sábado, 13 de marzo de 2010

La infidelidad































Orígenes, causas y soluciones

INTRODUCCION


El tema de la infidelidad es muy complejo y es algo que muchos no lo quieren topar, otros prefieren obviar y otros tantos más lo prefieren torear. Pero este es un hecho de la cotidianidad humana occidental que se necesita comprender y enfrentar. A más de ser un tema totalmente cultural y con influencia religiosa, es algo que afecta a millones de personas diariamente. Les voy a presentar un enfoque sobre el tema y cómo manejarlo que espero alivie las relaciones y las encause beneficiosamente para las partes.

Para empezar es importante reconocer que la naturaleza del ser humano no es monogámica, al menos en este punto de su proceso evolutivo/involutivo. Esto NO es una excusa para aventurarse en relaciones infieles. Es un hecho que nos ayuda a comprender lo mal manejadas que están las orientaciones modernas de la pareja. La monogamia es un compromiso adquirido conscientemente y por propia voluntada y se define como:

1 Estado de la persona o animal monógamos: en las sociedades occidentales la monogamia es el tipo de unión conyugal más habitual.

2 Régimen familiar que prohíbe tener más de una esposa al mismo tiempo.

Pero parece que esto es, hoy en día, un ideal soñado por los humanos que no se ven en capacidad de poder sostenerlo. La infidelidad, por su parte, no es ni buena, ni mala cuando se la comprende como un fenómeno cultural pues estoy segura que ese no es un tema de pre-ocupación para las sociedades en la que los hombres pueden tener más de una esposa. Claro, que en el mundo de igualdades de este nuevo siglo, en aquellas sociedades debería pensarse no sólo en las esposas de un hombre sino en los esposos de una mujer, pero esa no es nuestra realidad y, por ende, nos concentraremos en este tema como es en este lado del planeta.

¿Por qué la gente escoge ser infiel? De hecho hay muchos motivos. Uno de esos puede señalar que algo no está bien en la relación de pareja. También tiene que ver la falta de creatividad en las relaciones y como lo comentó Fernando Larrea, un psicólogo con quien analizo frecuentemente muchos casos: “Por un lado, porque la gente se cansa de la rutina y, por otro, porque la tentación de obtener placeres nuevos haciendo algo que rompe un pacto, pero sin que se sepa, trae su propio placer”. Considero que el problema fundamental radica en la falta de conciencia que cada uno tiene de sí mismo y frente a las relaciones que escoge tener. Ahora, casi nadie nace sabiendo, como se dice, y esto implica que crecer en edad debería ser sinónimo de crecer en conciencia y madurez pero, a menudo, no es así. La gente va creciendo y va teniendo experiencias a las que no se les extrae su enseñanza y, como resultado, se queda estancada en la comodidad de la superficialidad de la vida. Es la misma comodidad que nos lleva a comportarnos como víctimas y que nos impide responsabilizarnos de nuestra propia vida. Pero, lo cómodo y fácil no implica que sea la mejor opción. Más bien, este tipo de camino, a menudo, es el camino hacia la hoguera.

Si una pareja escoge tener una relación en la que la “infidelidad” es parte de su agenda, y lo es conscientemente para los dos, ¿podemos hablar de infidelidad? Esto nos lleva a muchas otras preguntas como: ¿Qué tiene que ver la sexualidad con el amor? ¿Qué es el amor? ¿El amor es garantía de fidelidad? ¿La fidelidad es un valor o un esfuerzo consciente? Este es un tema que ha sido parte de la historia humana de siempre y que, en estos tiempos, se la experimenta con más intensidad por los dos sexos. Hay muchos “valores” tradicionales y se podría decir que hasta bíblicos, que se han ido perdiendo. Consideremos algunos de los mandamientos cristianos:

  • no cometerás actos impuros
  • no dirás falso testimonio ni mentirás
  • no consentirás pensamientos ni deseos impuros
  • no codiciarás bienes ajenos
Estas son imposiciones bastante claras que parecerían casi imposibles de cumplir. No sólo porque todo esto está prohibido, y no hay nada que guste más, al ser humano, que el sabor de lo prohibido. A la mayoría de personas no nos gusta que nos estén diciendo qué podemos y no hacer. Este aspecto es parte de la psicología humana contemporanea e histórica. Eso puede ser porque el ser humano viene a buscar su camino que es, al mismo tiempo, diferente e igual que el de los demás, pero en tal caso, todo el tiempo, desde pequeño está en esta lucha por ser lo que es. Estos principios impartidos por la religión más predominante, en nuestro medio, son más débiles que las necesidades biológicas y los impulsos sexuales humanos. Quizás sea la hora de reevaluar la forma de expresar estas intenciones y la forma de transmitirlas. Aunque más importante sería analizar el motivo para que estos “valores” tengan tan poca importancia en estos tiempos. A diario somos bombardeados por actos impuros como robos, asaltos, matanzas. Vemos igualmente, a diario, como nos mienten los líderes, los vecinos, los amigos, los hijos, las parejas. Con semejante bombardeo de cosas impuras, ¿cómo no vamos a tener pensamientos impuros? Y, con una sociedad consumista, ¿cómo no vamos a codiciar bienes ajenos, sobre todo si no los tenemos, sea esto una pareja, un bien inmueble, o un chupete? La involución del ser humano nos está dejando totalmente vacíos en nuestra auto-destrucción. Lo más interesante es que los motivos por los que duele tanto la infidelidad son justamente aquellos que están detrás de los valores que estamos perdiendo: honestidad y sinceridad versus mentira; fidelidad y transparencia versus traición; amor verdadero versus pasión física o codicia sexual.

Hay algunas opciones para cultivar la monogamia, si ese es el deseo de la pareja y las relaciones conscientes están al tope de esta pirámide de opciones. Relación consciente implica primero y por sobre todas las cosas, una relación auténtica, honesta y lo más posiblemente clara con uno mismo. Esto es fundamental para poder tener una relación consciente con otra persona. ¿Por qué? Esto se debe a que si uno no tiene este tipo de relación con uno mismo, lo que ofrece no será claro, no será confiable, ni ofrece ningún tipo de consistencia. Esto último es necesario para poder sentir tranquilidad en la relación. Lo óptimo sería toparse con otra persona consciente que se presente tal y como es y que ofrezca esta consistencia que hace que las relaciones funcionen.

La base sobre la que se construye las relaciones de pareja es el amor, y la base del amor es el respeto, la confianza, la transparencia y la verdad. Estos cuatro valores son fácilmente quebrantados por la cobardía de la mentira, el engaño y la desconfianza. Recuperar esos valores es extremadamente difícil y es como construir sobre las bases de una casa afectada por un terremoto que, aunque sigan de pie, han sido sacudidas y seguramente quedan vulnerables. Usando esta metáfora de la casa, se puede pensar en una segunda opción: si la pareja tiene los medios, se puede botar todo para construir de nuevo. Los medios aquí implicarían: una capacidad para perdonar y dejar ir las heridas del pasado, y un deseo de renovación que saque las fuerzas de las entrañas para lograr un cambio mutuo. Esto es algo difícil pero no imposible de lograr. A continuación haré un seguimiento del proceso que vivimos en nuestras sociedades y que refleja el manejo superficial de las relaciones.

EL PROCESO DE LA RELACION

El ENAMORAMIENTO
Las relaciones empiezan con esta atracción que puede ser mutua desde el principio o no. La edad es lo de menos. Empiezan las salidas, los coqueteos, las flores, los mutuos piropos. Luego no se puede dormir pensando en todo lo que se desea que suceda con esa persona y la tenemos en mente todo el día. El estado de “enamoramiento” es total, el cuerpo se siente liviano, casi como si estuviese volando. Las sonrisas se desprenden para todo, aunque sea un momento desagradable. Todo vuelve a la felicidad el rato de recordar algún gesto de la persona “idolatrada”. Se cuentan los minutos para volverla a ver. Los amigos friegan al hombre y las amigas quieren saber todos los detalles de lo que ella les quiera contar. Si, es un estado maravilloso. Pero, ¿qué mismo es el enamoramiento y por qué sucede? ¿Qué tan bueno es tomar decisiones definitivas durante este estado? A más de ser un estado en que todas las hormonas fluyen satisfactoriamente y a uno le brillan los ojos, ¿qué más es este codiciado enamoramiento? La descripción más cercana que he encontrado que defina al enamoramiento es: “la ilusión”. Nosotros concebimos a la ilusión, desde ese estado, como un deseo que está en proceso de hacerse realidad. Estamos “ilusionados” con la relación. Nos entusiasma a tal punto que pensamos que va a ser la panacea de nuestra vida, aquello que hemos esperado que llegue. Pero si preguntamos qué es lo que estamos esperando que llegue, no tendremos respuestas claras y concretas sino asimismo, respuestas vagas y generales como: es la persona que me va hacer feliz; es la persona más adecuada para mí; es la persona a la que amo; es mi alma gemela, etc. El motor de estos conceptos es “la ilusión”. Pero, ¿qué mismo es la ilusión? Según un diccionario de habla hispana encontrado en www.diccionarios.com , la ilusión es: del latín illusio , illusionis ‘engaño’. De la familia etimológica de aludir (V.).
nombre femenino.
1 Esperanza, con o sin fundamento real, de lograr o de que suceda algo que se anhela o se persigue y cuya consecución parece especialmente atractiva: tiene la ilusión de viajar a París antes del verano; nunca ve cumplidas sus ilusiones; no nos hagamos ilusiones; la proclamada disminución del precio de las viviendas parece que se va a quedar en sólo una ilusión.
2 Sentimiento de alegría y satisfacción que produce la realización o la esperanza de conseguir algo que se desea intensamente: sintió una gran ilusión cuando le concedieron el primer premio del concurso; me hizo mucha ilusión que vinieras.
3 Imagen mental engañosa provocada por una falsa percepción de la realidad debida a la interpretación errónea de los datos que perciben los sentidos: la extenuación hizo que los marineros tuvieran la ilusión de que ante ellos había tierra firme. ilusión óptica Fenómeno que consiste en una percepción visual errónea de la forma, de las dimensiones o del color de un objeto: a medida que los arcos se alejan de la entrada se hacen algo más bajos, lo que produce la ilusión óptica de que el salón es más largo de lo que es en realidad.

Como pueden leer, definitivamente tenemos una relación distorsionada con nuestras ilusiones si, por un lado, sabemos que es un engaño, algo irreal, y, por el otro, lo usamos como “un sentimiento de alegría y satisfacción que produce la realización o esperanza de conseguir algo que se desea intensamente”. La base de la ilusión es el engaño, y en este caso, el autoengaño. Antes de que sus mentes salten a conclusiones sobre el tema, la intención de este mensaje es que se entienda el enamoramiento objetivamente, tal y como es, con sus pros y sus contras, pues a veces, pocas en realidad, coincide que lo que vimos en la persona es lo que esa persona era en realidad y, obviamente, esto acarreará futuros problemas en la relación. Esto sucede porque estamos gobernados por las expectativas que nos han inculcado socialmente, desde pequeños, sobre el tema. La idea de que lo óptimo, la realización más importante y por la que todos lloramos algún momento, es llegar a grande para casarse, tener una familia y ser felices por siempre, como en los finales felices de los cuentos de hadas y las novelas, es con certeza una “ilusión”. Esa influencia flota en el ambiente y la recogemos por todos lados. No es transmitida conscientemente ni con una orientación profunda que nos permita comprender de qué se trata las relaciones y cómo funciona la dinámica de interacción humana. Además, la felicidad como meta desde este enfoque es un error, pues no es un premio que obtener sino un estado de conciencia personal que lograr. En tal caso, sin esta etapa de “enamoramiento” sería muy difícil que se plasmen las relaciones. Es una etapa necesaria que nos ayuda a crecer, a comprender, a experimentar las relaciones humanas íntimas. Hay que disfrutar este período sabiendo que, para tomar una decisión de “matrimonio”, es mejor hacerlo habiendo hecho un análisis objetivo sobre la dinámica de la relación.

Entonces, y hablando en términos generales, llegamos a una edad de independencia que inicia, aproximadamente, a los 18 años y creemos que estamos listos y listas para todo. Muchas son las parejas que se casan muy jóvenes, sea cual fuere el motivo. Todavía, en estos tiempos, muchas mujeres, sobre todo, que no se han casado hasta los 30, se sienten desesperadas, solteronas, solitarias y con baja autoestima. No están cumpliendo con su programación o existe un auto-boicot o no encuentran la persona adecuada. La sensación de que no han encontrado su pareja hasta esa edad, en vez de crear un deseo por el auto-conocimiento, estimula la melancolía, la tristeza y la baja autoestima. Como mencioné anteriormente, aquí juega un papel importantísimo la programación con la que hemos crecido. Programación social y familiar para todo: para lo que se espera de nosotros, para creer lo que se nos hizo creer que somos, para comportamiento de acuerdo con las circunstancias, para valorar las cosas y la vida, en fin, la programación es total. Un porcentaje de la programación es valioso; aquel que tiene que ver con valores universales como: la honestidad, la sinceridad, la integridad, la bondad que, en la medida que sean programados y comprendidos, son aspectos que realzan la experiencia humana y nos ayuda a enfrentar los aspectos oscuros de nuestra humanidad. Pero, si nos enseñan por enseñar, sin un ejemplo y sin que quienes aprenden los entiendan y asimilen, tarde o temprano, estas programaciones serán quebrantadas. Otra forma de transmitir el mensaje es enseñar en términos religiosos como: NO mentir, NO robar, NO hacer a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a ti, etc. De hecho hay una diferencia entre enseñar con teoría o enseñar con ejemplo tanto como enseñar con la reflexión y el análisis práctico o con un NO a un montón de cosas. Así que salimos, del colegio, preparados para la vida, preparados para ser responsables, seguir una carrera, a menudo, programada y empezar a ser adultos. Pocas son las personas que, por sus experiencias de vida, a los 18 años saben qué quieren y quiénes son en sus bases.

La educación escolar enseña historia, matemáticas, idiomas, gramática, deportes, normas de conducta, pero no enseña herramientas para conocerse a uno mismo. Y la familia, en muchos sentidos, no es sino una extensión del colegio tanto como el colegio es una extensión de la familia. Entonces, en función de esa realidad hacemos nuestra vida y cultivamos nuestras relaciones. Vivimos en una “ilusión” que para nosotros es nuestra realidad. Sin lugar a dudas la realidad y la ilusión pueden ser una, así como la realidad y la verdad. Todo depende de qué lado del péndulo uno esté viviendo. Y viviendo en esta “ilusión” de nosotros mismos queremos, desde nuestras entrañas, una relación verdadera. Algo que sea real-verdad, no real-ilusión porque sabemos, internamente, que la relación real-ilusión algún rato nos decepcionará y nos golpeará muy duro. Como no hemos aprendido a creer en las señales internas, como no hemos aprendido a vernos internamente, negamos cualquier sensación que nos intente decir que escogimos mal porque queremos, con todo nuestro ser, que esa persona sea la persona tan buscada por nosotros y eso, para empezar, es el primer velo de ilusión. Ahora, hay un par de cosas que son importantes resaltar en este momento. Primero, sí es posible que uno se encuentre con una persona con la que se lleve de maravilla y con quien la ilusión, la realidad y la verdad, en un momento dado, sea la misma y se mantenga así hasta que la muerte los separe. Estos casos son muy raros. Segundo, el rato de la unión firmada por dos personas, es posible que sus intenciones sean sinceras y que, en ese momento, los dos deseen ser el uno para el otro por siempre. El problema con eso es que no sabemos cómo se va a desarrollar nuestra vida ni cómo vamos a reaccionar ante eso. Un porcentaje muy alto de personas cambian su estilo de vida, con el paso del tiempo, y se dan cuenta que sus deseos de un momento dado estaban gobernados por la “programación”. Unos empiezan a encontrarse y otros se confunden aun más. En tal caso, en la mayoría de casos no hay un auto-conocimiento lo suficientemente claro como para entender lo que es asumir un compromiso monogámico. Si la presente estructura familiar y social estuviese bien encaminada se vería reflejada en la vida humana del planeta y no habría un nivel de divorcio mundial tan alto. Esto es un indicador de que algo no estamos haciendo bien, al menos, de acuerdo con la idea enseñada y aprendida por nosotros, en el mundo occidental, de que uno se casa con una persona para estar con la misma hasta que la muerte los separe.

EL MATRIMONIO
El proceso de los enamorados continúa hasta que llega el momento esperado del matrimonio. Las preparaciones arrebatan a los involucrados. Se suman grandes esfuerzos para el ritual de blanco. Entre esos está la orientación pre-matrimonial ofrecida por la Iglesia que, para tratarse de un proyecto de toda la vida, es muy corta. Inicia la ceremonia, todo el mundo entusiasmado, hay felicidad y hay tristeza también. Algunos familiares lloran, otros celebran con mucha alegría. La pareja se presta para escuchar un sermón y luego para responder unas preguntas que, supuestamente, reflejan su volición consciente:

Los novios se toman de las manos y responden a las preguntas del sacerdote:
El sacerdote:
“X”, ¿quieres recibir a “Y”, como esposa,
y prometes serle fiel
en las alegrías y en las penas,
en la salud y en la enfermedad,
y así, amarla y respetarla
todos los días de tu vida?
El novio:
Sí, quiero.
El sacerdote:
“Y”, ¿quieres recibir a “X”, como esposo,
y prometes serle fiel
en las alegrías y en las penas,
en la salud y en la enfermedad,
y así, amarlo y respetarlo
todos los días de tu vida?
La novia:
Sí, quiero
Los temas que se tratan aquí son muy claros y profundos. Sin embargo, la costumbre del ritual lo ha desmerecido mucho pues la mayor parte de participantes, no todos, contestan “sí” por costumbre y sin darse cuenta del compromiso que están adquiriendo. Muchos, inclusive, olvidan sus votos a la semana del valioso significado del intercambio de aros. A otro grupo le toma un par de meses y hay otros a los que les toma algunos años. Claro existen aquellos que prefieren que no les llegue ese momento ni les interesa que suceda. Estos últimos, siguen siendo pocos.

Si se detienen un instante para leer los textos de las dos opciones y reflexionan sobre los mismos, es increíble pensar en todo lo que surge de estas pequeñas y densas frases. Después del sí, queda todo olvidado. El problema no, solamente, radica en que estas respuestas quedan en el aire con el pasar del tiempo, sino que hemos vivido en una ilusión tan grande, en un autoengaño total que, cuando estando casados nos gusta alguien más, somos incapaces de hablar del tema con la pareja aceptando y enfrentando una realidad. Preferimos jugar a las escondidas, a las mentirillas y a las aventurillas. He escuchado de algunas personas una frase que dice: lo importante es que NO te trinquen. Hasta para una canita al aire hay que saber donde hacerlo. Hay otras expresiones que he escuchado que dicen: yo amo a mi esposa/esposo, pero tengo un “alguito” por ahí que no es serio, sólo una pequeñita distracción. Finalmente, hay quienes dicen: prefiero no saber ni jamás enterarme si hace algo. Increíble nuestra ilusión e incapacidad para vivir en la verdad. Una parte del problema que rodea la infidelidad y la vida de las personas, en general, es que como lo que hablamos, lo que decimos, ha sido todo aprendido y programado, nuestra relación con la vida es prácticamente teórica. Para que pasemos de la teoría a la práctica necesitamos ser conscientes de lo que decimos, de lo que hacemos y de como lo hacemos. La conciencia puede devenir del tiempo que le dediquemos a la contemplación de, por ejemplo: qué significa ser fiel, qué significa ser infiel, qué significa mentir y cuáles son las consecuencias para uno y para las partes involucradas. Luego hay que asimilarlo y vivir, consecuentemente, con lo que se ha comprendido. Esto puede tomar algún tiempo y algunas experiencias que, si las procesamos beneficiosamente, pueden ser opciones para comprender mejor lo que somos. Cuando se logra una alineación entre lo que se comprende y lo que se vive, en ese momento, ya no hay nada que esconder o que temer porque por impulso natural uno obra de acuerdo con la comprensión de lo contemplado. Las posibilidades de “equivocarse” cuando se ha realizado este proceso de comprensión son muy poco probables. Y si por circunstancias de la vida se equivoca, la persona es capaz de enfrentar, honestamente, la situación.

Si, desde pequeños, hubiésemos aprendido a tener una relación más consciente con uno mismo, con los demás, con lo que nos rodea: planeta, animales, naturaleza; otra sería la historia que estuviésemos viviendo. Pero como tenemos que partir de donde estamos, no vale la pena especular sobre como sería si fuese diferente. Continuando con el relato de la pareja enamorada, ahora ha contraído matrimonio. El amor desborda por los poros y la emoción de comenzar la vida matrimonial poco puede esperar. El primer año es uno de acoplo y con pocas, algunas o muchas diferencias, la pareja hace su esfuerzo por adaptarse a una nueva forma de vida: costumbres que se van adaptando a la dinámica de la pareja. Pasan un par de años, quizás, y empieza la ilusión de los hijos. Vienen los hijos y la mujer, comprensivamente, hace pedazos su cuerpo. Eso no es muy considerado cuando la pareja decide tener hijos. Se piensa en los hijos y no en todo lo que representa físicamente eso para una mujer porque eso es parte de su naturaleza. Ya no habrá el mismo cuerpo, muchos abdómenes maternales quedan con estrías, en fin, la belleza física irá cambiando con el tiempo y se van olvidando qué implicó tener hijos. Como mencioné, no hay que esperar a tener hijos para que muchos inviertan su atención en otras “parejas”. Lo que sucede de ahí casi sin excepción es que la mujer se dedica a su bebe y, por un tiempo, descuida a su pareja. La atención ya no es total para la pareja sino que el 99% de la atención está dirigida al bebé. Al principio no afecta tanto, pero pasan los meses y la presencia del bebé ya deja de ser novedad y empieza a ser rutina. Muchos hombres se sienten abandonados y tienen la excusa perfecta para buscar atención en otro lado. La vida ya no es igual con los hijos. La dinámica familiar cambia, las atenciones, las prioridades cambian.

Notando que esto es algo que parece ser tan común, surge la pregunta de si la infidelidad es normal, anormal, natural, ¿qué mismo es la infidelidad? La infidelidad se convierte en algo “negativo” cuando uno miente, esconde, o hace las cosas a espaldas de su pareja. Así, uno sabe que está haciendo mal. Si la pareja decide conscientemente involucrarse con terceros, no hay cargo de conciencia de ninguna de las partes y esto debería

Voy a concluir compartiendo una canción del compositor y escritor Rupert Holmes titulada Escape que narra la historia de una pareja que ya estaba aburrida de su rutina y que no parecía tener interés en activar la relación. Una noche cuando estaban en la cama, él tomó el periódico para leerlo y vio un anuncio que le pareció muy atractivo. Era un anuncio de una mujer que decía: Si te gusta las piñas coladas y mojarte en la lluvia; si no te gusta el yogurt y tienes medio cerebro; si te gusta hacer el amor a la media noche en lo más profundo de una cueva, yo soy el amor que tu buscas, escríbeme para escaparnos. Así que él no pensó en su esposa, aunque se sintió un poco mal por todos los años que habían estado juntos y contestó ese anunció, prácticamente, citándola en un bar al siguiente día para planificar su escape. El esperó con ansias el momento hasta que ella entró en el lugar. Reconoció su sonrisa al segundo y las curvas de su cara. Era su esposa y ella se acercó y le dijo: Ah! Eres tú. Entonces se rieron por un momento y él le dijo: no sabía que te gustaba las piñas coladas ni mojarte en la lluvia. Si te gusta hacer el amor a media noche, en las profundidades de una cueva, eres la mujer que he estado buscando así que ven conmigo y escapémonos.

Continuará tema de celos, proceso del amor, la comunicación, y más….

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