jueves, 2 de febrero de 2012

La libertad de pensamiento del hombre moderno.




Albert Schweitzer (Premio nobel de la paz 1952) en su libro “El camino hacia ti mismo“, analiza este tema y en el nos menciona que para que el hombre sea libre debe ser un pensador. La cultura occidental presupone la libertad, pero esta libertad solo puede partir desde una mente realmente libre. Día a día notamos como el hombre moderno ha visto reducida su capacidad de pensamiento y reflexión, aunque cada vez mas personas tienen mayor acceso a la información.

Llegar a este estado ha tomado algunas generaciones y su origen aparente lo encontramos en la tensión que el hombre experimenta cada día en el mundo moderno. Pareciera que las personas solo viven para convertirse en maquinas trabajadoras y que analizar el significado social o simbólico del trabajo y la vida no tiene sentido, ya que la mayoría parecen estar absorbidos por las preocupaciones materiales. Esto ha llevado poco a poco al empobrecimiento del espíritu humano y a la glorificación de un individualismo que paradojicamente no ayuda al progreso del individuo y de la sociedad.
Esta estructura de pensamiento aparece en la infancia donde padres sin tiempo y presos por el destino del trabajo a tiempo completo son incapaces de ocuparse del niño de forma natural, algo mínimo y necesario para que el ser humano pueda desarrollarse, mas tarde en la adultez temprana, el joven esta obligado al exceso del trabajo o estudio y se le hace difícil encontrar tiempo para un autentico recogimiento interior. Parecería que el alejamiento de si mismo es la verdadera necesidad física. Esta situación ayuda a la perdida inconsciente de la reflexibidad y la libertad de pensamiento, debido a que el individuo estaría constantemente buscando un sostén material que no le implique esfuerzos espirituales o reflexivos. Esta actitud se puede comprobar en el estilo de sociabilidad instrumental que actualmente es practicada y aceptada. En esta sociabilidad se procura que las conversaciones cotidianas no rebasen ciertos limites y esto tiene como resultado que no se de un verdadero intercambio de ideas.
Estos limites tienden a disminuir el propio yo y puede aparecer cierta angustia en el individuo al descubrir que se puede encontrar en una situación donde tendría que demostrar su verdadero yo. Este yo “individual y único” aparentemente se desevanece en la identidad de la masa. Esta fuerza alienante es cada día mas poderosa y la sociedad nos entrega muchas veces una imagen disminuida del hombre. Parecería que lo único que anhelamos es un actuar correcto ante las obligaciones laborales o sociales y nos reducimos, a veces sin darnos cuenta, a ser solo trabajadores o buscadores de metas.
Nuestra vida personal, espiritual y profesional por lo general se desarrolla bajo una estructura previamente elegida por las organizaciones y la disciplina que esta impone influye en la destrucción de la condición individual. En gran medida la condición del ser humano solo puede ser imaginada dentro de una colectividad anteriormente definida.
Esto no siempre fue así, ya que en el siglo dieciocho el desarrollo de nuevas ideas entre la interacción de pensamientos individuales dieron pie a muchos avances sociales y científicos, esta estructura pudo aflorar porque en aquellos años era evidente la perdida de respeto que tenía el individuo al pensamiento colectivo y estas nuevas ideas solo podían surgir desde el sentido común, la inteligencia individual y su consecuente justificación.
El respeto actual hacia ideas colectivas y generales de las sociedades se ha convertido en una regla muy difícil de romper. Esta reglas tienen que ver con nacionalidad, religión, partido político, sistemas de intercambio comercial, filosofías de vida de los grupos a los cuales pertenece, entre otras.

Esta actitud suele llamarse respeto a las propias convicciones, pero es muy difícil que las propias convicciones existan donde no se cuestiona la estructura de pensamiento circundante.

Este miedo al cuestionamiento, nos puede llevar a una nueva edad media, ya que si el acto común se convierte sin oposición de nadie en regla general, la libertad y ejercicio del pensamiento libre pasaría a ser una herramienta inservible.
Para poder superar este escollo, cada individuo en la sociedad debería volver a ser intelectualmente libre y romper la cárcel que lo retiene en su propia psique. Esto no es fácil ya que existen una serie de estructuras mediáticas, morales, religiosas y culturales dispuestas a aplacar un pensamiento original que proponga estructuras fuera de la estructura. La estrategia para lograr mantener esta situación es generalmente el miedo o la fuerza bruta. Es importante recalcar que el pensamiento mecanicista e instrumental del siglo en curso probablemente después de esta reflexión nos conduzca a la siguiente pregunta: ¿ Que obtengo con esta libertad de pensamiento?

Inmediatamente no se obtiene gran cosa, pero el ser humano no puede salir de esta trampa sistémica dentro del surtido de las reglas comunes y solamente a través del intercambio de muchos pensamientos, se podrían encontrar nuevas formas de tejer la colectividad y el pensamiento libre.

Esta interaccion sucede en todo el mundo y en algunos países estas nuevas formas de pensamiento están generando cambios reales y revolucionarios. Esto es en parte posible por la intensa interacción de ideas que se generan en las redes sociales. No dejemos que ningún poder detenga este motor del cambio.





Lcdo. Xavier Tanner


Ensalada Filosófica. (Blog: ensaladafilosofica.blogspot.com


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Carticatura: www.dosisdiarias.com

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