciente. Para conocerlas sólo hay que saber recordar. 
Twitter del autor: @alepholo

domingo, 20 de octubre de 2013

Examined Life: Un Documental Sobre Filosofía Contemporánea

"Examined Life" (2008) es el nombre del documental dirigido por Astra Taylor, que reúne a 8 filósofos contemporáneos en una conversación por las calles de distintas metrópolis.
Cornel West, Slavoj Zizek, Judith Butler, Kwame Anthony Appiah, Michael Hardt, Martha Nussbaum, Avital Ronell, Peter Singer y Sunaura Taylor, son los filósofos que examinan el mundo actual desde la particular mirada de la filosofía contemporánea. En este intento de llevar la filosofía fuera de las aulas y fuera del formato escrito, son tratados múltiples temas que tienen que ver con el individuo, la sociedad, el sentido de la vida y las formas que ha adquirido el mundo actual desde la particular perspectiva en que la filosofía observa la vida cotidiana.
"El título de este documental alude a una sentencia de la Apología de Sócrates: "Una vida sin examen no vale la pena vivirla". La propuesta de la directora Astra Taylor fue invitar a una serie de conocidos pensadores de la actualidad a que examinaran (e hicieran que el espectador examinara con ellos) algunos aspectos de la vida contemporánea que consideran relevantes. Por ejemplo, cómo actuar éticamente con el Otro sin apelar a un sentido trascendental (Avital Ronell), qué implicaciones éticas tiene no sólo lo que hacemos, sino lo que dejamos de hacer con nuestro dinero (Peter Singer) o qué implicaciones violentas tiene la naturalización que hemos realizado de algunos comportamientos corporales (Judith Butler y Sunaura Taylor). Una de las mayores virtudes de este documental es el diálogo que se establece entre el espacio físico que los invitados recorren y el recorrido de su pensamiento. Así, por ejemplo, mientras rema en un bello lago de un parque de Nueva York, Michael Hardt reflexiona sobre la necesidad de que se piense que otro mundo (diferente al de la globalización actual) sería beneficioso no sólo para los menos favorecidos, sino para los privilegiados, y mientras recorre un basurero, Slavoj Zizek habla sobre la ecología como una ideología conservadora. Además de los pensadores ya aludidos, participan en este documental: Cornel West, Kwame Anthony Appiah y Martha Nussbaum."
Vía: Gaston Campo

lunes, 14 de octubre de 2013

Einstein VS Tagore: una de las charlas más estimulantes en la historia del pensamiento moderno /





  • La presencia del filósofo hindú Rabindranath Tagore en casa del físico Albert Einstein materializó una memorable conversación sobre la naturaleza de la realidad.

    ¿Qué es la realidad? Según a quién se le pregunte la respuesta puede variar ligera o dramáticamente. Pensemos en un libro: para un escritor, la realidad del libro es ficcional y emocional; para un editor se trata de un negocio; mientras tanto, para una polilla el libro es alimento. Del mismo modo que el papel en que está impreso un texto no es en sí mismo la literatura, las visiones científicas y filosóficas de la realidad han mantenido una relación cercana en la Antigüedad griega para ser en nuestros días virtualmente enemigas, sin que un horizonte de mutua comprensión aparezca a la vista.

Pero el 14 de julio de 1930, Einstein recibió en su casa al filósofo hindú Rabindranath Tagore para tener una de las charlas más estimulantes en la historia del pensamiento moderno. La conversación que reproducimos a continuación forma parte del libro Science and the Indian Tradition: When Einstein Met Tagore, donde los pensadores definen conceptos como ciencia, belleza, conciencia y filosofía, en una meditación fascinante.
En este extracto, Einstein y Tagore departen sobre la naturaleza de la verdad: de la Verdad científica opuesta –sólo en apariencia- a la Verdad de la religión brahamánica, para la que la verdad del hombre debe trascender la conciencia individual y fundirse con la conciencia universal; Einstein no acepta este punto (la ciencia cree que la Verdad, o al menos ciertas verdades sobre el funcionamiento del universo, como la gravedad o la velocidad de la luz) tienen existencia por sí mismas, y a cuyo entendimiento aspira la ciencia. Tagore cree, por su parte, que toda verdad –en suma, que todo lo que podemos conocer- es parte de nuestra limitación humana
Tagore: La ciencia se ocupa de aquello que no está confinado a los individuos; es el mundo impersonal humano de las Verdades. La Religión se da cuenta de estas Verdades y las une con nuestras necesidades más profundas; nuestra conciencia individual de la Verdad gana significación universal. La Religión aplica valores a la Verdad, y conocemos esta Verdad como buena a través de nuestra propia armonía con ella.
Einstein: Nuestro punto de vista natural con respecto a la existencia de una verdad ajena de la humanidad no puede ser explicada o probada, pero es una creencia de la que nadie puede carecer –ni siquiera los seres primitivos. Nosotros atribuimos a la Verdad una objetividad superhumana, es indispensable para nosotros, esta realidad que es independiente de nuestra existencia y nuestra experiencia y nuestra mente –a pesar de que no podamos decir lo que significa.
Tagore: En la aprehensión de la Verdad existe un eterno conflicto entre la mente humana universal y la misma mente confinada en el individuo. El proceso perpetuo de reconciliación se lleva a cabo en nuestras ciencia, filosofía y ética. En cualquier caso, de existir alguna Verdad absolutamente sin relación con la humanidad, entonces es para nosotros absolutamente como no existente.
No es difícil imaginar una mente para la cual la secuencia de cosas ocurre no en el espacio sino sólo en el tiempo, como la secuencia de notas en la música. Para una mente así tal concepción de la realidad es similar a la de la realidad musical en la que la geometría pitagórica puede no tener ningún significado. Existe la realidad del papel, infinitamente diferente de la realidad de la literatura. Para el tipo de mente que posee la polilla que se come ese papel, la literatura es absolutamente no existente, y aun así para la mente del Hombre, la literatura tiene un valor más grande de Verdad que el papel en sí. De manera similar, si existiera alguna Verdad que no tiene relación sensorial o racional con la mente humana, permanecerá como nada mientras nosotros permanezcamos siendo seres humanos.
Einstein: ¡Entonces yo soy más religioso de lo que tú eres!
Tagore: Mi religión es la reconciliación del Hombre Super-personal, el espíritu universal humano, en mi propio ser individual.

lunes, 7 de octubre de 2013

Serie de filosofía, historia y comunicación: Mentes del Sur.

Recomendada serie de nueve capítulos con capsulas de pensamiento progresista americano (no anglo). Cada minuto de los nueve capítulos son muy lucidos.

Ensalada Filosófica.

PD: Los capítulos nuevos aparecen de forma automática al terminarse en anterior.